Atún al horno.- Zartan
Fecha Monday, 20 November 2017
Tema 125. Iglesia y Opus Dei


Jacinto hace poco nos decía que “en una de sus cartas de 2017 Ocáriz ha animado a los fieles de la prelatura a colaborar con las parroquias, ‘siempre que las tareas propias de los centros lo permitan’. Si en los centros no se puede ayudar a las almas, siempre se puede volver a la parroquia. Ahí está la verdadera Iglesia, donde están los sucesores de los apóstoles, aunque ellos también tengan que resolver sus crisis de identidad.”

Una vez más el querido Jacinto realiza un análisis agudo de la realidad y llega a conclusiones bien fundamentadas.

En mi opinión hay un antes y un después marcados por la carta del 14 de febrero 2017 donde se decía que había que rectificar cuando “en lugar de sembrar paz hayamos sembrado más bien un poco de discordia” (punto 11), que “es necesario reforzar, del modo oportuno en cada caso, la relación con personas de otras instituciones y realidades de la Iglesia” (punto 14), que “Será bueno seguir aprovechando las oportunidades de animar a algunos fieles de la Prelatura, Cooperadores y gente joven, a ofrecerse para colaborar, con plena libertad y responsabilidad personales, en catequesis, cursos prematrimoniales, labores sociales, en las parroquias u otros lugares que lo necesiten, siempre que se trate de servicios acordes con su condición secular y mentalidad laical”(punto 15), y más adelante “Convendrá estudiar modos prácticos para desarrollar la preparación al matrimonio, sostener el amor mutuo entre los esposos y la vida cristiana en las familias, impulsar la vida sacramental de abuelos, padres e hijos, especialmente la confesión frecuente. Cristo abraza todas las edades del hombre, nadie es inútil o superfluo” (punto 21)”.

Después de leer todas estas cosas pensé que… algo se movía y, si se cambia lo periférico, es posible que también cambien cosas más centrales como el crecimiento personal, la libertad y responsabilidad de cada uno, el volver al apostolado de las cabezas mediante la profesionalidad propia sin dejar de lado el resto… y tantas otras cosas.

Esta carta de alguna manera también marca un antes y un después ¿Cuándo se había escuchado decir a alguien con peso en la organización que se habría podido sembrar discordia en lugar de paz?

Pero pasa el tiempo y yo no veo ningún cambio: en una parroquia cercana hay una super que, con su marido, preparan matrimonios, en mi parroquia el párroco sigue buscando catequistas porque no tiene gente y la preparación matrimonial mejor ni cuento como está, en el tribunal diocesano hay un sacerdote numerario que ayuda algo y también un ex (si, de esos de vida desordenada y poco ejemplar) pero falta personal preparado (esta selva es la periferia de la civilización y no hay muchos canonistas cuando en la Obra hay bastantes)… y todo esto es exactamente igual a como estaba antes de la carta 14-febrero, en definitiva: ningún cambio.

¿Qué pasa? Yo recuerdo que, en el siglo pasado, si el Padre pedía que fuésemos con sombrero verde, al día siguiente todos lo teníamos y usábamos. Puede ser que estando tan lejos de Roma las indicaciones tarden en llegar. Puede ser.

Aunque también puede pasar lo que a un muy querido amigo mío que dice que, en su vida, hay un antes y un después separados por el hecho de haber probado el atún al horno preparado en el restaurante doña Tina. Puede que sí, que haya sido un momento clave para su vida pero después del atún su vida ha seguido siendo la misma, la mismérrima, idéntica.

Soy un asqueroso optimista pero, a veces, las actuaciones de los interesados, me hacen recordar a Dante con su lasciate ogni speranza, voi ch''entrate.

Hace poco conversaba este tema y mi perplejidad con una amiga -numeraria de pro- y me decía que sí, que hay voluntad de cambio pero que la mayoría de la gente no está preparada para él, en especial las y los numerarios que dirigen la orquesta, que están como en punto muerto, bloqueados. Se dejan llevar por la estructura, por la burocracia, se han pasado toda una vida haciendo las cosas de una manera y que ahora es muy difícil el cambio, primero lo deberán entender y luego actuar.

Así que… paciencia y tiempo al tiempo que -tal vez- estén intentando digerir el atún al horno.

Zartan









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