Fin del rollo o canto de cisne (Cap.10 de 'Entre el camello...').- Epi
Fecha Wednesday, 11 August 2004
Tema 010. Testimonios



10. Fin del rollo o canto de cisne

(Cap.10 de 'Entre el camello y el león')
Enviado por Epi el 11-08-2004

Cuanto aquí he contado no es la Obra, sino mi experiencia en la Obra, las cositas que ella y yo hicimos juntos. Y digo "cositas" porque ni estuve mucho tiempo en ella ni esas cositas son para rasgarse las vestiduras. Si esa experiencia fue negativa, no la achaco a la perversidad de nada ni de nadie. Allí sólo había buenas personas y ganas de ayudar a los demás. Yo realmente estuve en el Opus Dei, dentro de lo que mi adolescencia y mi juventud me permitían, porque me daba la gana. En cuanto quise irme, me dejaron ir sin crearme problemas de conciencia y las personas que yo más quería de la Obra no me dieron la espalda. Los problemas que tengo ahora son míos desde siempre. En cuanto a mi alejamiento de la religión, supongo que era un proceso natural en mí y el Opus Dei no hizo sino retrasarlo. Así que no culpo al Opus Dei de absolutamente nada. Con no estar en él me sobra...

Sigo respetando a la Obra porque dos de las personas que más amo en el mundo son de la Obra y son tan excelentes personas, que siempre me acabo diciendo que la impresión que yo saqué de la Obra es negativa por una incompatibilidad de caracteres, pero no por una perversidad de una Obra que permite a gente tan buena y feliz ser tan buena y feliz.

En fin, que yo salí por patas de la Obra, pero también habría huido de una cofradía o de una peña vecinal echando pestes. Eso es lo malo (o lo bueno) que tienen los grupos: que no se hacen al gusto de cada cual. Y eso es lo malo (o lo bueno) de los tipos independientes como yo: que no nos amoldamos a los grupos.

Creo que todo se reduce a eso.

Eso no quita que yo le vea fallos gordos al Opus Dei, pero también le veo sus virtudes también gordas. Y los primeros están unidos a las segundas. Me explico: el universo es una red intrincada, donde nada es blanco ni negro ni nada es independiente de lo otro. Para que haya hermosos leones, los ciervos (incluso la cierva que vi en Cazorla) tienen que ser devorados. Cuando a los locos los lobotomizaban para quitarles la agresividad, les quitaban, sin querer, la creatividad. Todo tiene sus efectos secundarios. Una madre muy solícita puede tener el defecto de ser agobiante o posesiva, y eso va indisolublemente unido a su carácter solícito. No se puede tener sólo lo bueno en la vida. Pues lo mismo pasa con la Obra: sus defectos van unidos a sus virtudes. Por ejemplo, el defecto de no poder tener amistades particulares conllevaba la virtud de que uno se esforzaba por tratar bien a todos; el defecto de creerse inmaculada le da a la Obra la virtud de ser más convincente; la virtud del buen hacer, de la elegancia y el refinamiento a veces puede llevar a algunos de sus miembros a ser tiquismiquis, vanidosos y señoritos. Para complicar más las cosas, lo que para unos son defectos para otros son virtudes.

Gracias a sus virtudes y a pesar de sus defectos, supongo que la Obra hace más bien que mal a la gente. Dios escribe recto con renglones torcidos. Por eso, porque las cosas no son ni blancas ni negras, podemos escribir de la Obra ríos de tinta y no sé si llegaremos a una conclusión clara. Menos mal que es así; si no, no existiría esta página que me tiene tan enganchado.

Hasta luego, amigos.

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