Opus Dei: fraude vocacional e infidelidad de Escrivá.- E.B.E.
Fecha Monday, 19 April 2021
Tema 125. Iglesia y Opus Dei



«Nuestro Fundador ha alcanzado la santidad porque ha cumplido la Voluntad de Dios. Y esa Voluntad consistió (…) en fundar el Opus Dei» (Álvaro del Portillo, “Carta” 19-III-1992, n.5)


Lo que dijo
Lux hace unos días me hizo pensar en otras dimensiones del fraude vocacional, cuando escribió específicamente de las numerarias auxiliares: [el Opus Dei] les ha robado su profundo deseo de entrega a Dios.

Escrivá interpretaba las deserciones como producto de gente que falló. Si lo comparáramos con una universidad o entidad educativa, el fundador diría que los que abandonaron la institución fueron los reprobados –incluso podríamos decir, "los réprobos", los desgraciados-, ya sea porque no les daba la capacidad como porque hacían trampa, eran infieles.

Jamás la prelatura se atribuiría responsabilidad alguna por la masiva pérdida de vocaciones ni tampoco la reconocería.

Sin embargo, según incontables testimonios publicados en Opuslibros, que lo que sucedió fue al revés: mucha gente entró al Opus Dei para entregar su vida a Dios y se encontró con que fue espiritualmente abusada y perdió su vocación (de entrega) a causa del Opus Dei, o sea, no por culpa propia, como perversamente nos quería hacer creer Escrivá siempre. Y digo perversamente porque ese modo de instigar a las víctimas (del fraude y de los abusos) a que se culpen a sí mismas por lo padecido termina de cerrar el círculo vicioso creado por Escrivá: lo que él cometía se lo endilgaba a sus víctimas. Supuestamente debíamos ser fieles a un fraude vocacional: un absurdo, como darse golpes contra la pared.

Creo que este punto es central para entender qué nos ha pasado a tantos.

El fraude vocacional, entonces, no es sólo cambiar la vocación (que se prometía originalmente), sino además arruinarle la vocación a quien la tenía. De esto es responsable el Opus Dei y su fundador.

Mientras tanto, la institución hizo su negocio con las estas personas que fueron entregando todo lo que tenían. El Opus Dei aprovechó su oportunidad y al mismo tiempo la desaprovechó, la arruinó, al menos en el largo plazo.

Por supuesto, siempre algunos podrán rencauzar su vocación de entrega, pero muchos otros encontrarán que la oportunidad ya pasó (ciertamente podrán rencauzar su vida religiosa, pero no su vocación y eso es algo muy diferente). Los años que van de los 20 a los 30 son de una energía que luego no se vuelve a tener y son fundamentales para desarrollar una vocación. En este sentido, pienso, es que muchas veces se dice que son los mejores años de la vida.

Lo que ha hecho el Opus Dei, y Escrivá puntualmente, es muy grave, aunque ello pueda ser invisible y su fundador esté canonizado. No cambia nada las cosas.

Es resumen, uno tenía derecho a desarrollar su vocación religiosa y a no ser engañado por la institución que se ofrecía como cauce para llevar a cabo dicha vocación. Es cierto, a muchos el Opus Dei les inventó la vocación, pero no estoy seguro de que a todos.

Al menos el Opus Dei debería haber reconocido que no era capaz de llevar adelante lo que inicialmente proponía y debería haberle permitido a cada uno decidir qué hacer con esa vocación de entrega a Dios, si encauzarla por otro lado, por otra institución, etc.

Pero los abusos espirituales confirman que el fraude vocacional no fue inocente.

Todo el tiempo Escrivá predicaba acerca de la necesidad de ser fieles. Ahora bien, ¿quién fue el infiel, en este caso? ¿El que no siguió adelante o el que cometió fraude vocacional? ¿El que no siguió adelante o el que cometió abusos espirituales?

Por lo cual, en todo caso, el primero que no ha sido fiel a la voluntad de Dios ha sido Escrivá. Es algo tan obvio que por eso su canonización resulta descabellada.

E.B.E.









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