Fuera del Opus todo es normal.- Manzano
Fecha Friday, 12 February 2021
Tema 040. Después de marcharse


 

Me permito compartir la reflexión de un amigo que perteneció al opus dei hace muchos años y con quién coincidí durante un curso en la época del centro de estudios. Fue una de mis amistades particulares por una afinidad común, por una afición algo peculiar que interesó a la institución en un principio, pero al final nos la prohibieron porque no daba los frutos apostólicos deseados. Bien, nos prohibieron tanto la afición como la amistad, se entiende.

 

Dicha consideración me la planteaba en uno de sus mails estas pasadas Navidades. Por razón de la pandemia y todo lo que estamos viviendo, aspiraba a volver a la normalidad cuanto antes. Por otra parte, ese fue un mensaje común en todo el mundo y en la mayoría de nuestras felicitaciones navideñas y buenos deseos para este 2021. Ya no nos deseábamos felicidad, con recuperar la normalidad nos damos por más que satisfechos.

 

Pues eso, que dicho amigo planteaba si me había preguntado alguna vez cómo nos hubiera ido en la vida, qué sería de nosotros si no hubiéramos pasados aquellos años sometidos a aquel entorno peculiar y especial. Cómo se hubiera desarrollado nuestra vida en el ambiente lógico y natural, el común de toda la gente en esa etapa de la vida.

 

Recordamos la instrucción insistente y así consta en los numerosos escritos de la hoy prelatura, que debíamos ser personas normales, o sea, que nos teníamos que esforzar a pesar de las múltiples anomalías, reglamentaciones, costumbres (?), normas y un largo etc., por ser o aparentar ser personas corrientes. Era evidente que no lo éramos y mucho menos a aquellas edades, pero nos lo teníamos que creer e intentar practicarlo en la calle. Una obligación superpuesta para enmascarar puertas a fuera nuestra condición. Puertas adentro era todo lo contrario, cuanto más forofo y más entusiasta en ser y parecer del clan más bien visto estabas.

 

El amigo se divirtió en ese mail haciendo conjeturas en ese supuesto, proponiendo escenarios de lo más regulares a otros incluso fantasiosos y ocurrentes. Para empezar ni siquiera hubiera estudiado aquella carrera ni hubiera vivido en aquella ciudad. Por supuesto nada de colegios mayores (seminario encubierto en nuestro caso) ni nada de lujos sibaritas como el de ser servidos por chicas con guantes y cofia. Y para acabar, seguro que hubiera conocido a muchas más chicas y quién sabe si se hubiera casado con otra distinta a la que hoy es su mujer. No se quejaba (me consta que está muy bien en todos los aspectos), sólo planteaba posibles y distintos marcos vivenciales en caso de no haber caído en las garras de dicha institución sectaria.

 

En todo caso, acababa sus especulaciones con una elocuente frase: 

¡Qué hubiera sido de nosotros si hubiéramos tenido siempre una vida normal!

 

Manzano









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