Sobre ordenaciones y envejecimiento.- Ramón
Fecha Wednesday, 12 February 2020
Tema 125. Iglesia y Opus Dei


Hola amigos,

 

Me resulta muy interesante la aportación de Pinsapo, por su densidad y precisión. Sin embargo, debo recordarle a Pinsapo y al resto de lectores de OpusLibros que la práctica que denuncian (forzar la vocación presbiteral de una u otra forma) no es exclusiva del Lado Oscuro, ni mucho menos.

 

Como en otras ocasiones, el Opus Dei no hace sino caricaturizar e ir detrás de lo que ha sido habitual en la Iglesia durante generaciones. Los motivos podían ser diversos, desde el económico (decían en Irlanda que cuanto más pobre era el pueblo, más dinero en el banco y más curas en las familias) hasta el fanatismo religioso para quienes tener un hijo cura o monja era lo más a lo que aspirar (mi abuela no paró de rezar hasta que mi tío se fue de fraile, y luego no dejó de rezar cuando se salió echando fuego).

 

Si os sirve de modelo, os cuento lo que sucedió en una comunidad cristiana "de base", fruto de la "renovación eclesial" del post Concilio. Fundada por un cura, ojo. Los miembros vivían en comunidades familiares, en grandes pisos en casas señoriales. Eso se lo podían permitir por la crisis horrible de los años 70, pero es otra guerra. Cuando un joven o jóvena, por lo general abducido en la catequesis de confirmación, entraba en la asociación, lo primero que tenía que decidir era si quería ser célibe y dedicarse a la asociación como liberado o no. Si no eran célibes, debían buscar pareja dentro. Si era célibe (o sea, una especie de numerario/a), si quería ser cura o no. Claro, esto con menos de 25 años dio lugar a docenas de vocaciones. Encima, gente acostumbrada a vivir con poco y dispuesta, lo que a los obispos les hicieran los ojos chiribitas. Claro, la gente se fue haciendo mayor. Los hijos no querían vivir en comunas. Y lo que es más gordo: los que se habían hecho curas (algunos llegaron a vicarios) se dieron cuenta de que las decisiones tomadas dentro de dicha ameba grupal no habían sido del todo libres que digamos. Total, que empezaron los abandonos e incluso el empezar a vivir una doble vida con novia / mujer.  

 

Aquello llevó a la creación de distintos niveles de pertenencia (vamos: como los agregados o colaboradores), pero ya nada fue igual. No sé si os suena algo, pero creo que sí.

 

Y en cuanto a lo que comenta Madurez sobre el envejecimiento, pues mira, al Opus Dei le pasa lo que al resto de la Iglesia en Occidente y casi en todo el mundo: que no queda ni el tato. Los viejos siguen por inercia en muchos casos, y los pocos jóvenes que quedan tienen que hacer esfuerzos para quedarse, dadas las idioteces homófonas, misóginas, machistas, arcaicas y antidemocráticas que ven. Eso, si el mensaje tiene algo de interés, que con frecuencia es nulo. No nos alegremos por lo que le pasa al Lado Oscuro, que le pasa el resto. Decía una amiga que los problemas actuales de los obispos y los superiores de órdenes son iguales: qué hacer con los asilos de la orden / diócesis y qué hacer con los edificios vacíos.

 

Que Dios os guarde

 

Ramón









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