El plano Inclinado.- Pasiva
Fecha Wednesday, 28 March 2018
Tema 050. Proselitismo, vocación


Estimado Ramana y estimados todos:

Efectivamente al haber dicho yo que no dejé de amar a Dios al salir de la obra, sé que he dado lugar a que se interpreten mis palabras de muchas maneras:

1. En la Obra sí se ama a Dios (cuestionable) ó 2. Al salir dejas de amar a Dios (cuestionable también).

No me refería a ninguna de esas dos posibles interpretaciones, sino más bien, a que yo antes de ser de la obra había sentido una conexión especial con el Todopoderoso. Por unos años serví en mi parroquia (de ese tiempo tengo recuerdos muy felices). Cuando conocí la obra a mis 25 años, me pareció que había llegado a un puerto seguro y que era ahí donde encontraría la voluntad de Dios. Sé que fui una tonta al permitir que otros gobiernen mi conciencia a esa edad, pero fue un momento de total desconfianza en mí misma. Así que puse una fe ciega a todo lo que se supone por voluntad divina me decían en la Obra.

Recuerdo mi primer círculo, y la primera impresión que tuve fue pensar por qué no podemos dialogar, y por qué tiene solo que hablar una persona y las demás debemos asentir. Sin embrago acepté que las cosas eran así, y poco a poco fui aceptando muchas otras cosas más: la oración diaria, el rosario, la misa diaria, el examen de conciencia, el angelus, las estampas pidiendo la beatificación del beato Josemaría, confesión semanal, charla, cursos de formación, convivencias, retiros... Cuando pité, no me imaginaba la vida lejos de todo ese cúmulo de normas de piedad que llenaban mi día... mi vida... No me imaginaba lejos de mis amigas de la Obra.

Yo toqué la puerta, yo quise ser numeraria. Me dijeron, "primero supernumeraria y despues vemos". Y así fue... Es así que me refugie en la obra y no quise enfrentar mis miedos y desconfianza sola. A la larga 20 años después tuve que enfrentarlos pues por más buenos administradores que se crean los laicos que llevan la direcciones espiritual, no pueden sustituir el Espíritu de Dios que sopla por donde quiere. Y ahí te doy razón estimado Ramana, debemos saber distinguir entre piedad, creencia y fé. Yo no podía prestarme a que a mis hijos los formateen de una determinada manera, ni tampoco me iba a prestar a formatear la mente de los hijos de otros, que es lo que se hace en los clubes. Poco a poco con actividades lúdicas y entretenidas van buscando fieles obedientes.

En fin viviré este año una Pascua más. Felices Pascuas.

Pasiva









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