Refrescando la patología: el narcisismo.- Manzano
Fecha Friday, 21 October 2016
Tema 105. Psiquiatría: problemas y praxis


Poco cabe añadir a lo que ya se escribió aquí de forma clara y concisa acerca de la mayor de las patologías del fundador del Opus Dei y sobre la cual se construyó y funciona su organización. Fueron muchos los que padecimos y padecen nefastas consecuencias, por lo que quiero compartir unas consideraciones publicadas recientemente del reconocido experto en trastorno narcisista Frank Yeomans, que me dejaron impactado por lo rigurosamente coincidente con lo leído y aprendido en solventes exposiciones de otros varios colaboradores de esta excepcional web Opuslibros.

 

Transcribo un resumen en forma de preguntas y respuestas literales:

 

¿Cómo saber si soy narcisista?

El narcisista cree ser mucho mejor de lo que es y su gran problema es que sólo lo cree él.

 

Debe de sufrir mucho…

Por eso se protege de la verdad dentro de su ego y lo va hinchando como una burbuja a la que nunca reconocen lo suficiente.

 

¿Por qué no se acepta como es?

En realidad, el narcisista en su interior se siente inferior e inventa esa burbuja de sí mismo para combatir su inferioridad. Si rascas un poco en su burbuja, descubres que vive una fantasía de superego, porque no confía en sí mismo.

 

¿Nunca se da cuenta de que vive una farsa?

Proyecta su trastorno en los demás. Está convencido de que todas las relaciones humanas son tan jerárquicas e interesadas como las suyas y que en el mundo sólo hay superiores, como él, e inferiores, que son todos los demás a los que les gustaría ser como él.

 

¿Y si ve una relación de igual a igual?

Está convencido de que todos fingimos por estrategia o educación. A veces, puede tener una crisis cuando sospecha que hay personas felices, porque se aceptan como son –eso es la madurez– y se relacionan entre iguales de forma mucho más satisfactoria.

 

¿Y si le dices que no sabes quién es?

Esas son sus otras crisis: llegar a una reunión o una fiesta y darse cuenta de que nadie ha visto su película o leído su libro...

 

¡Qué estrés, ser un narciso!

La sencillez es liberadora, como toda aceptación de la verdad, y el narcisismo, como cualquier negación, esclaviza; porque el narciso, para seguir viviendo su fantasía, se aísla cada vez más y va evitando, a menudo sin ser consciente, a todos los envidiosos que dudan de ella.

 

¿Cómo?

Nunca tiene suficientes premios, reconocimientos ni admiradores para sus cada vez mayores méritos y siempre hay quien no acaba de admitir su superioridad porque es mediocre.

 

Parece que el narciso, más que amigos, sólo quiere admiradores.

Suele confundir ambas cosas. Al final, si tiene algo que ofrecer, tal vez encuentre aduladores que le doren la píldora y le digan lo estupendo que es, lo que refuerza su trastorno y le aleja más de las relaciones sinceras.

 

¿Hasta qué punto es dañino y patológico?

Depende de cómo defina narcisismo y también del grado en que se manifieste. Eróstrato incendió el templo de Artemisa para ser famoso y que su nombre pasara a la historia. Por eso la prensa no debería publicar los nombres de los Eróstratos. El piloto de Germanwings estrelló el avión por el mismo trastorno narcisista que han sufrido dictadores genocidas, incapaces de ver a los demás como iguales.

 

¿Usted trata a tipos así?

Los psicópatas existen. Por eso las grandes utopías pueden convertirse en horrores. Para lograr el paraíso, crean un poder absoluto, que acaba en manos de narcisos.

 

Concluye: 

Eres más maduro cuanta menos distancia logras que haya entre quien crees que eres y quien eres de verdad; entre tu imagen del mundo y el mundo real.

 

Manzano









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