Villa Tevere (9).- Novaliolapena
Fecha Monday, 08 May 2017
Tema 010. Testimonios


El tema de las cartas al padre ha sido ampliamente tratado en opuslibros. Pero, por si ayuda a alguien, aprovecho para comentarlo. Porque tanto insistir a la gente en que escriba al padre, sobretodo en el curso anual, en el curso de retiro, etc., pues es bueno saber qué pasa con esa carta que te curraste escribiendo con una pluma estilográfica porque era para el padre y mejor no escribirle en boli.

Lo primero es que las cartas al padre, en la mayoría de los casos, no le llegan...



Es más, ni siquiera se envían a Roma, porque se quedan en la delegación o en la comisión correspondiente. Creo recordar que este tema y muchos otros más están recogidos en un vademecum que nunca he visto por internet, que es el de los gobiernos regionales (para el gobierno entre Roma y las comisiones o delegaciones). Es un libro grande y extenso con tapas rojas y letras doradas en el que se describe con mucho detalle todo lo relativo a las comunicaciones con el consejo general. Es muy interesante porque allí aparecen criterios, datos que hay que mandar periódicamente, experiencias, etc.

Que yo recuerde, las cartas que se escriben al padre normalmente se quedan en la delegación o comisión correspondiente. Se da por hecho que el padre delega en los vicarios y los directores regionales o de delegación el leer las cartas. Así que si escribes una carta en tu curso anual, posiblemente la leerá el director del curso anual, el vocal de san miguel de tu delegación o comisión y el director de la delegación. Pero no el padre. Y si no tiene nada muy significativo, lo más probable es que se quede archivada en alguna carpeta de la comisión.

¿Cuándo se mandan las cartas al Padre? Pues, en principio, cuando hay un motivo que lo justifique. Por ejemplo, cuando escribe alguien con un cargo o posición importante por un asunto importante, o alguien cuyo padre o madre ha fallecido recientemente o que ha pasado por una crisis de vocación y escribe con deseos de recomenzar, o tiene una enfermedad seria, o da el OK a un traslado ad tempus (por un tiempo indeterminado, largo en principio) a otra región etc. En esos casos las comisiones envían una nota a Roma con las siglas del numerario en cuestión diciendo: Serventur nn. 1564 et 234 (estos números son solo un ejemplo). Y en Anexo una explicación del tipo: escribe con motivo de su traslado a tal país, agradeceríamos, si fuera posible, que le pusieran unas letras de parte del padre.

¿Serventur? ¿Qué es eso? Una palabra en latín que vendría a ser "aplíquense los números tal y cual". Es decir que se utiliza latín y se usan números que corresponden a otro libro que se llama Agustinus, tal vez en honor a Agustina, aunque me temo que no es por eso (a pesar de que se lo merece y mucho más ;-). Ese librito tamaño A-6, muy pequeño, contiene listados de números y su correspondiente explicación. Entonces, cuando llega un aviso a la comisión o a Roma, se "descifra". Uno busca el 1564 (por ejemplo) y pone: "ha escrito" y luego busca el 234 y pone "carta al padre". Así que ya sabemos que el numerario con esas siglas ha escrito una carta al padre.

Vamos, en plan KGB total.

En esos casos, el padre lee las cartas que entran en el correo y se pasan a la oficina correspondiente para que se le conteste de parte del padre. Normalmente se usan e imprimen modelos anteriores con las típicas frases que siempre quedan bien y algún añadido para que se note que es para el interesado y al final del texto impreso el Padre las firma y pone de su puño y letra alguna frase bonita.

A veces las cartas se escriben para que a uno se la lean. Normalmente cuando uno ha metido la pata y no interesa que quede prueba de lo que se le ha dicho o para echarle una pequeña bronca o toque de atención. Entonces, dependiendo del interesado, se la leerá el director de la delegación o comisión o quien convenga. Como si fuera lo que el padre quiere decirle directamente a tal persona. Lagrimones, dependiendo del caso, y a recomenzar, que de eso se trata. Nunc Coepi y ¡¡palante!!

Otro tema son las cartas de los que se van. Y en concreto de los que se van quemaditos y bien quemaditos, que los hay y más de los que pensamos. Como sabemos, en la obra, se cuida muy mucho la imagen. Por eso, por ejemplo, no se dan documentos oficiales donde se dice que se nos ha dado de baja. ¿Os imagináis la de miles de papeles que habría por el mundo de gente que fue y ya no es? Y lo mismo con las cartas de los que se van. Interesa que la mayoría se marchen como cooperadores o al menos en buen plan. O por lo menos, sin que se sepa que están en mal plan. Porque si un día del vaticano, o de donde sea, alguien dice que muchos se van quemados, ellos puedan mostrar las cartas de salida "positivas".

Total, que lo que se hace cuando alguien escribe una carta pidiendo la dispensa en la que dice cosas contra la obra (suelen ser verdades como puños), es que se le pide que escriba una nueva carta omitiendo eso. A veces la excusa es algún defecto de forma, en plan, no dijiste que la carta la escribías en pleno uso de tus facultades y con total libertad, etc. Y ya de paso por favor quita tal cosa porque se trata de una carta de salida y mejor acabar bien porque tal y cual. Y como el interesado lo que quiere es irse de una vez, pues a veces cambia lo que dijo y destruyen la carta anterior. Cuando no lo cambia o simplemente desaparece o les manda a algún país vecino, para evitar que la obra quede mal el día que alguien -del vaticano por ejemplo- lo lea, se pide a los directores de la comisión correspondiente que hagan acotaciones. Por ejemplo, en la misma carta, al margen, donde ponía: "me voy porque estoy cansado de ver cómo se manipula a los chicos de 14 y 15 años para que pidan la admisión cuando no están preparados para tomar un compromiso de ese tipo para toda la vida" los directores añaden: "eso no es cierto, en los centros los chicos siempre tienen total libertad para tomar la decisión que consideren oportuna y están plenamente informados" y lo firman el director del centro, el sacerdote y uno de la comisión si hace falta. De este modo, la obra, que es inmaculada, siempre aparece como lo que es: perfecta.

Algo similar pasa con los diarios de los centros. Una vez acabados, se mandan a la comisión y el vocal de san miguel los lee sin perder detalle. Son muy útiles para saber qué actividades se han hecho en el centro, cuántas películas han visto, quiénes participan más en las actividades apostólicas, etc. Y allí también se hacen correcciones cuando hay cosas que desdicen de lo que se espera de un numerario. Por ejemplo, el que escribió el diario puso: "ayer tuvimos meditación y por segunda semana no vino ningún chico." Se borra y se pone: "ayer tuvimos meditación y bendición con el Santísimo".

¿Y qué pasa con las cartas que se mandan al padre en sobre cerrado? Pues en principio se respeta y no se abren. Las abren en Roma. Allí las pasarán al padre y éste a un departamento para que contesten. Lo que pasa es que cuando contestan, si es que contestan al interesado, suelen enviar también una nota a la comisión explicando qué ponía en la carta y dando indicaciones a los directores. Es decir, que acaban sabiendo igual lo que uno quería que solo supiera el padre. Porque al final, seamos sinceros: se acaba sabiendo todo de todos.

Novaliolapena

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