Pániker y sus censores.- Pepito
Fecha Friday, 09 June 2017
Tema 115. Aspectos históricos


He leído con interés el artículo biográfico sobre R. Pániker [de la Revista del Instituto histórico San Josemaría Escrivá] que cita Stoner, pues es una figura, si bien un tanto rocambolesca, que siempre me produjo curiosidad, aunque nunca tuviera el placer de conocerlo. Solo puedo hacer aquí algunos comentarios anecdóticos, y los haré a propósito de los prelados y clérigos que, al parecer, se adelantaron a censurar sus heterodoxias.

De Eijo y Garay, tan amigo de Escrivá, no hay mucho que decir, pues era hombre bastante superficial y muy político. Cuentan que en la Real Academia una vez le preguntó a Marañón: “¿Oiga, Doctor, por qué su amigo don Pío Baroja apenas viene por aquí?” A lo que, siempre según lenguas, Marañón le contestó “Pues para no verlo a Vd., don Leopoldo”. En cuanto al cardenal Segura, ¡qué contar y qué olvidar! Lo único bueno que hizo desde Sevilla, donde se guiaba por la hora del meridiano local, fue hacerle la vida imposible a Franco, a quien consideraba como un advenedizo y al que le negó el palio. Dictó excomunión para cuantos en su archidiócesis practicaran el baile agarrado; y un tío listo puso un club a pocos metros fuera del límite de la misma, con lo que cuentan que se hartó de ganar dinero. En fin el general Salgado-Araújo, primo y ayudante de Franco, cuenta en sus Memorias que Segura, cuando se le murió su hermana, deambulaba como un poseso en torno al cadáver, crucifijo en mano, intentando resucitarla.

El caso de los hermanos Barbado Viejo es todavía más divertido. En efecto, eran dos hermanos, creo que asturianos, ambos dominicos; y como en tantas parejas similares, había el listo el tonto. El primero fray Pedro, era un notable filósofo escolástico y psicólogo, alumno distinguido de Ramón y Cajal y autor de libros estimables; el otro, fray Francisco, iba muy por detrás. Pero parece ser que en los trámites de la famosa presentación de obispos que hacía el Gobierno los confundieron y nombraron al tonto. Yo aún lo recuerdo presidiendo en Madrid, y bastante acomplejado, un tribunal de cátedra de Historia de las Religiones que al fin dejaron desierta; peligrosa materia. El P. Aldama, S.J., aunque persona de prestigio intelectual, seguramente recordaba en sus censuras a Pániker los choques de los primeros 40 que  “los buenos padres” tuvieron en Barcelona con Escrivá, que les fue a echar la red en la mismísima Congregación Mariana; cosas de la vida. Que R. Pániker descanse en paz.

Pepito.









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