Reflexiones sobre el artículo de Crónica.- AlexanderSupertramp
Fecha Friday, 12 January 2018
Tema 020. Irse de la Obra


Hola a todos.

Creo que ha sido una feliz coincidencia el que se publicasen el mismo día el escrito de World y de Neo. Me refiero a que la editorial de Crónica que compartió World me dejó mal, muy pensativo, y luego ver más abajo la reflexión de Neo sobre el acceso a la información que antes no teníamos es algo que me hizo mucho sentido.

La verdad es que cada vez me doy más cuenta de que en la Obra existen elementos de fanatismo que es importante considerar. Soy cuidadoso al usar una palabra tan fuerte. No me refiero a un ultraconservadurismo ni nada de eso, sino al hecho de justificar conductas abiertamente cuestionables sólo porque son propter regnum coelorum. Quizá me tomó mucho tiempo reconocer este fanatismo a causa del cariño que sigo teniendo a viejos amigos de la Obra o porque aún reconozco que mis años allí también me sirvieron para crecer en algún sentido. En fin, los informes de conciencia, el proselitismo con personas sin una total capacidad de discernimiento a espaldas de sus padres y tantas otras cosas ampliamente testimoniadas en esta página son algunos ejemplos de ese fanatismo.

Volviendo a la editorial en cuestión: ese texto es francamente violento, fanáticamente violento. No recordaba haberlo leído. Sí recuerdo alguna carta de don Álvaro en la que comparaba al que no perseveraba con el mismísimo Judas Iscariote, texto que se me dio a leer justamente en mi proceso de “discernimiento tardío” (después de 15 años en la institución), junto con alguno de esos libros de Jesús Urteaga que parecían lectura más motivacional que espiritual. En ellos, por no ser lectura interna, no se hablaba de los que no perseveraban, pero era bien claro que el autor estaba pensando en eso. Recuerdo también el video de alguna tertulia de Josemaría con jóvenes del centro de estudios en Brasil. De ella recuerdo que algún numerario le había compuesto una canción francamente desastrosa, y también que otro le hizo alguna pregunta relacionada con los que “no perseveraban en su vocación”, cosa rara de ver en una tertulia ya que el tema era bastante tabú. De la respuesta no recuerdo mucho, pero debe haber sido algo por el estilo de lo que dice esa editorial.

Felizmente no leí esa editorial cuando pensaba irme, porque me habría hecho muy mal. Esa lectura yo la pondría en el index; hay que tener un criterio muy bien formado para leerla con espíritu crítico. Todo esto me recuerda cómo se trataba el asunto: un tema tabú, del que se habla lo mínimo indispensable. Excelente estrategia, lo más parecido a la labor del protagonista de la novela 1984 en el Ministerio de la Verdad. Eso de que, de vez cuando, el director del centro lo llamara a uno a su despacho, en medio del silencio del tiempo de la tarde, y te dijera casi con un susurro: “fulanito… no perseveró. Encomiéndalo”. Y uno pedía permiso para hacer mortificación extraordinaria por el desdichado, aunque ya fuera un poco tarde, al menos para que no se perdiera su alma. En cierta ocasión se me ocurrió comentar en una tertulia que me había encontrado casualmente con un exn, que se le veía muy bien, que tenía una novia muy simpática, y que le enviaba saludos a todos. Respuesta: todos con cara de póker y, posteriormente, corrección fraterna. Eso lo dice todo. No sea que la “infidelidad” (¡qué palabra!) llegue a naturalizarse y a considerarse algo normal. Eso es lo que leo entre líneas en la editorial que compartió World: los que se van tienen una vida desdichada, y no se sabe nada más de ellos. Durante muchos años yo llegué a pensar eso; y cómo no, si en un entorno tan cerrado es lo único que has escuchado, es difícil pensar otra cosa.

Y justamente con respecto a esto es que conecto con la reflexión de Neo. Diría que al Opus Dei la “sociedad de la información” lo pilló por sorpresa, de modo que la mentira de que las “infidelidades” son van necesariamente seguidas de una vida de desgracia, o que los que se van le van escribiendo al prelado con lágrimas en los ojos que quisieran volver ya se hace menos creíble. Hace 15 o 20 años esa editorial de Crónica todavía era persuasiva; hoy no se la cree el más correcto alumno del centro de estudios (eso espero). Hoy los numerarios tienen a exnumerarios como amigos de Facebook, pueden acceder a escritos notables de Opuslibros, no creo que el director les esté revisando la correspondencia (¿tendrá la clave de los e-mails del centro?), etc. Son tantas cosas nuevas que las autoridades de la Obra o bien elaboran una lista interminable de notas con “criterios de prudencia”, o por fin comienzan a confiar en la buena fe y en la responsabilidad de quienes siguen dentro. No sé mucho es qué está la prelatura ahora, pero ojalá que sea lo segundo.

Alexander Supertramp









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