Al Capone, el fin del Opus Dei y las numerarias auxiliares.- Jval
Fecha Monday, 07 June 2021
Tema 077. Numerarias auxiliares


Al Capone, el famoso mafioso, no fue condenado por sus 400 asesinatos -directos o indirectos- ni por todo su entramado de crímenes y corrupción, lo que lo llevo a la cárcel fue evasión de impuestos. Al opus posiblemente lo podemos ver caer por como trataron y tratan a las auxiliares.

Desde los 17 años hasta los 34 fui numerario. ¿17 años perdidos? Definitivamente. Solo agradezco el haber conocido a algunas personas buenas, y a un par de santos, personas a las que también el Opus Dei manipuló y uso como lo hicieron conmigo. Claramente me sigue doliendo haber gastado la juventud en esa ilusión, pero también soy consciente de que yo fui culpable de mi propia ceguera. En esa época yo tenía la ilusión absurda de que era inteligente -lo pensaba porque los test de IQ decían que estaba por encima de lo esperado-. La verdad era otra: fui un completo idiota, ciertamente útil y, para completar bien comportado, que pasó gran parte de esos 17 años en consejos locales -solo subdirector, porque soy poco ordenado para secretario y muy “buena gente” para ser director-. Pero ese dolor de haber perdido 17 años ya es capítulo cerrado.

En cambio, el dolor que no logro superar, el que me hace hervir la sangre, el que me hace saltar lágrimas que no me dejan escribir esta nota es la injusticia con las auxiliares.

Claro que me duelo por mis amigos, por mis compañeros de centro de estudios que terminaron con profundas depresiones y con exageradas dependencias a drogas psiquiátricas que nunca logré entender, claro que me duele ese desperdicio de buenas personas -We few, we happy few, we band of brothers-, pero algo nos cabe de culpa: Entre al opus con 17 años, claramente sin tener aún desarrollado mi lóbulo frontal, a los 21 ya lo tenía pero completamente lavado y como explica Stanley Milgram entre la teoría de conformismo y la teoría de cosificación ya estaba perfectamente listo como soldado bien entrenado para obedecer a los directores. Pero también fui a una universidad, conversaba con personas fuera del opus, podía abrir los ojos y no los abría, podía salir a trabajar -bueno, realmente no siempre y no tanto como hubiese querido- pero en cambio, mis compañeras lejanas de infortunios, las auxiliares, no solo estaban a 100 mil kilómetros -ya no recuerdo el kilometraje-, estaban metidas dentro de las cuatro paredes de esos espacios minúsculos en donde el opus las guardaba encerradas. ¿Qué interacción externa podrían tener?, ¿Qué herramienta les podría haber servido para entender que vivían una esclavitud?, ¿Cómo podían captar la estructura de gobierno y manipulación que las tenía más apresadas que las camarillas que nos cuentan? ¡Y además no les pagaban lo justo!

Siempre idealicé que las escuelas de formación eran realmente eso, que nuestras “hermanas pequeñas” realmente las tratábamos como se trata a una hermana menor, con mayor cuidado y cariño que a cualquiera. Descubrir que no se les pagaba bien, que no se hicieron las aportaciones justas a seguridad social y jubilación -que creíamos que estábamos pagando-, que trabajaban 15 horas para atendernos como señoritos, no es aceptable.

Lo que quiero decir, sin lograrlo realmente, es que necesito pedir perdón. Perdón a todas las auxiliares que nunca miré a los ojos para agradecerles, para decirles que estaba convencido de que ellas eran las verdaderas santas del opus. Perdón por no enterarme de lo que sufrían, perdón por haber sido parte del problema no de la solución. De hecho, no creo que exista solución, me parece que lo que han hecho contra las auxiliares merece que la iglesia acabe de una vez esa estructura de gloria humana que se inventó Escrivá.

Ultimo comentario, mi salida del opus fue dolorosa y muy larga -me dejé manipular más de la cuenta-. Pero llegó el momento en que ya no me importaba lo que me dijeran el vocal de san miguel o a quien me enviaran de la comisión a convencerme. Sólo me dolía por la auxiliar que me abría la puerta en la comisión: nunca la miré directamente, pero la conocía de años y pensaba que la estaba escandalizando. Hoy, veinte años después quisiera decirle a las auxiliares y a todos los numerarios, agregados y supernumerarios -que soportaron este texto largo y llegaron hasta acá- que recuerden por qué entraron al Opus y evalúen si realmente creen que algo santo puede maltratar a buenas personas, no hay explicación ni disculpa para la forma en que el opus ha usado a las auxiliares.

Jval









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