Vivir la fe a la defensiva.- José M.
Fecha Monday, 23 August 2004
Tema 100. Aspectos sociológicos


Hola: Soy sacerdote y hace más de un año que vengo visitando vuestra página. Mi más cordial enhorabuena por esta excelente iniciativa, que sin duda es un medio extraordinario para ayudar a tantas personas que han pasado por la Obra o siguen aún en ella.

Quiero ser honesto, diciéndoos que yo no soy ni he sido nunca de la Obra, aunque sí he de decir que, antes de entrar al Seminario, he sido "perseguido" (mejor, ¿acosado?) por algunos que intentaron por todos los medios llevarme a charlas, Retiros, etc. Nunca lo han conseguido.

En el ejercicio de mi ministerio pastoral, me encontré muchas veces con personas de la Obra que, aunque no se deben confesar con sacerdotes que no sean "de confianza", sin embargo acuden alguna vez a recibir la absolución, sobre todo en el caso de jóvenes que llevan lo que yo llamo "doble contabilidad". Es curioso: no necesito que me digan si son o no pertenecientes al Opus Dei. Por principio, nunca lo dicen. Pero, es igual: ¡se nota enseguida! Curiosamente, se da una coincidencia en todos ellos/as: "No es posible establecer un diálogo". No te atienden; no responden; pronto se nota que lo que el sacerdote les está diciendo, comentando, exhortando, o tratando de establecer un diálogo penitencial con ese o esa penitente, no obtiene respuesta. En todo caso, frases o expresiones estereotipadas, y como dando a entender que lo que el sacerdote les pueda decir no pertenece al código que ellos manejan, sin duda más ortodoxo y fiel a las enseñanzas de la Iglesia. Los demás, los "otros", parece como si estuviéramos equivocados o fuéramos unos ignorantes. ¡Qué pena! Uno se da cuenta en seguida de que se trata de personas absolutamente cerradas a otras ideas, otras opiniones, otras posturas... En definitiva, personas que han perdido su libertad de pensamiento y de expresión; que les han anulado su personalidad; que han perdido la frescura y la alegría del Evangelio, para vivir la fe con holgura, sin corsés; que pueden pensar por sí mismos, sin imposiciones, y con la libertad de poder buscar y optar, en sano discernimiento espiritual.

Esta es mi percepción desde fuera y como sacerdote, que no pretende ser una aseveración dogmática, sino una simple percepción e impresión personal. La comento por si puede servir a alguien y por si la consideráis de interés como para publicarla. Me parece muy grave, desde el punto de vista de la vivencia de la fe en Cristo, vivir esa fe a la defensiva, por ese temor -propio de las sectas- a ser "contaminados". ¿Qué espacio le conceden al Espíritu, a la propia inteligencia y voluntad...?

Un cordial saludo y mis mejores deseos para cuantos realizáis este servicio. Os encomiendo.

José M.







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