Los escritos del fundador, objeto de fe teologal.- Amado Argento
Fecha Monday, 11 June 2018
Tema 090. Espiritualidad y ascética


Me impresionó la frase de Antonio Moya Somolinos en el artículo publicado   que reproduce Opuslibros. Concretamente <<El problema de muchos miembros del Opus Dei es que piensan que "lo necesario" es mucho y "lo opinable" es poco; y dan valor de fe teologal a lo que son meras opiniones de su fundador y de los sucesores de este.>>.

Mi memoria se remontó a principio de los años 80 del siglo pasado, cuando era un alegre y aplicado alumno en el Colegio Romano de la Santa Cruz, que cuando el Opus Dei fuera erigido en Prelatura Personal pasó a ser uno de los dos seminarios de la Prelatura. De hecho, fungía como centro de formación de los futuros sacerdotes del opus desde hacía unas cuantas décadas. Más concretamente, a una clase de Teología que nos impartiera don Ramón García de Haro, quién además de haber sido catedrático de alguna Universidad en España –revistaba entonces como catedrático en estado de excedencia-  y de una Pontificia Universidad Romana por entonces, era una de los intelectuales destacados de la institución. Quiero aclarar que guardo un muy buen recuerdo de don Ramón, con quién me unió una profunda empatía recíproca, fundamentada también en intereses y aficiones comunes que cultivábamos, por ejemplo jugar al tenis y cultivar la expresión coloquial en lengua italiana y francesa, que como buenos hispanoparlantes, nos costaba un poco. Digo empatía recíproca y no amistad (creo que cabría esa tipificación para nuestra relación, al margen de la común pertenencia al opus) porque entonces –y no creo que hayan cambiado demasiado las cosas en la actualidad, aunque no lo sé porque llevo más de 20 años absolutamente desvinculado del opus-  estaba prohibido tener amistades con los “hermanos” en el opus… Uso la terminología políticamente correcta al uso del opus, porque llamemos las cosas como las llamemos, los fenómenos de mayor o menor afinidad, empatía, afecto, etc., con unos y con otros se dan naturalmente en todas las relaciones humanas.

Don Ramón era buen orador, y persona que sabía transmitir contenido con convicción y vehemencia. Por eso alguna de sus clases las recuerdo muy bien. En concreto, en una de esas clases, que no puedo precisar ni recordar si correspondía a la materia de Teología Moral, Teología Pastoral o Teología Espiritual (en parte por el paso del tiempo, y en parte por la falta de rigor científico y de sistemática de los estudios de teología: si bien he alcanzado el grado de Bachiller y de Licenciado en esa materia, al menos como la estudié y se me enseñó, todo parecía girar siempre alrededor de lo mismo: el catecismo de primera comunión con mayor extensión en cada uno de sus puntos).  Voy al grano. Nos enseñaba que lo que dejó escrito el Fundador del Opus Dei, era objeto para nosotros de fe teologal… Así se formaba a los sacerdotes, encargados de la formación del resto… Por eso, además del recuerdo, me impactó el comentario con que comienzo lo que escribo.

Amado Argento.









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