El hermano extraño (Cap.40 de 'El buen pastor').- Nachof
Fecha Friday, 06 August 2004
Tema 080. Familias del Opus Dei



EL HERMANO EXTRAÑO

Cap.40 de 'El buen pastor'
Enviado por Nachof el 3-agosto-2004


En la obra, se suele recurrir mucho al psiquiatra para tratar a las personas que desean irse, pues no aguantan más con tanta presión. Ya sabemos, por artículos como el de Alberto Moncada, las supuestas "maravillas" que hace la cuarta planta de la Clínica Universitaria de Navarra. Eso es muy fuerte y nadie ha desmentido que se produzcan esas prácticas.

Aquí en Madrid existe también algún psiquiatra que trabaja en la Clínica Salvia que ha determinado que una persona perteneciente a la prelatura estaba loca...

Luego, acompañado de su director, el supuesto enfermo acudió al dictamen de un médico de la Seguridad Social, que determinó que no había ninguna base para dar tal pronóstico. Sin embargo, la persona que llevaba la charla del supuesto loco, siguió insistiendo que estaba enfermo, aunque existía un dictamen de uno que no pertenecía a la institución (otros le llaman la cosa). ¡Cuántas veces se ha utilizado este sistema de la supuesta locura! Yo ya conozco varios casos. ¿Tantos hay? ¿Cuál es la causa? ¿No será que se está abusando del "truco" del psiquiatra? ¿Por qué hay tantos supuestos locos en la obra?

Lo que sí me parece de psiquiatra es lo que voy a contar hoy. Eran dos hermanos y los dos habían pitado como numerarios en el opus dei. A uno de ellos lo conocí aquí en Madrid cuando este vivía en un centro que había en la calle Eduardo Dato, y que luego se abandonó, ante la oposición de los vecinos, que no querían que los niños del Club Dato estuvieran allí. Con el tiempo se trasladaron a los que hoy se llama 'Club Llambria'.

Pero me he desviado. Ese que residía en Madrid en el centro de la calle Eduardo Dato con el tiempo se ordenó como sacerdote. Todo iba bien. Sin embargo, un buen día, por una serie de acontecimientos, no uno solo, el sacerdote numerario del opus dei decidió dejar el opus. Al otro hermano, que seguía y sigue siendo numerario, no le gustó mucho. Por esa supuesta fidelidad, sustituyó "la sangre que tira", que se refiere a la unión entre hermanos, por la de "el que tira sangre". Vamos que ignoraba e ignora a su hermano de sangre.

Los sacerdotes del opus dei, si abandonan la prelatura, saben que no tienen seguridad social a la que acogerse. Se quedan a la intemperie. Si para cualquiera nos ha resultado dura la marcha, para ellos (los sacerdotes) es mucho más, sobre todo si se han pasado toda su vida entregados a tareas internas de la obra: primero como numerarios liberados y luego sacerdotes para todo (misas, meditaciones, dirección espiritual con gente de San Rafael o de San Gabriel o cooperadores, etc, etc).

Nuestro amigo ex residente de la calle Eduardo Dato tomó esa decisión ya mayor. Un matrimonio amigo le acogió --señores del opus, esto sí que es caridad--, le dejó su casa en un pueblo de Castilla y le pasó una pensión mensual de 600 euros (las antiguas 100.000 pesetas), cantidad con la que sobrevive.

Ahí no quedaron las cosas. Nuestro querido amigo --un ex, nombre con el que se nos conoce en la obra, si es que se nos menciona-- sufrió un infarto de miocardio. La situación pudo descubrirse gracias a que uno de los empleados del matrimonio antes citado se enteró. Acudieron algunos de sus amigos (entre ellos alguno ex, que sí le daba cariño). Su hermano de sangre fue advertido de la situación, pero no le ha visitado.

El sacerdote ex opus lo ha pasado mal. La herida es muy honda, no solo para el corazón, sino también para el otro corazón, el que va acompañado de cariño, que eso es lo que sucede en las familias bien avenidas. Sin embargo, las razones de la obra ha pesado más que las de ser hermano de sangre. Este fiel que sigue en la prelatura no es un hermano de sangre, sino un hermano extraño, pues así se ha portado.

Otros casos parecidos llegan. Se del caso de uno de la obra e hijo de supernumerarios que cuando decidió abandonar la prelatura después de muchos años en su casa no le acogieron. Y eso que eran sus padres. Luego decía el fundador, el llamado "santo de lo ordinario", que el opus unía a las familias...

Continuará





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