El Opus Dei y el sexo en el siglo XXI.- Salypimienta
Fecha Monday, 11 February 2019
Tema 075. Afectividad, amistad, sexualidad


                No debería sorprendernos que de un tiempo para acá estén saliendo casos de abusos sexuales de miembros de la Obra. El tema es de mucha actualidad y tarde o temprano esa cesta de trapos sucios del Opus Dei saldría a relucir y no porque en ‘Casa’ los miembros célibes sean unos sexópatas violadores en potencia que no es el caso, más bien es gracias a la extrema diligencia con que en la Prelatura se toma el tema sexual llevándolo a límites casi irracionales, es normal que tarde o temprano tanto celo se saliera de madre...



                Una de las formas más utilizadas para el control total de las personas es someter su sexualidad y convertirla en pecado, y en la Obra se domina el tema, el sexual y todos los temas relacionados con el control de las conciencias convirtiendo en transgresión cualquier nimiedad. Siendo yo supernumeraria, en 22 años no hubo charla fraterna o dirección espiritual en la que no se tocara el tema desde diversos ángulos. Reconozco que la mayoría de las directoras y sacerdotes no indagaban demasiado en las intimidades, pero algunos escarbaban y escarbaban hasta que llegaba el momento en que te incomodaban. No me quiero ni imaginar al escrutinio al que serán sometidos los numerarios y agregados en ese tema. Debe de ser para volver loco a cualquiera.

                Personalmente creo que la sexualidad es un tema tan íntimo que nadie tiene derecho a cuestionarte por ello. Si eres heterosexual, homosexual, sátiro, ninfómana, impotente o frígida, si te masturbas cada año o cada hora, si te gusta la pornografía, si tienes fetiches o eres asexual, mientras no hagas daño a otros, la verdad es que no tienes por qué hablarlo con nadie. No creo de ninguna manera que los órganos sexuales estén conectados directamente con el alma y para nada creo que las preferencias y las peculiaridades sexuales de nadie tengan nada que ver con que si es una buena o mala persona. La santidad nada tiene que ver con el sexo.

                Tampoco creo que personas que en teoría no tienen ni han tenido nunca una vida sexual puedan opinar sobre el tema, porque no tienen el criterio necesario para hacerlo, por más que sus superiores les digan que tiene “gracia de estado” y ridiculeces por el estilo. Bajo estos conceptos, es fácil adivinar que en un mundo tan sexualizado como el que nos ha tocado vivir, la malinterpretación, los tabúes, la obsesión por controlar la sexualidad de todos y las imprudencias de los miembros de la Obra terminen en un juzgado con alegatos de abuso sexual.

                En mi país hubo un caso, no hace mucho tiempo, en el que un preceptor fue acusado de abuso sexual. Sucedió que en un campamento organizado por el colegio, el preceptor en cuestión contó cuentos de terror, uno de los niños se asustó de tal manera que no podían tranquilizarlo, y el numerario-preceptor le dijo, con ánimo de calmarlo que podía dormir con él. Según el numerario no hubo ni el más inocente tocamiento, pero cuando los padres de la criatura se enteraron, armaron la gorda. No es normal que alguien duerma con un menor a menos que se trate de sus padres y en casos excepcionales.

                El caso McCloskey es otro del mismo tipo. Según la información que nos han dado, el padre tuvo únicamente muestras de afecto fuera de lugar con la mujer que lo demandó, y por eso la Obra tuvo que desembolsar casi 1 millón de dólares.

                Muy diferentes son los casos Gaztelueta y Ben-Lloc, y seguramente a lo largo de su historia, dentro del Opus Dei se cometieron verdaderos abusos sexuales por personas de ‘Casa’, ninguna institución está inmunizada contra ello. Antes la Iglesia se hacía de la vista gorda y echaba tierra sobre el asunto. A partir del escándalo del P. Maciel y los Legionarios de Cristo se levantó la veda. ¿Qué le hace pensar a la Prelatura que no saldrían también sus miserias? Más grave aún es que sabiendo el tipo de personas que eran los abusadores, los pusieran tan cerca de las víctimas.

                Quizá es tiempo de que el prelado deje de vivir en la irrealidad pensando que el Opus Dei es perfecto. Por muy “Obra de Dios” que sea, está integrada por seres humanos comunes y corrientes, tiene que darse cuenta de que ahora más que nunca tiene que poner las cosas en su sitio. Que la praxis opusina (en muchos temas) es ilegal y sumamente inmoral. Que la manipulación de las conciencias en todas sus formas va a ser su perdición, y que sobre todo en temas sexuales y financieros hay que irse con pies de plomo y ser de verdad “prudentes como serpientes”.

                En Villa Tevere tendrán que llevar el tema muchas horas a la oración y de “cara a Dios” como tanto les gusta decir, analizar el porqué de estos comportamientos inadecuados. Quizá sea tiempo de que entiendan que la naturaleza humana siempre se impondrá a todas las normas, órdenes, prácticas y teologías chapuceras porque esa sí que es creada por Dios. Lo natural en el ser humano es necesitar afecto y dejar ser a las necesidades sexuales de cada quien, de otra manera es ir contra natura y mientras más duramente se reprima eso, es más fácil que se corrompa y pase lo que pasa. No es que las personas sean malas, ni enfermas, es sencillamente la naturaleza queriendo manifestarse a como dé lugar.

                No me voy a poner a disertar sobre el celibato forzoso de los numerarios y agregados, ya tenemos varios ejemplos de que es algo casi imposible de vivir y sólo unos poquísimos pueden hacerlo sin ningún tipo de problema. Lo cierto es que con ese afán de captar vocaciones a como dé lugar como nos cuenta Castalio, atropellando las conciencias de las personas e imponiéndoles retos que van en contra de la naturaleza humana, lo que consiguen es justamente a lo que más le huyen.

                También es cierto, como dice Zartán, que ante todos los abusos espirituales de la Obra, para que las autoridades intervengan tiene que haber un delito civil, porque el abuso de conciencia no lo es, por desgracia, entonces, es muy fácil acusar de abusos con connotación sexual para ser escuchados.

                Quizá ya llegó el momento en que el Opus Dei entienda, a la buena o a la mala, que está muy mal preguntar sobre cualquier tema relacionado a la sexualidad en la charla y en la dirección y que tratar de controlar conciencias por medio del sexo es de una inmoralidad escandalosa y como sigan aferrados a esas costumbres seguirá siendo algo que les va a costar sangre, sudor, lágrimas y mucho dinero. La violación de las conciencias, (con connotación sexual o sin ella) es igual de grave, traumatizante y devastadora que una violación sexual.

Besos

Salypimienta.







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