Otro año más quiero seguir, como los sabios de Oriente (incorrectamente llamados reyes magos) mi estrella, o mi conjunto de estrellas. Mis estrellas son personas que con su estilo de vida, sus escritos, o sus obras, me orientan sobre la dirección que debo tomar para seguir creciendo en humanidad y en sabiduría para la vida.
Concluir un año de vida, e iniciar otro año más, no es una banalidad. Un año es un fragmento importante en la historia de una vida. Un año más es como cantar una canción, o mejor, compartir con otros seres humanos la interpretación de una gran sinfonía. Cada uno de los músicos manejamos nuestro propio instrumento, y nuestro propio estilo, y podemos contribuir con nuestra sensibilidad y cuidado en la obra de arte musical del conjunto. Quiero progresar, durante este año próximo, en el manejo de mi instrumento, y en la fidelidad a mi propio estilo. Quiero interpretar mi música con inspiración.
Mis estrellas son las ayudas principales para acercarme a las fuentes de mi inspiración. Sabios de Oriente: quiero parecerme a vosotros en la actitud de búsqueda de señales, de estrellas, de modelos de vida, y una vez identificados, imitaros también en vuestra constancia en el largo camino de seguirlos.
Quiero, como vosotros, no dejarme impresionar por la pequeñez de las apariencias que ocultan a veces realidades grandes y valiosas. Vosotros no quedasteis defraudados al encontraros con que la estrella os había conducido junto a un niño... os quedasteis pensativos y, con actitud contemplativa, aumentasteis vuestra sabiduría.
Quiero, como vosotros, tras la cercanía a las fuentes de inspiración a las que me puedan conducir mis estrellas, volver a la prosa de cada día, encontrándole mucho sentido a la vida.
También quiero ser agradecido con mis estrellas del año que concluye. Doy gracias a las personas que con su estilo de vida, sus obras, sus mensajes orales y escritos me han acercado a mis fuentes de inspiración, y entre ellas especialmente a aquella cuyo nacimiento se celebra el 25 de diciembre: el judío Yeshúa de Nazaret, modelo de plenitud humana, no sólo para los humanistas cristianos; también para los humanistas ateos, agnósticos, budistas, musulmanes, etc.
Te deseo alegrías y esperanzas en estas fiestas. Un abrazo.
Ramón Rosal