Hace unos días, me enteré que unas numerarias de un centro del Opus Dei, estaban con síntomas compatibles con el Covid-19 y por prescripción médica estaban aisladas en sus habitaciones sin contacto con el resto de la casa.
Al enterarme llamaba a una de ellas diariamente para saber de su evolución, de sus síntomas, y para acompañar un rato con una conversación… A los 4 o 5 días de llamarla y al preguntarle por otra numeraria de las aisladas en su casa, me respondió: “pues no he hablado con ella directamente”…
Me quedé en silencio, con una mezcla de asombro y perplejidad: percibí falta de cariño, de sentimiento de familia, de frialdad… Colgué el teléfono, miré por la ventana, llovía… No volví a llamar.
Neo.