En la película “Gran Torino” Clint Eastwood se confiesa después de toda una vida sin practicar la religión y se acusa de tres pecados: una falta B10.III.28 (pureza) de juventud, un pequeño fraude fiscal y lo que más le atormenta que es desconocer a sus dos hijos.
Si la “madreguapa” se confesara, ¿de qué se acusaría? Evidentemente no tiene faltas B10.III.28, ni de juventud ni de madurez ni de vejez. Ese es el único tipo de pecado intolerable. Si quieres prosperar por ahí no has de pasar. La materia es pringosa y ya no se despega en la vida. Ni aunque Dios te haya perdonado en confesión.
¿De fraude fiscal? Tampoco. La galaxia de fundaciones, asociaciones y empresas que sirven de instrumento para la vida material de la “madreguapa” son todas iniciativas personales de sus miembros. Cada uno de ellos actúa libremente y la apariencia coordinada de sus actividades es pura casualidad. Si hubiere alguna cosa rara en todo caso sería responsabilidad personal de su promotor.
¿De desconocer a sus hijos? Ahí ya no tengo tan claro que la “madreguapa” no tenga pecadillos. Según hemos experimentado muchos y se puede leer por aquí, el Opus Dei utiliza a sus miembros pero no les conoce. Se sirve de cada uno como mejor le viene en una gigantesca maquinaria destinada a servir a la institución. La Obra se alimenta de pitados que formen a otros pitados que monten colegios para asegurar más pitados... y así en una rueda sin fin.
Una madre conoce a sus hijos, los quiere y daría su vida por ellos... ¡no se alimenta de ellos! Pero la “madreguapa” en su farisaica fatuidad ni se percata del daño que hace.
Cyrano
