Leo el escrito del pasado lunes 27 de Carmen Charo y se me revuelve el estómago. Ojalá Carmen, ojalá fuésemos valientes y ojalá se pudiese hacer algo. Estamos tan solos y tan indefensos...

Escribí hace un par de semanas a Agustina buscando ayuda porque tengo una hermana agregada de 31 años que la están hundiendo. Se la llevaron a la Clínica de Pamplona y la están enterrando en pastillas. Cada vez está peor y mi familia no sabe qué hacer. Todos hemos sido del opus y ya solo queda ella (me duele decir esto de mi hermana pero sigue porque es la más débil de cabeza). Mi madre ha sido supernumeraria más de treinta años pero cuando hace un par le abrí los ojos con datos que no sabía y ella misma veía cómo estaban machacando a su hija, lo dejó el siguiente 19 de marzo. Gracias a Dios, “solo” tuvo que aguantar un mes. Mi hermana no nos escucha, deja para informar a la directora de su centro y aunque no le digamos que lo deje directamente, cada vez está más dentro y nos aparta más. Solo pienso que no sea tarde...

¿Valentía es lo que hace falta? ¿Recursos económicos? ¿Contactos en todos los ámbitos? ¿Poder? La verdad es que no lo sé pero si algo dependiese de mí, lo haría.

Raimon