A cada cual perjudica su propia negligencia.- El Cid Campeador
Fecha Friday, 27 October 2017
Tema 010. Testimonios


 

A cada cual perjudica su propia negligencia (Negligentia sua cuique nocet).

El Cid Campeador, 27/10/2017

Me gustaría responder a la pregunta formulada por Quark-2 acerca de cómo desenmascarar jurídicamente al Opus Dei. Y también dirigirme a Nancy.

El Opus Dei es jurídicamente una organización sin tacha. Está formada por un Prelado al cual se incardina un grupo de sacerdotes y unos laicos, estos últimos en virtud de un contrato para colaborar en la labor apostólica, con el fin pastoral de llevar un mensaje de santidad en medio del mundo.

La existencia del Opus Dei es neutra (o incluso un bien, pues su fin es precisamente hacer el bien), en el sentido de que puede desarrollar su actividad haciendo el bien, si cumple su fin, o por el contrario se puede convertir en algo malvado si adultera ese fin...



La moral está definida por el comportamiento individual de las personas, también en derecho.  Existe un aforismo jurídico en derecho penal: societas delinquere non potest (aunque en el siglo XXI está siendo puesto en entredicho en casos como delitos medioambientales, pero sigue siendo un principio general). El derecho penal contempla la asociación ilícita o las organizaciones criminales, pero son personas las que se asocian y a las que se atribuyen los delitos. Nadie crea una sociedad cuyo objeto social sea robar bancos porque el derecho no lo permitiría (excepto los piratas que estaban protegidos por los ingleses).

Dicho esto, el comportamiento inmoral debe ser atribuido a personas individuales o a un grupo de personas que se confabulan para engañar a otros utilizando como medio una persona jurídica de la Iglesia, constituida según las normas del derecho canónico.

Entrando en este punto pondré algunos ejemplos.  El primero es que el numerario debe entregar todo el dinero que gana al Opus Dei. Eso no es cierto ya que no está previsto en los estatutos aprobados por la Santa Sede, sin embargo se engaña a los miembros diciéndoles que esa es su obligación ¿Qué pasa si un miembro se va y quiere que se lo devuelvan?  Pues que un juez nunca le daría la razón.  El motivo es que ha entregado ese dinero voluntariamente. Ante un juez no se puede argumentar que “no me enseñaron los estatutos” o que “me engañaron en la charla fraterna”. La ley exige a cada uno una diligencia mínima y esta diligencia no existe si un miembro de la Obra no pide sus estatutos y los recibe y no exige que su relación con la Prelatura sea conforme a esos estatutos, insisto, aprobados por la Santa Sede.

Vaya, que nos hemos comportado como unos inmaduros que desconocen sus propios derechos. Lo cual no es de sorprender si ya desde pequeñitos cantábamos aquello de “mi único derecho es no tener ningún derecho”. Por lo tanto, no somos dignos del amparo de la ley debido a nuestro comportamiento negligente.

Buscando en bases de datos jurídicas leí una interesante sentencia de una numeraria que estuvo trabajando en la embajada de España de un país africano. Se acogió a la figura de la donación modal (condicionada): te doy mi sueldo a cambio de que me mantengas el resto de mi vida. Así exigía una pensión a la Obra. Ganó en primera instancia y perdió en segunda instancia y en el Supremo. Copio un extracto de la sentencia, que adjunto a Agustina por si quisiera publicarla:

Primera instancia:

FALLO: Que, estimando íntegramente, la demanda interpuesta por el Procurador D. LYDIA LEIVA CAVERO, en nombre y representación de Dña. Concepción como parte demandante, contra D. PRELATURA DEL OPUS DEI. Como parte demandada, debo declarar y declaro la revocación de la donación por causa de ingratitud al negarse por la Prelatura del Opus Dei los alimentos necesarios que precisa Dña. Concepción para su supervivencia; necesidad en que la demandante se encuentra por haber donado desde 1982 al año 2000 todas las retribuciones que percibía al Opus Dei, y por haber causado baja como numeraria de la Obra. Asimismo, fijar como renta temporal anual hasta que la demandante cumpla sesenta y cinco años, la cantidad de 27.742,68 Euros. que deberá pagar la Prelatura del Opus Dei y percibir Dña. Concepción en mensualidades anticipadas de 2.311,89 Euros, cada una. Dicha cantidad se actualizará automáticamente y anualmente conforme a los datos publicados del IPC. Alternativamente, y a elección de la Prelatura del Opus Dei fijar en la cantidad de 277.426,80 Euros. El importe de la liquidación de las relaciones jurídico- económicas mantenidas entre los años 1982 y 2000 con Dña. Concepción , que la entidad demandada deberá entregar inmediatamente a la demandante. 

Segunda instancia:

Revoca la sentencia anterior

Supremo:

La demandante, doña Concepción , ingresa sus retribuciones en el Club Virunga, integrado en el OPUS DEI y acepta una forma concreta de vida -como dice la sentencia recurrida- que implica la renuncia o dación a los fines de la organización religiosa a la que pertenecía, de los ingresos habidos en su trabajo, en cumplimiento precisamente de los fines vitales religiosos, que en tal organización abrazó; no pueden suponer o importar, la creación de un título jurídico que implique, ni la obligación de prestar alimentos a la actora por dicha organización, ni menos aún, que implique la existencia y prueba de una donación modal, con la regulación que de la misma efectúa el Código civil.

El motivo quinto invoca la infracción del artículo 1225 del Código civil en relación con el artículo 1218 del mismo cuerpo legal e invoca el documento que contiene el Vademecum de la Prelatura del Opus Dei que dice:

"Los que no siguen adelante: cuando a pesar de todo, alguno no persevere, hay que tratarle siempre con mucha caridad y delicadeza: ayudarle, disculparle, comprenderle; también entonces, hace con él lo que querríamos que hiciesen con nosotros, si nos encontrásemos, en las mismas dolorosas circunstancias". 

Lo cual es aceptable, incluso aplaudible, pero de ello no cabe deducir, como interpretación de un documento, que se dé lugar a una obligación de alimentos, de origen contractual. Dice el recurso que constituye "inequívocamente, el título convencional de una obligación de alimentos cuyo incumplimiento, por la donataria continuada de todas las retribuciones de la donante durante más de 20 años, constituiría, claramente, causa de ingratitud idónea para revocar la donación". No es así, ni constituye una obligación de alimentos, ni, como se ha dicho e insistido, hay donación que pueda ser revocada.

Luego también está la cuestión de que no pueda pitar un chico menor de 18 años y que se cree la figura de aspirante para que se pueda pitar a partir de los 14 años y medio.  A esto se le llama fraude de ley.  Ahí los padres son quienes deben estar alerta.  Me consta que algunos sí lo están y otros arrojan a sus hijos en las garras de la Obra.  También me consta que no se pide el preceptivo permiso a los padres y que si un chico quiere dejarlo le contestan que es para siempre.  Un abuso: El que escandalice a uno de estos pequeños más vale que…

¿Qué la virtud, la pureza?

¿Qué la verdad y el cariño?

Mentida ilusión de niño,

Que halagó mi juventud.

Y encontré mi ilusión desvanecida

Y eterno e insaciable mi deseo:

Palpé la realidad y odié la vida;

Solo en la paz de los sepulcros creo. (Espronceda)

Testimonio de Nancy

Tomemos también el ejemplo del reciente testimonio de Nancy: tu historia me ha recordado mucho a la mía. Todo empezó con un “no contamos contigo”, que había decidido el consejo local de acuerdo con la comisión, y que acabó conmigo en la calle.

Pero yo ya no soy yo,
ni mi casa es ya mi casa. (Lorca)

Creo que en primer lugar debemos tomar en cuenta el alto nivel de frustración dentro de la Obra. Una institución que se ha pasado muchos años diciendo “por sus frutos los conoceréis” y restregándoselo a otras instituciones de la Iglesia ahora se encuentra con la realidad de que no tienen frutos. 

La primera reacción: culpar a los demás. Primero era el entorno, ahora son algunos numerarios.  Yo empecé la labor en un país del cual me sacaron, porque pensaban que tras mi vuelta a España la labor explotaría.  De esto hace más de 30 años y el único numerario local a día de hoy pitó conmigo, y me da mucha pena verlo en internet llevando un club de niños (que manía con los clubes de niños, Dios mío). Parece que no era yo el origen de todos los males.

En segundo lugar, Nancy, debes tener en cuenta que la mayoría de los directores son unos sociópatas (esto lo dejó claro Satur en una de sus entradas y también Novaliólapena). A los chicos de la obra les aconsejaría leer algún libro de autoayuda como “Comunicación no violenta”, de Marshall B. Rosenberg, uno de mis favoritos. La comunicación en el Opus Dei se produce de una manera muy violenta, tanto en la charla fraterna como en las meditaciones o en los avisos que se dan en los círculos (todavía recuerdo algunos sacerdotes descargando bilis en la meditación de las siete de la mañana, y es que predicar sin café y desayuno reconozco que debe poner de mala leche).

Una canción muy buena que refleja muchas cosas de la obra (Andrew Bird, Oh, no!):  https://www.youtube.com/watch?v=X87gUR53hJg

arm in arm we are the harmless sociopaths
oh arm in arm with all the harmless sociopaths
in the calcium mines buried deep in your chest
oh the calcium mines buried deep in your chest.

Ooh, deep in a mine, oh-no
Ooh, a calcium mine, oh-no

so let's get out of here 
past the atmosphere
squint your eyes and no one dies or goes to jail
past the silver bridge
oh the silver bridge wearing nothing but a one-sie and a veil.

En tu caso está claro: te han llamado vieja e inútil; «que como estaba a punto de jubilarme y no vivía bien el espíritu de la obra (????) que no iban a contar conmigo para nada, que lo pensara, que no era una ayuda....», nos cuentas (no te preocupes, a mí me llamaron cosas peores).

Ardió la uva húmeda, y su agua funeral
aún vacila, aún reside,
y el patrimonio estéril, y el domicilio traidor.
Quién hizo ceremonia de cenizas?
Quién amó lo perdido, quién protegió lo último?
El hueso del padre, la madera del buque muerto,
y su propio final, su misma huida,
su fuerza triste, su dios miserable? (Neruda)

Te contaré algo.  En una ocasión venía con mi sueldo para entregarlo en el centro. Setenta billetes de cinco mil en moneda local (viví muchos años extra Hispaniae).  Ese día no había podido hacer “movimiento económico”, así que comí en un MacDonalds y pagué con uno de esos billetes de cinco mil. Por la noche llegué al centro con mi nómina, el extracto bancario de ingreso y el extracto bancario de salida como era costumbre para demostrar al secretario que lo entregaba todo. Le comenté lo de mi comida en el MacDonalds y que podría ingresar 349.000 y sacar 1.000 simultáneamente para quedarme con el cambio de 1.000 de lo de MacDonalds (novecientos y pico) cuadramos (esto que he contado, si uno no es o ha sido miembro numerario, no lo puede entender: qué forma tan torturada de pensar).

El secretario se puso rojo y empezó a llamarme ladrón, a decirme que estaba robando a la Obra y que yo era una mala persona (no con estas palabras, peores).  Yo, que había dejado todo para irme a un país extranjero a hacer la obra, me sentí indefenso, violado, ultrajado, hundido… Así que tomé el dinero, abrí la ventana y mientras decía que “yo no estoy aquí por dinero y el dinero me importa un bledo” (cosa que es cierta) tiré desde un segundo piso todos los billetes por la ventana, que cayeron flotando en la noche y se distribuyeron por el jardín nevado (el centro es una mansión y tiene un bonito jardín, por supuesto).  En la siguiente décima de segundo nos miramos y corrimos escaleras abajo a recuperar los billetes.  Nunca me dijo cuántos habíamos recuperado, ni me importaba porque tampoco los iba a disfrutar yo.  Tampoco se volvió a hablar más del tema.

Me odiaba porque me había hecho un plan de pensiones y seguro médico privado (según los estatutos tenemos obligación de mantenernos económicamente) ya que en ese país no tenía derecho a cotización de la Seguridad Social. En su mundo eso era una falta de confianza hacia mi madre guapa la Obra.

Cuando me pidieron que saliese, ya mayorcito y con una depresión, estuve yendo tres años al psicólogo y al psiquiatra (carísimo), una buena inversión ya que me recuperé totalmente.  Yo creo que debes tener en cuenta que vamos a vivir entre 70 y 80 años, si Dios quiere.  Que lo importante es la vida eterna y hacer el bien aquí abajo.  Luego hay que ser práctico: yo sé que puedo mantenerme económicamente si trabajo hasta los 70 (como soy autónomo no me despedirán). También sabía que si quedaba en la Obra acabaría loco (no es normal tirar billetes por la ventana, hay que reconocer la realidad, y otras cosas que hacía), en el sentido estricto de la palabra, y al final estaría fuera siendo una carga para mis hermanos (de sangre, porque los otros se lavarían las manos de sangre como Pilatos). Como soy un tipo sensible, psicológicamente no podía soportar seguir buscando la aceptación de unos sociópatas, eso me arruinaría mentalmente.  Así que como dice la canción que te mando: let’s get out of here

Tho' much is taken, much abides; and tho' 

We are not now that strength which in old days 

Moved earth and heaven, that which we are, we are; 

One equal temper of heroic hearts, 

Made weak by time and fate, but strong in will 

To strive, to seek, to find, and not to yield. (Tennyson)

 

A pesar de que mucho se ha perdido, queda mucho; y, a pesar

de que no tenemos ahora el vigor que antaño

movía la tierra y los cielos, lo que somos, somos:

un espíritu ecuánime de corazones heroicos,

debilitados por el tiempo y el destino, pero con una voluntad decidida

a combatir, buscar, encontrar y no ceder.

 

El Cid Campeador







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