La última carta del prelado de 30 de enero, no es más que una consecuencia de la grave crisis que está sufriendo la Iglesia católica en España y por supuesto el opus Dei, la falta de “vocaciones”.

En la actualidad es difícil mantener una estructura con miembros envejecidos sin relevo generacional, es imposible mantener esa situación mucho tiempo; los órganos de gobierno son gestionados por numerarios/as dedicados a labores internas que no aportan económicamente, no ejercitan una actividad laboral externa, esta situación en épocas de bonanza era perfectamente posible, en la actualidad es mucho más complicado, de ahí que haya que haber “recortes” porque si no las cuentas no salen, y esta es la verdad, aunque en la carta está edulcorada con otras frases que no se las creen ni los más crédulos y menospensantes de la institución.

El futuro de aquellos miembros del Opus Dei, que exigen celibato, está seriamente comprometido, cada vez son menos, el único canal de subsistencia más real es el miembro supernumerario, el más ajustado a una vida normal y corriente en sus múltiples diversidades. Por ello se necesita un reajuste en toda su estructura, los centros se van llenado de personas mayores, la media de edad es muy alta... yo me pregunto con 10 o 15 años más, no sé quién va a cuidar de todos ellos, cuando el declive vital de una persona exija cuidados básicos necesarios.

Veo a labores de S Rafael empujados por personas de más de 50 años, faltan jóvenes, y eso a la larga es imposible de sobrellevar, en la sección femenina, las directoras hacen de administradoras, las administradoras llevando dos o más administraciones con el desgaste que ello supone, las numerarias auxiliares bajo mínimos, gastos en personal contratado para las labores domésticas… en fin, esta es la realidad, y para tomar decisiones correctas hay que adherirse a la realidad y cuanto más mejor.

Neo.