EL PAPA FRANCISCO DESENMASCARA AL OPUS DEI.- Duquedeperalta
Fecha Monday, 23 April 2018
Tema 090. Espiritualidad y ascética


La Exhortación Apostólica Gaudete et Exultate del Papa Francisco es uno de los documentos del Magisterio más “oxigenante”, positivo y alentador de los últimos tiempos.

Un primer dato que llama la atención es la fecha del documento: 19 de marzo. Ese día es institucionalmente muy significativo para quienes hemos sido, y son, del Opus Dei. Sin duda, en los próximos años será uno de los documentos de obligada lectura y meditación para los miembros de la Obra cuando se acerque tan señalado día y haya que meditar las obligaciones contraídas con la Prelatura.

Obviamente la Exhortación no está “dirigida contra” ningún grupo católico en particular. Pero es un hecho cierto, y útil para la exégesis, que no hay una sola cita ni referencia a San Josemaría o al Opus Dei. En ese sentido, puede entenderse como un elegante y fuerte correctivo para el Opus Dei por parte de la máxima autoridad de la Iglesia católica.

Después de Gaudete et Exultate, pocos dentro y fuera de la Prelatura seguirán pensando que Fernando Ocáriz, Prelado del Opus Dei, tiene posibilidades de ser nombrado Obispo.

El gran peligro del Opus Dei para la Iglesia es que es una de esas “instituciones autorreferenciales”.

Para quienes hemos pertenecido al Opus Dei (yo lo he sido durante casi 30 años, numerario con cargos de gobierno y formación) mientras leíamos la Exhortación Apostólica difícilmente podíamos evitar recuerdos de nuestro paso por la Obra, o ver en muchas de las reflexiones del documento denuncias explícitas del Papa a la praxis institucional (autorreferencial) viciada del Opus Dei.

El Opus Dei es una institución que está enferma, y no quiere curarse.

Aquí escribo algunas reflexiones personales nacidas al hilo de la lectura del documento... 



Estas son las 7 ideas que personalmente he sacado en claro a partir del magisterio papal confrontado con mi experiencia vital dentro del Opus Dei:

1. NO TODO LO QUE DIJO E HIZO SAN JOSEMARÍA ES FIEL AL EVANGELIO.
2. EL OPUS DEI ES LA REENCARNACIÓN DEL GNOSTICISMO.
3. EL OPUS DEI ES PELAGIANO.
4. EL OPUS DEI ES UN GUETO.
5. EN EL OPUS DEI ES IMPOSIBLE ORAR.
6. EL CAMINO DE SANTIDAD QUE PROPONE EL OPUS DEI LLEVA A LA CORRUPCIÓN ESPIRITUAL.
7. EL INMOVILISMO DEL OPUS DEI ACABARÁ CON LA INSTITUCIÓN.

El Opus Dei encarna las “falsificaciones de la santidad” denunciadas por el Papa Francisco y las herejías del gnosticismo y pelagianismo.

1.- NO TODO LO QUE DIJO E HIZO SAN JOSEMARÍA ES FIEL AL EVANGELIO.

No es incompatible que San Josemaría haya sido declarado santo y que el Opus Dei sea una institución en la que se viven actitudes fundacionales que están viciadas de raíz.

La mayoría de los escritos del Fundador del Opus Dei permanecen ocultos incluso para las autoridades de la Iglesia. Esta página web fue denunciada por el Opus Dei cuando publicó algunos.

“Para reconocer cuál es esa palabra que el Señor quiere decir a través de un santo, no conviene entretenerse en los detalles, porque allí también puede haber errores y caídas. No todo lo que dice un santo es plenamente fiel al Evangelio, no todo lo que hace es auténtico o perfecto. Lo que hay que contemplar es el conjunto de su vida, su camino entero de santificación, esa figura que refleja algo de Jesucristo y que resulta cuando uno logra componer el sentido de la totalidad de su persona” (n. 22).

La imitación a San Josemaría, hasta el mimetismo más ridículo, que impone el Opus Dei a sus miembros es antinatural, insano y anticatólico: «Cada uno por su camino», dice el Concilio. Entonces, no se trata de desalentarse cuando uno contempla modelos de santidad que le parecen inalcanzables. Hay testimonios que son útiles para estimularnos y motivarnos, pero no para que tratemos de copiarlos, porque eso hasta podría alejarnos del camino único y diferente que el Señor tiene para nosotros. Lo que interesa es que cada creyente discierna su propio camino y saque a la luz lo mejor de sí, aquello tan personal que Dios ha puesto en él (cf. 1 Co 12, 7), y no que se desgaste intentando imitar algo que no ha sido pensado para él. Todos estamos llamados a ser testigos, pero «existen muchas formas existenciales de testimonio». De hecho, cuando el gran místico san Juan de la Cruz escribía su Cántico Espiritual, prefería evitar reglas fijas para todos y explicaba que sus versos estaban escritos para que cada uno los aproveche «según su modo». Porque la vida divina se comunica «a unos en una manera y a otros en otra» (n. 11).

El Opus Dei tiene rasgos de “propuesta engañosa”, y lo que es más grave, de herejía contemporánea.

“En este marco, quiero llamar la atención acerca de dos falsificaciones de la santidad que podrían desviarnos del camino: el gnosticismo y el pelagianismo. Son dos herejías que surgieron en los primeros siglos cristianos, pero que siguen teniendo alarmante actualidad. Aun hoy los corazones de muchos cristianos, quizá sin darse cuenta, se dejan seducir por estas propuestas engañosas. En ellas se expresa un inmanentismo antropocéntrico disfrazado de verdad católica. Veamos estas dos formas de seguridad doctrinal o disciplinaria que dan lugar «a un elitismo narcisista y autoritario, donde en lugar de evangelizar lo que se hace es analizar y clasificar a los demás, y en lugar de facilitar el acceso a la gracia se gastan las energías en controlar. En los dos casos, ni Jesucristo ni los demás interesan verdaderamente» (n. 35).

2.- EL OPUS DEI ES LA REENCARNACIÓN DEL GNÓSTICISMO.

Pensemos en lo que ofrece el Opus Dei para los jóvenes que trata de captar con 14 años y medio a través de los clubes juveniles y otro tipo de instrumentos: actividades atractivas, diversión, viajes, campamentos, juegos y un largo etcétera. Basta con meterse en la página web de cualquier club juvenil para comprobarlo.

“En definitiva, se trata de una superficialidad vanidosa: mucho movimiento en la superficie de la mente, pero no se mueve ni se conmueve la profundidad del pensamiento. Sin embargo, logra subyugar a algunos con una fascinación engañosa, porque el equilibrio gnóstico es formal y supuestamente aséptico, y puede asumir el aspecto de una cierta armonía o de un orden que lo abarca todo” (n. 38).

Decía San Josemaría que “en Casa (Opus Dei) tenemos toda la farmacopea”. Explicaba así cómo el Opus Dei tiene soluciones universales a todos los problemas, dudas, preocupaciones, desafíos, etc... que pueden plantearse a un miembro de la institución.

Y le responde el Papa: “Cuando alguien tiene respuestas a todas las preguntas, demuestra que no está en un sano camino y es posible que sea un falso profeta, que usa la religión en beneficio propio, al servicio de sus elucubraciones psicológicas y mentales. Dios nos supera infinitamente, siempre es una sorpresa y no somos nosotros los que decidimos en qué circunstancia histórica encontrarlo, ya que no depende de nosotros determinar el tiempo y el lugar del encuentro. Quien lo quiere todo claro y seguro pretende dominar la trascendencia de Dios (n. 41).

San Josemaría y del Portillo eran amigos de las maldiciones. Dudaban de la salvación eterna de un miembro del Opus Dei que abandonara la institución, porque entendían que la institución (Opus Dei) es algo que está por encima de las personas. Este planteamiento es radicalmente anticatólico. No existe en la tierra ninguna institución superior a la persona humana, precisamente porque la persona “es la única criatura en la tierra que ha sido querida por sí misma y sólo se encontrará a sí misma mediante el don sincero de sí” (Concilio Vaticano II, Constitución pastoral Gaudium et spes, 24). El intento de subyugar a las personas por darle más importancia a una institución, es un atentado a su dignidad.

Durante años he visto cómo en el Opus Dei, si alguna persona dejaba de pertenecer a la institución, incluso sus fotografías publicadas en publicaciones internas se hacían desaparecer. Como director, he dado autorización para que se hagan correcciones fraternas a miembros del Opus Dei que mantenían amistad con otros que habían “abandonado su vocación”.

La doctrina de la Iglesia es justo la contraria: “Aun cuando la existencia de alguien haya sido un desastre, aun cuando lo veamos destruido por los vicios o las adicciones, Dios está en su vida. Si nos dejamos guiar por el Espíritu más que por nuestros razonamientos, podemos y debemos buscar al Señor en toda vida humana. Esto es parte del misterio que las mentalidades gnósticas terminan rechazando, porque no lo pueden controlar” (n. 42).

A los miembros del Opus Dei se les hace creer, siguiendo las doctrinas del Fundador, sobre todo a los numerarios, que son “la aristocracia de la inteligencia, la aristocracia del amor del amor en el mundo”.

El Papa advierte de esa peligrosa actitud “Con frecuencia se produce una peligrosa confusión: creer que porque sabemos algo o podemos explicarlo con una determinada lógica, ya somos santos, perfectos, mejores que la «masa ignorante». A todos los que en la Iglesia tienen la posibilidad de una formación más alta, san Juan Pablo II les advertía de la tentación de desarrollar «un cierto sentimiento de superioridad respecto a los demás fieles» (n. 45).

3.- EL OPUS DEI ES PELAGIANO.

Todo el entramado que conforma el “plan de vida de normas y costumbres del Opus Dei” que se impone a los miembros del Opus Dei es algo anticatólico.

El Fundador del Opus Dei estaba convencido de la santidad de un hijo suyo que cumplía las normas y costumbres que decía que Dios le había dado para la institución.

Cada uno de los que hemos sido del Opus Dei, o son del Opus Dei, desde su primera formación, tenemos grabado a fuego que “LO PRIMERO SON LAS NORMAS”.

El Papa Francisco desenmascara y denuncia esas prácticas pelagianas: “Todavía hay cristianos que se empeñan en seguir otro camino: el de la justificación por las propias fuerzas, el de la adoración de la voluntad humana y de la propia capacidad, que se traduce en una autocomplacencia egocéntrica y elitista privada del verdadero amor. Se manifiesta en muchas actitudes aparentemente distintas: la obsesión por la ley, la fascinación por mostrar conquistas sociales y políticas, la ostentación en el cuidado de la liturgia, de la doctrina y del prestigio de la Iglesia, la vanagloria ligada a la gestión de asuntos prácticos, el embeleso por las dinámicas de autoayuda y de realización autorreferencial. En esto algunos cristianos gastan sus energías y su tiempo, en lugar de dejarse llevar por el Espíritu en el camino del amor, de apasionarse por comunicar la hermosura y la alegría del Evangelio y de buscar a los perdidos en esas inmensas multitudes sedientas de Cristo” (n. 57).

¿Qué es lo más importante en la vida de un miembro del Opus Dei? Cumplir las normas y hacer la confidencia puntualmente (la obsesión por la ley: el criterio, la praxis, el aviso, “nuestras formas de hacer”, lo que es “de buen espíritu”, lo que dijo nuestro Padre…).

¿Qué dice el Papa sobre esto? Su respuesta es contundente: “Muchas veces, en contra del impulso del Espíritu, la vida de la Iglesia se convierte en una pieza de museo o en una posesión de pocos. Esto ocurre cuando algunos grupos cristianos dan excesiva importancia al cumplimiento de determinadas normas propias, costumbres o estilos. De esa manera, se suele reducir y encorsetar el Evangelio, quitándole su sencillez cautivante y su sal. Es quizás una forma sutil de pelagianismo, porque parece someter la vida de la gracia a unas estructuras humanas. Esto afecta a grupos, movimientos y comunidades, y es lo que explica porqué tantas veces comienzan con una intensa vida en el Espíritu, pero luego terminan fosilizados... o corruptos” (n. 58).

En definitiva el modus vivendi que impone el Opus Dei a sus miembros es una más de esas “ideologías que mutilan el corazón del Evangelio” denunciadas por el Papa en la Exhortación Apostólica.

Otro tema profundamente tratado aquí es la práctica de la dirección espiritual del Opus Dei. Es algo antievangélico, tóxico y que humanamente ha provocado graves deformaciones psicológicas a muchas personas.

Está demostrado -y es una desgraciada realidad comprobable en la vida de muchas personas del Opus Dei- que tomarse en serio y tratar de vivir a rajatabla “el espíritu del Opus Dei” lleva a desarrollar enfermedades mentales (neurosis, trastornos obsesivo-compulsivos, depresiones severas, etc...).

Tener que dar cuentas de conciencia, semanalmente, de forma obligada, a una persona que se “designa” o “autodesigna” como “director espiritual”, y a quien no se conoce de nada y con el que muchas veces no existe la más mínima confianza humana, es, además de un atentado a la libertad, un riesgo psicológico grave para el que tiene que soportarlo.

Más perjudicial aún es el daño que produce en las almas la nefasta práctica del Opus Dei de imponer al confesor. En el Opus Dei se obliga a “confesarse con el sacerdote designado por los directores”. Parece increíble, pero es real. Hay que vivirlo para creerlo.

4.- EL OPUS DEI ES UN GUETO.

El Opus Dei es uno de esos guetos de los que habla el Papa: “Como el profeta Jonás, siempre llevamos latente la tentación de huir a un lugar seguro que puede tener muchos nombres: individualismo, espiritualismo, encerramiento en pequeños mundos, dependencia, instalación, repetición de esquemas ya prefijados, dogmatismo, nostalgia, pesimismo, refugio en las normas. Tal vez nos resistimos a salir de un territorio que nos era conocido y manejable. Sin embargo, las dificultades pueden ser como la tormenta, la ballena, el gusano que secó el ricino de Jonás, o el viento y el sol que le quemaron la cabeza; y lo mismo que para él, pueden tener la función de hacernos volver a ese Dios que es ternura y que quiere llevarnos a una itinerancia constante y renovadora” (n. 134).

5.- EN EL OPUS DEI ES IMPOSIBLE ORAR.

La centralidad del mensaje del Opus Dei no está en Cristo salvador, sino en el Fundador y en sus doctrinas e interpretaciones bíblicas.

Basta un sencillo ejemplo para entenderlo. En mis 30 años de pertenencia al Opus Dei fueron innumerables las ocasiones que tuve de ir a Villatevere (sede central de la Obra en Roma), a Barbastro (localidad natal del Fundador), a recorrer Madrid por donde estuvo y vivió el Fundador, a Zaragoza, a Logroño… etc. Aprendí cada uno de los rincones y lugares por los que pasó Sanjosemaría, conociendo una profusión de detalles apabullante, y pisando por donde él pisó (incluso hice en una ocasión “el paso de los pirineos”). Leía cada una de las nuevas publicaciones en las que se aportaban novedades sobre la biografía del Fundador. Sin embargo, propuse en una ocasión acudir a Tierra Santa, a una peregrinación que organizó un familiar cercano, y fueron tantas las explicaciones que se me dieron para que no fuera, que perdí toda curiosidad por conocer los lugares en los que vivió y murió Jesucristo, al menos con el mismo rigor y detalle con que conocía los que se referían al Fundador del Opus Dei.

El camino de salvación que se propone en el Opus Dei no es el que “sólo puede venir de Cristo”, sino otro muy distinto, en el que quienes lo emprenden tienen que estar sometidos al cumplimiento de una serie de deberes, normas y obligaciones. La santidad en el Opus Dei viene por la imitación del Fudador y “de los mayores de Casa”.

En el Opus Dei no se enseña a hacer verdadera “oración”, a entrar en contacto con Cristo. Se le da más importancia al aprendizaje de los “textos internos” y “escritos del Fundador”.

El “libro de cabecera” de la espiritualidad del Opus Dei no es el Evangelio, son “las enseñanzas de San Josemaría y sus sucesores”.

La libertad de las conciencias está permanentemente violada en el Opus De. Las ideas que habitualmente rondan por la cabeza de los miembros, sobre todo de los numerarios y los agregados son: los escritos del fundador, los escritos del prelado de turno, los documentos internos, los avisos de las comisiones y delegaciones, lo que le han dicho en la última charla fraterna, los círculos breves, las meditaciones del centro, las charlas y meditaciones de los retiros mensuales... y cientos de cosas más, pero muy poco o nada el Evangelio y la Palabra de Dios.

La única palabra que cuenta en el Opus Dei es la de los directores (a través de los cuales viene la Voluntad de Dios).

¿Qué numerario no ha tenido la experiencia de querer “rezar” por las mañanas, y no poder hacerlo porque hay que escuchar el “libro de meditaciones”? La oración en el Opus Dei está perfectamente programada.

El Papa denuncia de alguna forma todas esas prácticas: “En ese silencio es posible discernir, a la luz del Espíritu, los caminos de santidad que el Señor nos propone. De otro modo, todas nuestras decisiones podrán ser solamente «decoraciones» que, en lugar de exaltar el Evangelio en nuestras vidas, lo recubrirán o lo ahogarán. Para todo discípulo es indispensable estar con el Maestro, escucharle, aprender de él, siempre aprender. Si no escuchamos, todas nuestras palabras serán únicamente ruidos que no sirven para nada” (n. 150).

6.- EL CAMINO DE SANTIDAD QUE PROPONE EL OPUS DEI LLEVA A LA CORRUPCIÓN ESPIRITUAL.

Pensemos, sobre todo, en los numerarios algo más mayores del Opus Dei ¿No parecen estas palabras del Papa referidas a una buena parte de ellos

Paradójicamente, muchas personas mayores del Opus Dei, lejos de tener un carácter vivo y alegre, animante, etc... transmiten lo contrario; quizás sea una manifestación exterior de la soledad y el abandono en el que viven.

“El camino de la santidad es una fuente de paz y de gozo que nos regala el Espíritu, pero al mismo tiempo requiere que estemos «con las lámparas encendidas» (Lc 12,35) y permanezcamos atentos: «Guardaos de toda clase de mal» (1 Ts 5,22). «Estad en vela» (Mt 24,42; cf. Mc 13,35). «No nos entreguemos al sueño» (1 Ts 5,6). Porque quienes sienten que no cometen faltas graves contra la Ley de Dios, pueden descuidarse en una especie de atontamiento o adormecimiento. Como no encuentran algo grave que reprocharse, no advierten esa tibieza que poco a poco se va apoderando de su vida espiritual y terminan desgastándose y corrompiéndose” (n. 164).

“La corrupción espiritual es peor que la caída de un pecador, porque se trata de una ceguera cómoda y autosuficiente donde todo termina pareciendo lícito: el engaño, la calumnia, el egoísmo y tantas formas sutiles de autorreferencialidad, ya que «el mismo Satanás se disfraza de ángel de luz» (2 Co 11,14). Así acabó sus días Salomón, mientras el gran pecador David supo remontar su miseria. En un relato, Jesús nos advirtió acerca de esta tentación engañosa que nos va deslizando hacia la corrupción: menciona una persona liberada del demonio que, pensando que su vida ya estaba limpia, terminó poseída por otros siete espíritus malignos (cf. Lc 11,24-26). Otro texto bíblico utiliza una imagen fuerte: «El perro vuelve a su propio vómito» (2 P 2,22; cf. Pr 26,11)” (n. 165).

7.- EL INMOVILISMO DEL OPUS DEI ACABARÁ CON LA INSTITUCIÓN.

El Opus Dei es una institución fuertemente cerrada en su inmovilismo, porque el espíritu está esculpido en piedra. Tanto el fundador como Alvaro del Portillo maldijeron a quien tratara de cambiar una coma. Ese es su gran peligro: es una institución autorreferencial, inamovible, petrificada.

Por tanto, cualquier mínimo cambio en el Opus Dei es imposible. ¿Qué futuro le espera al Opus Dei en estas circunstancias?

El Evangelio es vivo y eficaz. Las “normas y constumbres”, praxis, vademecunes, avisos, criterios, del Opus Dei son letra que muere y mata.

“Esto resulta especialmente importante cuando aparece una novedad en la propia vida, y entonces hay que discernir si es el vino nuevo que viene de Dios o es una novedad engañosa del espíritu del mundo o del espíritu del diablo. En otras ocasiones sucede lo contrario, porque las fuerzas del mal nos inducen a no cambiar, a dejar las cosas como están, a optar por el inmovilismo o la rigidez. Entonces impedimos que actúe el soplo del Espíritu. Somos libres, con la libertad de Jesucristo, pero él nos llama a examinar lo que hay dentro de nosotros ―deseos, angustias, temores, búsquedas― y lo que sucede fuera de nosotros —los «signos de los tiempos»— para reconocer los caminos de la libertad plena: «Examinadlo todo; quedaos con lo bueno» (1 Ts 5,21) (n. 168).

“Tal actitud de escucha implica, por cierto, obediencia al Evangelio como último criterio, pero también al Magisterio que lo custodia, intentando encontrar en el tesoro de la Iglesia lo que sea más fecundo para el hoy de la salvación. No se trata de aplicar recetas o de repetir el pasado, ya que las mismas soluciones no son válidas en toda circunstancia y lo que era útil en un contexto puede no serlo en otro. El discernimiento de espíritus nos libera de la rigidez, que no tiene lugar ante el perenne hoy del Resucitado. Únicamente el Espíritu sabe penetrar en los pliegues más oscuros de la realidad y tener en cuenta todos sus matices, para que emerja con otra luz la novedad del Evangelio” (n. 173).

Resulta lógico que después de leer la Exhortación Apostólica del Papa, demos gracias a Dios por habernos ido del Opus Dei, institución indefinible, pero que tiene, al menos, estas 10 características:

1.- Es una estructura que promueve una psicología neurótica y una espiritualidad gnóstica y pelagiana.

2.- Es una ideología que mutila el corazón del Evangelio.

3.- Es un camino de falsificación de la santidad.

4.- Es un camino de santificación imposible e inalcanzable (n. 11).

5.- Es una invención humana de Sanjosemaría.

6.- Es una más entre tantas formas de falsa espiritualidad sin encuentro con Dios que reinan en el mercado religioso actual (n. 111).

7.- Es una institución con prácticas de dirección espiritual y manipulación mental antievangélicas (n. 116).

8.- Es una familia con un “aire irrespirable de autorreferencialidad” (n. 136).

9.- Es un mundo de aparente perfección que conduce a la corrupción espiritual (nn. 164-165).

10.- Es imposible encontrar a Dios.

Ojalá que este deseo del Papa Francisco se haga realidad:

“¡Que el Señor libere a la Iglesia de las nuevas formas de gnosticismo y de pelagianismo que la complican y la detienen en su camino hacia la santidad! Estas desviaciones se expresan de diversas formas, según el propio temperamento y las propias características. Por eso exhorto a cada uno a preguntarse y a discernir frente a Dios de qué manera pueden estar manifestándose en su vida” (n. 62).







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