Satur y la Tuna.- Maria MR
Fecha Friday, 11 August 2017
Tema 130. Agradecimientos, felicitaciones


Este escrito ha sido titulado tres veces. En principio iba a llamarlo "Gracias, Satur". Resulta que en vacaciones apetece leer algo divertido y me he pegado tanto a los escritos del Sangüesa que hasta mi marido ha acabado leyendo algo suyo, y carcajeándose. Muchos le habremos leído y disfrutado, y seguro que ya muchos le han agradecido sus escritos, pero lo mío va un poquito más allá.

Descubrí Opuslibros hace pocos meses, acabé de entenderme a mí misma del todo (o casi) y me enzarcé en una cruzada personal: debía leer todo, toíto, todo en la web para tener argumentos con los que convencer a mis familiares. Lo llevé en secreto un mes o más, luego entre lágrimas y mocos colgando le hice el gran drama a mi marido, que de vez en cuando va por un centro...



Me enamoré (y aún me dura, ¡y que dure!) como una tonta del único chico que, entre otras muchísimas cualidades, siempre me lleva la contraria. No sé por qué, pero el resto del planeta acostumbra a hacerme caso y obedece a la primera. Soy una marimandona, vaya. Me debió resultar tremendamente atractivo ese especímen único con un don tan grande y me casé.

 

Como siempre que yo estoy segura 100% de algo, aquél día de los mocos, él le dio la vuelta a mi exposición. Que si la Iglesia en general tiene sus cosas, que si los religiosos si tú supieras, ¡buf! Que si patatín y patatán. Que él ya conocía Opuslibros y que si seguía por el centro era porque estaba acostumbrado a ese tipo de formación, que a él le va bien. Y que no me obsesionara con Opuslibros que solo me deprimía. Y en esas pensé, pues chapó. Resulta que soy una ingenua en pensar que donde hay personas (cuerpos ;-) no habrá siempre errores. Aunque sé que ahí hay algo más grave, pero bueno...

 

Me queda ese mal rollo, victimismo quizá, de "no me entiende". Vamos, me siento un poco como si le dijera con lágrimas en los ojos y moqueando "mi tío abusaba de mí de pequeña, no quiero que le trates" (cosa que no hizo, pobre hombre, descanse en paz y perdone) y él respondiera "ya, tienes razón, si es que esto de la pederastia está muy extendido. Pero a mí, tomarme una cerveza de vez en cuando con él, pues mira... me va bien".

 

Total, que gracias, Satur, porque aparte de no deprimirme para nada con tus escritos (mis risotadas se oían a dos manzanas de aquí), si entre tontería y anécdota sale algo que a él le dé que pensar será estupendo. Como ya sé que mi marido es un alma libre (lo demuestra también el no haber pitado aún, y eso que desde niño que va por centros, y no es que no le hayan propuesto la vocación, vocaciones debería decir, pobrecito que no sé por qué motivo me lo veían de agregado), pues lo dejo, que haga lo que quiera, que todos somos libres de hacer lo que queramos y debemos respetar al resto, aunque no nos guste el resultado.

 

El segundo título para este texto era: "¡Saaaaatur, vueeeelve!", yo con trencitas y pantalón vaquero corriendo detrás de tu caballo que se aleja entre el polvo del desierto... Sí, sí, como en "Raíces profundas", habéis acertado.

 

Quedan muchos días de vacaciones y ya he terminado todo lo que has escrito. ¿Y ahora qué? Si no te apetece, no te pido que vuelvas, pero sé que unos dedos como los tuyos necesitan chocar con el teclado (los míos son parecidos), y si luego el resultado lo publicas en algún lado... te importaría decírmelo? Ya no sólo para reír, es para disfrutar con tu literatura. Sea blog, sea libro, tienes fans y queremos leerte más.

 

Y por último, el título ganador: el de la Tuna. La verdad, leyendo el "Retablo de curiosidades" y muchas otras "anéldotas" me venía la canción que Peret le dedicó a su padre, un gitano espabilado que vendía ropa y que si podía te estafaba...

 

"Així es guanyava la vida, el meu pare el mig amic i el pobre que li comprava se'n quedava ben lluit. I és que ho feia amb una gràcia, i hi posava tant d'estil que inclús havia venut trajos a algun guardia civil" (Versión recortada pero traducida: los pobres que le compraban metían la pata, pero esto de estafar lo hacía con tanta gracia y estilo que hasta le vendía trajes a la guardia civil). (Os recomiendo la canción, es muy pegadiza.

 

En fin, aunque me haya reído con las batallitas que cuenta Satur, me da rabia que este modus operandi granujilla, algo gitanillo, algo infantil, sea lo normal en el Opus Dei. Yo también tengo mis anécdotas de locuras que hacíamos. Como dice el estribillo (si habéis abierto otra pestaña en el ordenador para escucharla ya habréis llegado a este punto): "Enredant per aquí, enredant per allà, d'aquesta manera em va pujar a mi" (que en versión reducida y traducida sería: enredando por aquí y por allá me educó a mí").

 

Muy del Opus Dei: de cara al gran público son los más responsables y profesionales, en realidad son unos tonticos mentirosos y enredones. "Que nos lo pasamos bien, oye, ¿quieres quitarnos esto también?? ¿Sin cine, sin fiestas, sin chorradas?" No, no, ¿os cuento otra vez el cuento de la libertad? Haced lo que os dé la gana. Simplemente daos cuenta de la impresión de malotes que dais, no de santitos precisamente. Y de niños, no de adultos. Y ya no me alargo que me queda el tema estrella.

 

¡Hay que ser tontos muy tontos para hacer una Tuna de numerarios! Pero si todo el mundo sabe que las Tunas cantan canciones de amor y van rompiendo corazones a su paso, ¡si hasta lo dicen sus canciones! (Hoy estoy muy musical). "Cuando la Tuna te dé serenata no te enamores compostelana, que cada cinta que adorna su capa es un trocito de corazón"

 

En fin, como vamos de profesionales pero en el fondo somos unos críos, pues ni una Tuna de célibes, ni sus letras, ni los movimientos del panderetero nos parecen sospechosos. Y como encima somos hombres, no nos damos cuenta que las chicas nos miran y suspiran (¿o sí?). Porque yo suspiraba con las Tunas, y no creo que sea la única.

 

Si algún numerario pasa por aquí y tiene hermanos casaderos le propongo hacerse tunero, y organizar una actuación en el banquete, o en el baile, o mejor aún, como fin de fiesta en la boda. Que ya se sabe que hay que vigilar en los bodorrios y más vale no ir, pero visto que la Tuna tiene vía libre en las fiestas (¿será porque les pagan?) tu podrás disfrutar de la boda de tu hermano/-a como Dios manda.

 

"Bueno, ¿pero qué quieres? Sin cine, sin chorradas y sin Tuna??" Que no, que no. Que yo paz, amor y libertad, mucha libertad. Que a lo mejor así un tuno se enamora de una chica en cualquier fiesta y le ahorramos la salida a los 40 años del Opus Dei. ¡Larga vida a los tunos numerarios y a sus largas cintas blancas!

María MR







Este artículo proviene de Opuslibros
http://www.opuslibros.org/nuevaweb

La dirección de esta noticia es:
http://www.opuslibros.org/nuevaweb/modules.php?name=News&file=article&sid=24825