SUPERNUMERARIOS: Vivir en la calle de la amargura (VII).- Salypimienta
Fecha Friday, 16 February 2018
Tema 078. Supernumerarios_as


SUPERNUMERARIOS: Vivir en la calle de la amargura (VII)

 

Tenía pensado escribir sobre cuando los supernumerarios se quedan sin pareja, pero creo que dejaremos el tema para más adelante. Creo que es más importante ampliar sobre el tema de las familias del Opus Dei tal como comentó Class hace unos días.

Cuando uno crece en una familia 100% opusina, pareciera ser que las cosas son más fáciles y para nada es así. Esta web está llena de testimonios desgarradores de ex miembros hijos de familias pro Opus Dei, sin ir más lejos hace muy poco Solitudine nos contó sobre ello…



Había una frase, que no recuerdo la cita textual pero decía algo como que si habías educado a tus hijos para ser buenos cristianos, lo lógico es que Dios te pidiera a algunos para el Opus Dei. Esa nos la repetían con mucha frecuencia. Afortunadamente yo despité cuando mis hijos no daban ni la menor traza de tener el más mínimo interés en el Opus Dei, y todavía les quedaban algunos años para que la Obra los diera como casos perdidos, así que no me daban mucho la tabarra con eso. Pero había otras a las que verdaderamente se traían por la calle de la amargura con el tema.

Una me contó en la charla que la directora del consejo local le había recomendado hacer que la hija (pitable) cortara con el novio para que fuera más fácil la labor de convencimiento. Así se las juegan estas buenas mujeres. No les importa nada más que conseguir vocaciones para la prelatura llevándose entre las patas a todo el mundo (igual es con el dinero). Lo peor es que mamá supernumeraria, cuando pitaba el hijo o la hija se ponía como loca de la felicidad. Es bien sabido que las supernumerarias madres de numerarios suben un escalón… y generalmente se les sube tanto a la cabeza que se sienten haz de cuenta Santa Mónica, que gracias a su oración y mortificaciones el hijo ya se ganó el cielo, cuando en la mayoría de los casos lo que terminan ganando esos pobres es una depresión de pronóstico reservado. Me tocó conocer muy de cerca casos en los que el hijo numerario despitaba y los padres supernumerarios literalmente los repudiaban. A una la escuché decir que prefería a un hijo muerto a que perdiera la vocación. No hay que espantarse, sabemos bien que en el Opus Dei es muy fácil padecer de enajenación mental profunda por temporadas.

Hay que hacer notar que los miembros (tanto numerarios, como agregados y supernumerarios) cuyas familias no pertenecen a la Obra, los ven como ‘pobres criaturas’, y es lógico que eso suceda, sólo los miembros del Opus Dei están destinados a la salvación, los otros a lo mucho alcanzarán el purgatorio y por eso se reza por ellos. Y exactamente como lo dice Class, todas las familias que son fieles de la prelatura se convierten en unas desarraigadas porque dejan de sentirse parte de su estirpe si los demás no comulgan con sus creencias y normas y pasan a formar parte de la familia con lazos más fuertes que los de la sangre.  Ya sabes, esa familia que cuando decides bajarte de su carro no te vuelven ni siquiera a mirar, ya no digamos a hablar o a interesarse por lo que fue de ti.

Me tocó ver cómo hermanos ‘de sangre’ apartaban de su vida, completamente y sin remordimiento alguno a otro hermano porque éste había decidido vivir en pecado. Lo eliminaban de sus celebraciones y de su vida como quien elimina una silla vieja, sólo porque el hermano había decidido vivir en unión libre con alguien, o se había divorciado y vuelto a casar. Me tocó ver cómo hacían lo mismo con hermanos homosexuales, o hermanas madres solteras… Como digo siempre que puedo, la caridad en el Opus Dei no la conocen ni por referencia.

Pero eso sí, don José María quería a sus hijos con corazón de madre, de padre y de abuela porque los había engendrado con dolor y con el corazón (no entiendo cómo se atreven repetir esa burrada)… Como madre, padre y abuela resultó ser una birria el hombre, porque amenazar con el rejalgar a quienes decidían irse y no volverse a preocupar en lo más mínimo por ellos no es algo que haga una madre… es más, no es algo que haga cualquier ser humano con el más mínimo sentido de justicia.

Creo que aquí debo parar, mientras escribo voy cogiendo un cabreo fenomenal. La próxima vez espero no ponerme de tan mal humor.

Besos a todos.

Salypimienta

P.D. Lupe, qué maravilla que te animaste a escribir tu testimonio. Esperaré tus próximas entregas con impaciencia para leerlas atentamente.

 

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