De fundadores... y otros animales.- Guillermez
Fecha Wednesday, 04 November 2020
Tema 125. Iglesia y Opus Dei


Queridos amigos,

Imagino que muchos habrán leído un simpático libro del naturalista Gerald Durrell, sobre sus años de infancia. Se titula "Mi familia y otros animales", y es realmente divertido. En él presenta a los suyos como una galería de personajes estrafalarios, con ideas curiosísimas, siempre envueltos en problemas y aventuras. Prácticamente, su casa con ellos era como estar en un zoo en miniatura. Pues bien, en la historia de la Iglesia en el siglo XX encontramos a un grupo de fundadores a los que también habría que echar de comer aparte.

Forman esta panda un conjunto de iluminados para los que todo valió con tal de sacar adelante "su" concepción de lo que debía ser la Iglesia. Si había que pasarse por lo alto normas canónicas, se hacía; si era necesario engañar a los suyos, ningún problema. Y ya no hablemos de respeto o privacidad a la conciencia de otros, eso no estaba contemplado. Sólo por citar a algunos de estos especímenes, nombraría al trío más conocido hasta el momento: José María Escrivá, Marcial Maciel  y Luis Figari, a los que probablemente haya que añadir pronto a José Kenternich.

Este último caso es el más reciente que sale a la luz. En las últimas semanas, la Santa Sede ha confirmado la investigación en marcha contra el Padre Kenternich, fundador del movimiento apostólico de Schoenstatt. No hay todavía nada probado, está en fase de estudio, pero da bastante que pensar sobre los "nuevos vientos" que azotaron a la Iglesia en el siglo pasado.

Estuve leyendo por curiosidad las acusaciones que hay contra este señor y no pude menos que sonreír. ¡Qué cercanas me parecían muchas de sus polémicas frases! Si analizamos por encima muchas de las quejas de sus víctimas (monjas de Schoenstatt) contra él, pienso que a todo ex miembro de la Obra le resultarán familiares. Veamos tan sólo algunas:

- "En una conferencia dijo algo así: ’El Padre puede hacerlo. El Padre es todo. La hija no es nada. El padre es, para la hija, Dios. El padre sabe todo. El padre puede y debe saber todo. Cuidado con esconderle algo al Padre. Desde la puerta del Cielo la hace dar marcha atrás’".

- “Me decía que apoyara mi rostro en su regazo”.

- "Nos está permitido hablar con él estando solo de rodillas. Nos agarra ambas manos y nos atrae hacia él. Lo ha hecho en reiteradas ocasiones conmigo. Así tocamos su cuerpo. Cuando estuve de nuevo con él, le pregunté si eso no era contrario a nuestro espíritus de castidad. Me tranquilizó diciendo: el ‘Padre’ puede hacerlo".

- "Me decía que si quería aprender a depender totalmente de él a nivel espiritual, debía ejercitarme preguntándole todo lo que debía hacer".

- “Con un corazón tan herido y sangrante pretendió el examen de filiación. Me preguntó: ’¿A quién pertenece la hija?’. Mi respuesta fue: ‘A Dios’. Entonces dijo, de manera tan violenta que tuve miedo: ’¡Al Padre!’".

- “Una de nosotras vivió esto: tenía que arrodillarse ante él y tenía que llamarlo ‘Padre’. Cuando dudó y él repitió lo que quería, ella siguió sin responder porque se sentía contraria a sus sentimientos, por lo que le dio codazos hasta que ella –aunque reacia– hizo lo que él le había ordenado".

Queridos amigos, toca rezar -y mucho- por la Iglesia. No sé qué opinaréis vosotros, pero a mí después de esto sólo me dan confianza las parroquias de toda la vida. Quizás menos "glamurosas", menos dinámicas, seguramente llenas de viejas, … pero ya me harté de iluminados y falsos profetas.

Guillermez









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