El proceso de edición de Camino - diálogo con Stoner y otros lectores.- Ramón
Fecha Friday, 07 July 2017
Tema 115. Aspectos históricos


Hola,

 

Dentro del sorprendente trabajo que, con paciencia franciscana está haciendo Stoner, acaba de aparecer una disección del proceso de edición de Camino según lo cuentan los propios autores del Opus Dei.

 

Detengámonos un momento: obtener el "nihil obstat" no es cosa baladí. Se considera que las obras que lo consiguen son ajustadas a la doctrina y provechosas para el desarrollo de la fe de los lectores. No quiere decir que sean dogmáticas o grandes obras literarias, sino que son catequéticamente útiles. Cualquier cristiano puede publicar lo que le venga en gana, pero si quiere esa consideración deberá pasar por la censura eclesiástica. Como podéis imaginar, este proceso ha dado más disgustos que alegrías a los que se atreven a innovar y trascender.

 

Pero vayamos al tema que nos ocupa: la primera edición de camino. Aquí en cierto modo tengo que llevarle la contraria a Stoner, y mira que me cuesta.

 

En las publicaciones científicas en las que he participado, cuando uno remite su trabajo a la revista, puede sugerir el nombre de los revisores. Es lógico porque en muchos campos los expertos son pocos y quizás el editor prefiera que le faciliten el trabajo. Es cierto que uno siempre propone a amigos, pero también es cierto que el editor hace lo que le da la gana, y luego uno nunca sabe quién se critica su "paper". El editor es el que tiene la última palabra, no el revisor. A mayores, últimamente se ha impuesto la trasparencia. Es decir: se hace público - en mayor o menor medida - todo el proceso de edición de un trabajo científico. Se publica el nombre del editor (no el de los revisores) y la comunicación con el autor se hace a modo de Blog: ellos te escriben algo y tú respondes en ese blog, y eso lo puede leer si quiere el que lea la publicación final. Vamos, que todo el proceso se ha normalizado bastante para no agotar y cabrear a los autores: al fin y al cabo, a las revistas les interesa que si un día tienes un descubrimiento cojonudo, lo publiquen ellas.

 

Después de todo este rollo académico, voy con el tema que nos ocupa. Lo que llama la atención de todo el proceso, como bien dice Stoner, es que los hagiógrafos de $an Josemaría son como niños de 3 años, se creen que nadie se va a dar cuenta de cómo manipulan la información según sus intereses. Cómo cambia el aprecio por las personas según les sirvan: de "gran amigo" a "uno que pasaba por allí". Lo preocupante en este asunto no es tanto que Escriba supiera el nombre del revisor o que presentara su obra donde su tío era obispo ¡por eso lo hacía! Sino la actitud insolente y prepotente que manifiesta, presionando, agobiando a su compañero y mosqueándose con su tío.

 

Es más, me imagino que el obispo dijo lo de la santa desvergüenza por no quedar mal, que se viera que aunque fuera su sobrino se le ponía alguna traba. Porque esa es otra: ¡mira que llamar santa a la intransigencia y a la coacción, y preocuparse sólo por la desvergüenza!

 

Ese es el problema grande de Escriba: para él, todo lo que piensa o siente tiene que hacerse. Es un tiranuelo narcisista. No se trata de desvergüenza para luchar por otros, dar la cara por los desfavorecidos, etc. NO. Se trata de ser un sinvergüenza, que no es lo mismo. Lo que Escriba hace es valerse de las personas, de la posición, del poder. Esa no es la desvergüenza de Jesús para curar en sábado o cantarle las cuarenta al Sanedrín. Es simplemente, que para él el fin justifica los medios. Lo que sea (evasión fiscal, despojar a las familias de sus testamentos, control de las personas, no pagar a la seguridad social...) con tal de medrar socialmente. Y de ahí, llama santas a la coacción y a la intransigencia.

 

Según Escriba, se trata de que sus seguidores se coaccionen y coaccionen a otros, sean intransigentes consigo mismo y con aquellos que puedan servir a la Obra. En cambio Escriba puede coaccionar y ser intransigente con otros. Montaje perfecto. Lamentable.

 

Me imagino que al final le dieron el nihil obstat por librarse de él. El tío obispo debió de pensar que de buena se había librado no teniéndolo de cura en su diócesis.

 

Que Dios os guarde y tengáis un feliz verano.

 

Ramón









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