Anécdota para esbozar una sonrisa.- U2
Fecha Monday, 19 December 2016
Tema 010. Testimonios


Ahora es muy raro que llore por nada. Debí de llorarlo todo allí adentro. Pero no siempre fueron lloros, claro está. Hoy me acordé de esta anécdota que voy a referir.

Estaban las chicas del Centro de Estudios Goroabe (Pamplona) haciendo el semestre de verano y la dirección decidió que para tenerlas entretenidas, iban a disputar unos partidos de baloncesto contra las futuras colegialas, que estaban haciendo el semestre previo en Goimendi. Así pues se formó un equipillo con las mejores de cada colegio y, el día indicado, con un sol de justicia, se presentaron las nuevas en la sede del Centro de Estudios. Las que jugaban en casa se habían preparado concienzudamente para darles un buen repaso y dejar bien alto el pabellón cuando, hete aquí que la mejor jugadora declara en dirección por persona interpuesta que no va a poder participar, es más, que hasta por la noche no va a poder salir de la habitación ni para comer.

Alarmada, alguien de dirección se presenta a ver qué había pasado y comprueba con estupor el motivo de la renuncia. La mejor jugadora del equipo se había depilado con cera el labio superior y al arrancarla se había hecho una notable escabechina y tenía la piel roja como un cangrejo y el morro inflamado. Lloraba a lágrima viva y se tapaba la boca con la mano. Le hacen una cura de urgencia y le suplican, en nombre de la santa obediencia y para mantener alto el honor del Centro de Estudios, que le eche valor y salga a la cancha, que, ante un caso así, seguro que toda la gente iba a hacer como que no veía nada raro.

Tras muchas súplicas, la obediente numeraria va a la cancha, sale, corre, regatea, hace unos muy buenos pases, hace que su equipo adelante en el marcador, pero se cae y medio se lesiona. Ante el amago de marchar de la cancha, se oye desde el público un “!Ánimo, moustache!” (bigote en francés) que, aunque en un principio dejó helado a todo el personal, enseguida fue coreado por todas las espectadoras hasta que la pobre “Moustache” se levantó, siguió luchando a pesar del leñazo y llevó al equipo hasta la victoria.

El partido acabó con la chavala vitoreada por unas y otras que coreaban, no su nombre, sino “Moustache, moustache, moustache” ¿Qué no quieres caldo? Pues toma siete tazas. ¿Qué será de la pobre y humilde Moustache? ¿Alguien tiene alguna anécdota simpática para leer estas Navidades? Feliz Navidad y Año Nuevo.

U2









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