Opuslibros - De cara a la vida.- Cafeconsal

Estimado Dax,

Me ha conmovido tu respuesta. En ese sentido, además de leerme De Spiritu, me he leído la serie de artículos que has ido publicando en esta web.

He empatizado con muchas situaciones. Hay cosas que se repiten en la mayoría de situaciones y que, llevados por el “buen espíritu” institucional, se aceptan como normales cuando no lo son.

En concreto, hay un pelagianismo dominante y una desvirtuación de la realidad del pecado y de la salvación. Suma la adoración fuera de razón hacia el fundador, la veneración al prelado como si fuera una persona santa e infalible (como los subordinados elegidos por él) solo por el hecho de ser prelado. ¿Y eso de fomentar la obediencia absoluta, cultivando la ignorancia y no permitiendo el crecimiento en discernimiento interior (casi [en muchos casos sin el casi] anulando la libertad personal)? Me sigue sorprendiendo esa falta de caridad en los centros entre algunos numerarios, incapaces de empatizar con el otro. Por un lado se fomenta el sentirse familia y por otro se vive y se permite la no-caridad. Las correcciones fraternas se confunden con críticas poco o nada cristianas, que no vienen de Dios sino del ego personal o institucional. El solo hecho de que exista la AOP (Apostolado de la opinión pública) me echa para atrás: ¿por qué tenemos que crear una imagen pública cuando solo bastaría el propio testimonio de apostolado evangélico?. O, ¿por qué hay cada vez más numerarios que no están en medio del mundo y se dedican a funciones internas? ¿Qué pasa con la vocación profesional? ¿Qué pasa con la fluctuación de la vocación personal (celibato, matrimonio, sacerdocio)? ¿Depende de los directores? ¿Depende de la lista del 19 de marzo? ¿Cómo se armoniza la vida de primera de la mayoría de los numerarios con la sobriedad que se expresa en los documentos internos, fruto del mensaje del fundador? Y, por último (seguramente dejándome muchísimas cosas en el tintero), ¿qué pasa con el proselitismo? El concepto proselitismo es hoy concebido intra ecclesia (mencionado hace relativamente poco por el Papa) como anti cristiano y sectario. Solo hay que fijarse en la forma en que Jesús va llamando a los apóstoles (uno a uno) y comparar.

Con toda razón se puede sentir eso de “he sido engañado/a” o “he sido estafado/a“.

Decía Kiko Argüello, el de los kikos, que lo más importante es el discernimiento, más que la obediencia. El apostolado cristiano (de cualquier institución) debería centrarse en fomentar el conocimiento sobre el Amor que Dios nos tiene y, de ahí, el discernimiento para ser santo, respondiendo a la llamada que Dios hace a través de ese Amor.

Dicho esto, que me ha llevado un rato y que denuncia muchas barbaridades, no puedo caer ni en la generalización ni en el juzgar, que suele venir muy fácilmente. Por eso insisto en repetir que sigo viendo personas buenísimas, que viven su vocación al Opus Dei, que no hacen barbaridades, ni siquiera se las plantean. Estas personas denotan un buen cultivado discernimiento.

El daño que el Opus Dei y sus miembros han hecho a tantas personas será juzgado por Dios en su momento. Tengo la certeza de que Dios está al lado de cada persona que sufre, sufriendo igual que la persona en cuestión. En cuanto al ámbito temporal, los abusos deben denunciarse donde correspondan y deben tener su castigo, sobre todo (y creo que estaremos todos de acuerdo), para que no se vuelvan a repetir.

Dijo Benedicto XVI en su discurso inicial que la “Barca de Pedro”, la Iglesia, se hunde por el pecado de los cristianos. Son tantos casos, no solo del Opus Dei…

En fin, no me enrollo más. Gracias por la aclaración. He llegado a la conclusión de que ni tengo por qué defender al Opus Dei ni tengo por qué criticarlo. Suficiente es ya llevar mi vida pa’lante.

Espero que pronto se pida perdón, que el daño hecho se repare de la mejor forma y que se implanten las medidas para que no vuelva a ocurrir (seguramente habrá que cambiar cosas del “buen espíritu“). Y como lo anterior se aplica a la vida de cada persona, sé que quién primero tiene que hacer eso soy yo. Así que ahí vamos.

Un saludo,

Cafeconsal