Sobre la entrega de todos los Ingresos.- ggomer
Fecha Friday, 21 May 2021
Tema 070. Costumbres y Praxis


A raíz del extraordinario y esclarecedor artículo del diario argentino, he recordado cómo fui informado de mis obligaciones económicas con apenas veinte años y apenas uno desde que me incorporé como agregado a la Prelatura.

En ningún momento con anterioridad, al igual que hacen con tantas otras cosas, nadie me había hablado de que mi pertenencia al Opus Dei incluía la entrega completa de cualquier tipo de ingreso económico que pudiera recibir a lo largo del resto de mi vida.

Con 20 años, estudiando en la universidad y viviendo en casa y a costa de mis padres, la entrega de una pequeña paga semanal, que al final terminaba gastando en su integridad, era un "juego de niños" de ingresar en Caja y volver a sacar en el mismo momento. A esa edad nunca te planteas el futuro ni lo que será de tu vida. El problema llega cuando uno comienza a trabajar y recibe un ingreso mensual.

En el primer trabajo me dijeron que me realizarían el ingreso de la nómina en una cuenta bancaria que tendría que abrir. Y eso hice. Me fui a un banco y abrí una cuenta. Así todos los meses recibía la nómina, iba al banco, sacaba el dinero y lo ingresaba en la Caja del Centro firmando un recibo (sin ninguna validez legal, ni deducción por donativo a nivel fiscal).

El día que los directores se enteraron de que yo tenía una cuenta corriente a mi nombre (tendría que haber sido conjunta con otro miembro de la Obra... Otra desinformación), pusieron el grito en el cielo y me obligaron a ir al banco acompañado de uno de los directores para informarse de mis movimientos y el dinero que tenía en la misma.

Ya habréis leído sobre el control total que impone la Obra a sus miembros y en ese caso ya comencé a darme cuenta de en qué consistía.

Tuve que cancelar la cuenta y decir en la empresa que mejor que me pagaran en efectivo.

Sin haber realizado ningún voto, ni compromiso formal de pobreza, yo era despojado "voluntariamente obligado" de mis ingresos totales cada mes, teniendo que pedir permiso para cualquier gasto extra que tuviera que realizar, y siendo el director (la supuesta voluntad divina) el que decidía si podía o no, si me convenía o no, sacar ese dinero para poderlo comprar.

En ese momento de "la película" y con la intencional falta de información por parte de la Obra antes de incorporarte, solo tenía dos opciones, seguir entregando todos mis ingresos o largarme de allí.

En los comentarios de la noticia sobre las numerarias auxiliares, algunas personas decían que si entregábamos el dinero era, por un lado, porque queríamos, y por otro, porque era lo que Dios nos pedía. Nada más lejos de la realidad ya que ese nivel de entrega no se especificaba hasta que no llevabas un tiempo allí y solamente cuando ya estabas "pillado" psicológicamente. No te quedaba más remedio que ir aceptando ésta y sucesivas entregas y exigencias según iba pasando el tiempo y te las iban añadiendo de forma bien planeada a tu plan de vida espiritual.

Además, como todo el mundo imaginará, sin posibilidad de ahorrar, ni adquirir una vivienda, la opción de salir, especialmente cuando llevas muchos años dentro, se hace cada vez más complicada, y esa es la baza que juega el Opus Dei para tener a los indecisos bien sujetos.

Gracias a Dios, esta página ha ido aclarando éste y otros aspectos para que los futuros candidatos tengan la información que no les dan antes de entrar, y solamente cuando ellos creen conveniente o les interesa.

No sé cómo estará ese tema ahora ya que conozco a algunos numerarios que viven fuera del centro y no aportan nada de su sueldo.

Con este escrito pretendo mostrar mi comprensión y apoyo a todas las ex numerarias auxiliares que han sido explotadas laboral y personalmente, y que cuando se han ido se han encontrado solas, sin ingresos, sin pensión y sin recursos.

Pero lo más terrible es que la Iglesia lleve años apoyando a esta Institución y bendiciendo sus abusos. Esperemos que este sea el principio del fin de todas estas injusticias y degradaciones en muchos casos inhumanas y contrarias al espíritu católico y a los mínimos derechos de todas las personas. Seguimos a la lucha, no desfallezcáis.

Ggomer.









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