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3. Parece que es pero no es: personas piadosas en vez de almas de oración. 

La asociación Opus Dei enseña a sus miembros a rezar una gran cantidad de oraciones vocales, a hacer actos externos piadosos con mucha frecuencia. También obliga a ir a misa todos los días y a confesarse semanalmente. A pasar mucho tiempo en iglesias y oratorios. A todo esto lo llaman plan de vida...  

Es una piedad externa, basada en la repetición de actos externos, que no ayuda, más bien silencia, la verdadera vida de oración. Se potencia todo lo exterior, todo lo que se ve, todo lo que se puede cuantificar, clasificar, enumerar. Lo intangible, lo que está vedado a los ojos, les da igual. Por eso hay una hoja de normas en el Opus Dei (digital o en formato papel). Por eso hay que enumerar y cuantificar los actos piadosos que se hacen a lo largo del día. Por eso hay que declarar ante los superiores (en confesión o fuera de ella) cuantos actos de piedad externos no se han realizado. Los actos de piedad externos en el Opus Dei importan, y mucho. 

El hacer muchas normas de piedad a lo largo del día es propio de frailes y monjas retirados, es algo conventual propio de personas que están separadas de la sociedad. El intentar hacer que laicos que trabajan en medio del mundo tengan un plan de vida frailuno es un sinsentido, un desastre en toda regla. Un invento de Escrivá, propio de personas no muy inteligentes y con mentalidad de los años treinta del siglo pasado, que fue superado ampliamente en el concilio Vaticano II. Los laicos no necesitan de la repetición regular de actos externos de piedad para ser almas de oración, santos en medio del mundo.

Las almas de oración no lo son por repetición de rezos, letanías y jaculatorias. Las normas de piedad del plan de vida no conducen al cielo. Ni al infierno. De por sí, no conducen a ningún lado. Solo las buenas obras, que no se ven ni se cuantifican, nos llevan a Dios. Las buenas obras son nuestra oración a Dios. Las almas de oración son personas que hacen buenas obras. El creer que con medios humanos como es la repetición de actos piadosos, se puede ser mejor persona o un alma de oración, es otro gran engaño, otra simulación, Opus Dei.

Así pasa que los miembros de la asociación Opus Dei, muchos con un trabajo mediocre, un plan de vida frailuno, sin estar en el mundo, sin vida cultural, sin verdadera vida espiritual, sin madurez, viven en un engaño permanente, creyéndose elegidos por Dios, con un pie en el cielo, juzgando a todo el mundo en todo y por todo. Se creen superiores a los demás, solo porque hacen actos externos de piedad. Y muchos no hacen buenas obras, entre otras cosas, porque están en una estructura de pecado, como la define Ruiz de Retegui, una fábrica de obras malas donde es muy difícil, si eres fiel a esa estructura, hacer obras buenas. Algunos lo consiguen, los menos. Solo Dios lo sabe. 

Entonces ¿qué pasa con los actos externos de piedad? Pues no pasa nada. La vida de oración te lleva a realizar algunos, no muchos, actos de piedad, que son, sobre todo, actos internos. Aunque se vean. Es más, se procura que muchas veces no se vean ni nadie conocerá jamás que se han hecho. No se cuantifican, ni se apuntan ni se lleva un registro. No son el camino ni los medios, más bien la consecuencia de ser almas de oración y personas que aman a Dios. Lo mismo que las buenas obras, se procura que no se vean, no se cuantifican ni se lleva un registro. Son también la consecuencia de nuestro amor a Dios y nos llevan a Dios. Enséñame tu fe sin obras que yo por mis obras te enseñaré mi fe. Qué grande es S. Pablo.

Un abrazo a todos y a todas

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