Buenas tardes a todos, en principio tenía pensado narrar unos recuerdos de hace muchos años muy distintos a los que voy a contar porque me vinieron dado por una visita de esta semana. Vinieron a verme una amiga con su marido y sus tres niñas. Todo lo que hablamos eran recuerdos de aquellos años, ya han pasado 27, ella tenía 16. Estábamos en una administración pequeña. Me recordaba las cosas que le impresionaron pero que se fue acostumbrando, como que tuviésemos oratorio para 3 personas, que en el comedor no se pudiera hablar jamás con ellos, ni que nadie te diera las gracias por servirles, que hubiera tanta separación entre las numerarias y las auxiliares… Ella sabía que serían tres o cuatro años, aunque estuvieron muy encima ya que era muy valiosa, pero tenía las ideas muy claras y no pudieron hacer nada.

Cierto que hubo momentos muy agradables, y me agradeció cosas que yo ni recuerdo ya. Pero se quedó con cosas negativas y yo pensaba que se quedó con lo que vivió, ni más ni menos eso no se puede ocultar, pero después de tantos años lo recuerda con mucha claridad. Nos veía heroicas por trabajar el mes entero, sin días libres. Sí que le expliqué que gracias a Dios ya no es así, pero comprendo que viéndolo desde fuera era un escándalo.

Ella es feliz en su matrimonio, cosa que me alegra mucho. Cuando nos despedimos, me quedé pensando en ella. Si las cosas hubiesen sido más sencillas, atraería a más personas pero así, eso impone bastante, vamos como para salir huyendo. Aunque hayan venido muchas, sí, pero eso era antes. Ahora hay un vacío generacional evidente, estamos en otra sociedad, con otros conocimientos, y pienso que tienen más vocaciones las Carmelitas Samaritanas del corazón de Jesús, una congregación nueva que empezaron tres y ya van 80.

Bueno siento lo deshilvanado de los recuerdos, pero sí que quería compartirlo con vosotros. Muchas gracias a todos, hasta otro momento.

Antonia