Los Papas y la Obra.- Jose
Fecha Monday, 26 July 2004
Tema 100. Aspectos sociológicos


Los Papas y la Obra

Lo malo de lo que escribe Ferran Arizcun sobre los elogios que Juan XXIII, Pablo VI, Juan Pablo I y Juan Pablo II han vertido sobre la Obra no es que los trate, en una desafortunada ironía, de personajillos sin fuste, no. Ellos fueron (y uno sigue siendo) Papas "y merecen un respeto" (Satur). Ni que provoque la indignación de Mystique ("me parece que ni la burla perdona").

Tampoco lo malo se encuentra en lo que opina Hormiguita: "Los comentarios de los últimos Papas que citas en tu carta, son secundarios comparado con lo que Cristo haría hoy con el Opus Dei". O que "los pontífices y los Concilios también meten la pata" (Ántrax).

Lo malo tampoco está en lo opinable de su criterio al no hablar Ex Catedra, como dice Iván: "Como esos papas que citas no hablaban oficialmente sobre materias de Fe o costumbres, es opinable todo lo que dicen".

Tampoco a mi parecer lo malo de lo afirma Arizcun es la presunta ignorancia de los Papas respecto a la Obra aunque José Antonio le recuerde que los Papas saben del opus lo que el opus enseña a 'las visitas', o lo que dice Brian: (eso) "demuestra que de la ignorancia no están excluidos los papas".

Esto no es lo malo, no. Lo malo, lo peor, lo nefasto de lo que Arizcun refleja en su escrito es que esos fueron los POQUÍSIMOS (SI NO ÚNICOS) elogios con que los tres primeros pontífices citados obsequiaron al Opus Dei.

Y, ya metidos en harina, no estaría mal que supiéramos del amor y la alegría que en la Obra se vivía como respuesta a tanto cariño del pontificado. Un ejemplo nos lo trae el que fue Secretario General del Opus Dei en España, Antonio Pérez Tenessa cuando fue elegido Pablo VI (Historia Oral, de Alberto Moncada):

Dice así:

"Recuerdo -cuenta Antonio Pérez- lo que pasó el día de la elección del que luego sería Pablo VI. Yo estaba en Roma porque me había invitado Antoniutti a acompañarle. Incluso me había invitado a entrar con él en el cónclave, lo que no gustó demasiado al padre Escrivá. Se hablaba de Antoniutti como uno de los papables y eso nos confortaba porque él era cardenal protector de la Obra y uno de los eclesiásticos más cercanos a nosotros. Yo, que por fin no entré en el cónclave, volví a casa después de ver la fumata en San Pedro y al entrar, el Padre, en presencia de chicos jóvenes de la Obra, me echó una gran bronca, como si yo hubiera sido el culpable de que fuera elegido Montini. En el fondo se desahogó conmigo de su frustración y puso verde a Montini, acusándole de masón y otras lindezas. Estaba muy excitado y previno que todos los que habían cooperado en esa elección se iban a condenar al infierno."

¡Cuánto cariño se respira hacia el Vicecristo!.

Jose







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