Ramiro de Maeztu, ¿ideólogo político del Opus Dei?.- Ana Azanza
Fecha Wednesday, 27 September 2017
Tema 900. Sin clasificar


JL Villacañas dedicó en 2000 un extensísimo ensayo a “Ramiro de Maeztu y el ideal de la burguesía en España” que me había pasado desapercibido hasta hoy. En él le dedica extensas páginas al “Opus Dei” o más bien a los ideólogos opusinos más destacados de la primera hora que por supuesto no eran las numerarias auxiliares ni las administradoras. 

 

Hay que empezar mencionando la serie de artículos de Maeztu (1875-1936), periodista, pensador, agitador de la derecha española nacido en Vitoria y muy viajado por el mundo, titulada “El sentido reverencial del dinero”, nada menos. Título más opusino imposible. En teoría y en la práctica. Al parecer dichos escritos constituyen la primera recepción en España de los trabajos de Weber y Sombart sobre la ética protestante y el espíritu del capitalismo...



Recuerdo haber leído a Weber y haberme hecho eco de ello en esta web y haber recibido la consiguiente llamada al orden del guardián de la desmemoria que entonces estuviera de turno. ¿Weber, el capitalismo y el Opus Dei? Nada que ver. Y ahora me encuentro con abundantes páginas que demuestran lo contrario de lo que se me dijo en una evidente defensa del “carisma”, del que cada día que pasa tenemos más y mejores pruebas de su inexistencia.

 

Maeztu había estado en Inglaterra y allí conoció a Tawney que escribió una crítica a la obra magna de Weber, “Religion and the Rise of Capitalism”. Maeztu escribió sus artículos “dinerarios” en plena dictadura de Primo de Rivera (años 20 del pasado siglo) cuando Calvo Sotelo iniciaba una política económica expansiva. Y curiosamente coincide con la mítica fecha de 1928, la de la fundación al oír las campanas de la madrileña iglesia en la madrileña calle García de Paredes. No voy ahora a cuestionar la fundación en el alma de un cura, ellos que son tan del Ius, en los momentos clave nos alimentan con una “historieta”.

 

Hacía falta una nueva clase social burguesa en España, dinámica, algo así como ahora quiere hacer el PP con la asignatura “cultura emprendedora” asestada a la población adolescente. ¡A emprender españoles!, ya lo proclamaba don Ramiro hace 100 años. Burguesía emprendedora y católica, claro, porque el catolicismo es el alma de España y por eso sólo “desde” él se podría lograr un gran partido de centro. La ética del trabajo calvinista debía trasladarse a España y hacerse compatible con “nuestra” religión propia. Para Maeztu sólo la teología católica podría liberar a la modernidad de sus excesos individualistas, narcisistas, hedonistas, subjetivistas. Mejor ramillete de adjetivos descriptores del “enemigo filosófico” para un Opus Dei no se hallará. Extirpando esos excesos se daría paso en España a un pueblo cohesionado alrededor de valores culturales, a una solidaridad social.

 

Cultura del trabajo y del ahorro que habría de impregnar a burgueses y obreros, todos unidos bajo el clasicismo católico. Al leer este libro es curioso observar como un hombre tan viajado y leído, en lugar de darse cuenta de que España estaba sobrada e incluso ahíta de tanto catolicismo, remacha el clavo. La teología católica tenía que convertirse en una referencia viva de la cultura. La nueva burguesía católica además de trabajadora tenía que ser conocedora y “veneradora” de los mitos clásicos hispánicos, lo típico, Quijote, don Juan, Celestina, todos ellos sería reinterpretados por Maeztu de una forma teológica.

 

España ha conocido una teología trascendente pero no ha tenido un etho sintramundano. Aquí se han separado las aspiraciones a la salvación del trabajo, Weber explica que el ethos de una religión no es sus doctrinas sino la conducta ética para la cual se han establecido premios y que son condición de la salvación.

 

Así que la salvación en el nuevo weberianismo hispánicamente adaptado no estará sólo en el más allá, ya en este mundo, la religión o el “espíritu”, ¡opusinísima palabra!, deja de ser una negatividad respecto de las realidades mundanas. Nada de ver negativamente el mundo, hay que volcarse en él, nada de renunciar al mundo, aceptarlo hasta en lo más “sucio”: dinero y poder para hacer el bien, faltaría más. La riqueza es inevitable en el mundo, en lugar de condenarla, pongámosla al servicio de fines mundanos sacralizados y sacramentalizados.

 

Y ahora prometo que no es el founder del Opus Dei quien escribe ¿o sí?:

 

“hay que dar sentido de eternidad a nuestros negocios temporales. Lo que estorba para ello no es ninguna cuestión dogmática y de principios, sino la práctica, la tradición o la costumbre. No se trata de elegir entre mundo y ultramundo, sino de ordenar el mundo en el ultramundo tal como se nos revela en nuestros juicios de valoración” (Ramiro de Maeztu, “Don Quijote, Don Juan y la Celestina. Ensayos de simpatía”)

 

Para transfigurar las realidades mundanas y adaptarlas a los valores de un Dios trascendente, debemos asumir las herramientas e instrumentos que nos hacen dominar la naturaleza de las cosas: el poder, el dinero, la ciencia, la meticulosidad en el conocer y en el dominio. Sin eso los países católicos seguirán a la cola de la historia.

 

Basta ya de decir que el mejor valor es ser “contemplativos”, basta de decir que la religión tiene el valor de enseñar a bien morir, basta de llamar al mundo el valle de lágrimas. Ya está bien de hacer de los españoles los perdedores de la historia. Ramiro, el católico a machamartillo, al menos en sus escritos,  transforma o anuncia la transformación del viejo sentido para la trascendencia en una ética intramundana.

 

 

En el conjunto de artículos titulado “El sentido reverencial del dinero” Maeztu culmina su pacto con la modernidad. Pensó que los españoles que en el siglo XVIII se ilustraron acogiendo ideas francesas y extranjerizantes actuaron de buena fe, pero se olvidaron de la ciencia físico-matemática inventada por Newton. Esa nueva ciencia habría obligado a España a separarse de la ciencia aristotélica ya inútil en aquellas alturas de la historia. Pero se trajeron otras ideas que estropearon el cosmos católico.

 

Maeztu quiere una ilustración selectiva, por ejemplo el ateísmo  y el materialismo no tendrían cabida en España, tampoco la soberanía popular.

 

Pero el dinero sí. Nos dice Villacañas que él siempre pensó el dinero bajo el atributo supremo del poder. Doctrina que no por no dicha de esta forma, no está menos implícita en todo lo que hemos vivido en Opus Dei. Llama sentido sensual del dinero a la relación con él como con un bien de consumo capaz de acercarnos otros bienes de consumo. No es el sentido católico, pero la cultura católica no ha sabido transformar ese sentido sensual en otro reverencial. Los españoles espiritualizaron el dinero poniéndolo en las iglesias, adornando y gastando en edificios, tesoros de la Virgen y Semanas Santas, imagino que quiere decir eso. Muy a tono con lo que hizo el founder con su riquísimo oratorio particular al que sólo se pasa atravesando su dormitorio. Imagino que no hay herejías constructivas susceptibles de ser examinadas en la Congregación para la doctrina de la fe, pero la descripción del plano, ornamentación y funcionalidad de dicho oratorio sería como “para hacérselo mirar”, como se suele decir vulgarmente.

 

Sólo se puede espiritualizar el dinero si lo acercamos a la ética y no como hacen los jesuitas: usarlo para fines buenos. Hay una forma más moderna de ver el asunto: usar el dinero para producir más dinero. Es decir, no se trata de ahorrar para comprar sino de separarlo del circuito del consumo. “que el dinero sea un valor final, no mero instrumento” En este momento hay que recordar en cuántas sociedades de inversión, financieras, seguros y reaseguros, bancos y cajas están presentes o semipresentes y por supuesto no sólo abriendo la puerta, sino en la cumbre de dichas entidades. En España adelantamos diciendo donde NO están los escrivarianos inversores que enumerando donde sí están.

 

Es significativo que el instituto de bachillerato donde enseñaron después de la guerra civil algunos opus de la primera hora, como Tomás Alvira, no sé si Albareda, lleve el nombre de este ilustre vitoriano tan lleno de "espíritu". En la biografía de Mundo Cristiano, precursora de la causa de beatificación de Alvira, están los detalles sobre la "labor" en el Ramiro de Maeztu de los años 40

 

Seguiré profundizando en el sentido reverencial o sacramental del dinero en mi blog.

 

Recuerdo que en la entrevista que Pablo Iglesias realiza a JL Villacañas en el min. 56.00 el profesor se refiere a un encuentro antes de la guerra civil en Ferraz entre Escrivá, Vegas Latapié y Maeztu, Opus Dei como rama sacerdotal de Acción Española a imagen de la rama religiosa de Action Française. Comete el error geográfico de situar Rialp en Navarra, cuando todos sabemos que es un bosque leridano, que por supuesto dio nombre a la famosa editorial.

 

En el min. 14 al obstáculo que ha supuesto la inquisición para configurar un espíritu cívico en España, asunto con el que ya dijimos también "tuvimos" que ver.

 

Ana Azanza







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