Muy oportuna la cita de Ruiz Retegui que Agustina hacía el pasado lunes. Y es que, en efecto, las periódicas amenazas institucionales a quienes intentaran bajarse de la barca siempre me parecieron motivadas por la sospecha de que los tales no eran pocos.
A veces, a solas conmigo mismo, tal práctica me han recordado la de de esos pastores brutos que cuando ven que una oveja se le descarría, sacan la honda y empiezan a lanzarle pedradas; pedradas pensadas para hacerla volver al redil, pero que también pueden servir para quebrarle una pata o descalabrarle la cabeza.
Pepito