Desde hace muchos años, en esta página se ha vertido una gran parte de la autentica verdad sobre el Opus Dei, lo cual ha supuesto un terrible tsunami en la Institución, que ahora está totalmente a la defensiva. Lo dicho y testimoniad, por miles de personas que hemos tenido experiencias machaconamente repetitivas sobre los perjuicios que el Opus Dei acarrea a muchas almas, ha abierto los ojos a muchos incautos y ha servido de bálsamo para los que nos creíamos que nuestro caso era excepcional y teníamos sensación de culpabilidad.

Ellos, al no tener respuestas convincentes a los temas planteados, miran hacia otro lado y no contestan porque no tienen argumentos para contestar. No quieren escuchar, son sordos voluntarios de los se tapan los oídos y siguen adelante como si nada ocurriera, aun viendo el declive de la Obra con sus propios ojos. Y como la Iglesia no actúa con eficacia para mejorar las cosas, en una dejación de funciones, según yo lo veo, permanecen enquistados en su ghetto, respirando cada vez un aire más viciado y asfixiante.

La mayoría de ellos lee y relee Opuslibros y están en un 90% de acuerdo con lo que aquí se dice. Sin embargo, son muy pocos los que superan el pánico que les produce expresar aquí sus ideas, opiniones y sentimientos. Están mentalmente petrificados y controlados.

En otro orden de cosas, acabo de vivir otro triste suceso en relación con cómo se las gastan los del  Opus. Se trata de dos hermanos. Uno no es de la Obra y tiene un trabajo y una familia y el otro es numerario. El que tiene familia, por culpa de la crisis se ha arruinado, su esposa tiene una enfermedad crónica invalidante y es rara la semana que no tiene que ir al hospital. Uno de los hijos tiene otra enfermedad crónica incurable. Mientras había dinero en la familia, el numerario iba a la ciudad del hermano por motivos profesionales y de paso se autoinvitaba a comer de gorra en casa de su hermano. Desde que esta familia tiene esos serios problemas económicos y de salud, no ha vuelto a aparecer. El otro día, el hermano que sufre la crisis y las enfermedades familiares, le mandó al numerario un wasap, que me enseñó, acusándolo amargamente de que era el personaje calcado de la parábola del buen samaritano que no se detuvo a socorrerlo al ver a un herido en una cuneta porque tenía que hacer muchas cosas y muy importantes en el Templo. Yo le dije que ha hecho muy bien y que eso era llamar a las cosas por su nombre. El numerario, cobarde y en actitud despresciable, no ha dignado responder al wasap, ni siquiera ha hecho una mísera llamada telefónica ni para preguntar por la salud. Es otro vergonzoso ejemplo más de que estos del Opus Dei, serán lo que sean, pero de cristianos tienen bien poco.

Orange.