Ese Director, para el cual vaya toda mi simpatía, no parece haberse percatado en su momento de con quién se estaba jugando los cuartos (y nunca mejor dicho). En efecto, para los del Opus Dei la llamada enseñanza mixta es una abominación, pese a que lleven tiempo practicándola unas cuantas órdenes y entidades religiosas. Y es que, de practicarla ellos, se verían abocados o bien a retirar de la enseñanza a sus “seños” (no digamos que a los varones), o a permitir la colaboración entre numerarios y numerarias en unos mismos centros, acabando con la “pared de calicanto” que Escrivá se jactaba de haber establecido entre sus hijos e hijas. Una cuestión, pues, que para ellos está fuera de discusión. Al parecer, a ese Director su ingenuidad lo llevó a no tenerlo en cuenta y, lo que es peor, que el Opus Dei no olvida ni perdona cuando tanto le va en ello.

En fin, cabría preguntarse por qué el Opus Dei controla ese centro que no es suyo; y tratándose de la Comunidad Valenciana, en su día cortijo de los Cotinos y demás tropa, no estaría de más una cierta investigación.

Pepito