Que el Santo padre bendiga y celebre un matrimonio en pleno vuelo a una pareja de tripulantes es simplemente maravilloso. Fue la anécdota simpática de la jornada en su viaje por Chile y Perú. Una improvisada boda que Francisco ofició en el avión que le trasladaba de Santiago a Iquique.
Con dos hijas y debido a que tuvieron que suspender su ceremonia religiosa programada cuando el terremoto del 2010, el Papa se ofreció a casarlos. Y así lo hizo, firmando el acta de matrimonio redactada a mano por él mismo.
Ya estoy viendo a los detractores de Francisco llevándose las manos a la cabeza, dándose ración doble de cilicio y programando actos de desagravio a todo tren. !Qué disgusto! Redoblando a partir de ahora sus oraciones pidiendo a Dios que se lo lleve cuanto antes, aunque hasta ahora sus plegarias en ese sentido no han sido consideradas por el Altísimo.
Otros, damos gracias a Dios por tener un Papa tan auténtico, cercano, y sobre todo fiel seguidor del Evangelio.
Manzano