¡Uy! María Canela.- Class
Fecha Friday, 17 February 2017
Tema 070. Costumbres y Praxis


Escribes:

“Utilizaron gaslighting, triangulación, chantaje emocional. Ríete del mobbing y el bulliyng juntos, aquí además utilizan la charla fraterna y lo hablado con el cura en confesión. Y pueden invitar sin saberlo a todo el centro a participar bombardeándote personas distintas con correcciones fraternas diariamente.

Y la mente es como el cuerpo. Si lo golpeas salen heridas, algunas difíciles de curar y otras quedarán para siempre. No depende de la voluntad o la fe o alguna característica de la personalidad el salir indemne. Depende de la intensidad y del tiempo de exposición a tal violencia psicológica. Desde ese momento tu estabilidad mental está en peligro.”


Pues a mi me hicieron eso, en un día me hicieron 14 correcciones “fraternas”, ¡en un día! y yo sin enterarme del mobbing y del bullyng. Otras … ¡Qué fuerte!. Acabé trivializando y riéndonos con otro amigo, a ver a quien le habían caído más. Decíamos, “mira el gilipollas de XXX, me ha dicho tal cosa, ja ja ja …. Mira que él que él …” y a rajar de él. Recuerdo el acoso de la charla, me llamaban de todo, me intentaban humillar, me llamaban mentiroso si comentaba algo. El cura, el director, los numerarios de turno, los supernumerarios “pijos” … todos contra mí. Era brutal y no me daba cuenta. El cura me gritaba y el director también. Le decía sí, sí, sí. E incluso con cosas falsas. Cosas falsas de pacotilla, que me daban igual. Iba poco al centro, a la charla, formación y confesión, y punto.

Pero no me afectaba, estaba por “encima” como el aceite, tenía la conciencia tranquila, las correcciones me las pasaba por el forro, eran de lo más pueril e infantil, una vez objetivadas. Daba las gracias, sonreía y miraba de no repetir en el entorno y punto pelota. Aguantaba el chaparrón cuando iba al centro, y después iba a mi casa, y ese era mi entono real construido por mi y por lo tanto, tranquilidad. Le daba la culpa a la idiosincrasia del centro que me había tocado, y pensaba, bueno, cuando me cambien de centro, las cosas ya serán más normales, eran unos “pijos con jersey amarillo” y yo no. Me echaron antes de cambiar de centro.

¡Qué gracia! Me siento plenamente identificado con lo que dice María Canela, suerte que iba embadurnado de aceite, sin perderlo, claro está, y me resbalaba todo. Si me hubiera afectado ¡Qué mal lo hubiera pasado!, quizás por eso me echaron…

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