Acribia histórica.- Gervasio
Fecha Friday, 07 October 2016
Tema 115. Aspectos históricos


Acribia histórica

Gervasio

 

            Tras publicar Con motivo de don José López Navarro, de 3 de octubre de 2016, recibí un amable email en el que se nos facilita el siguiente enlace. Se trata de un fragmento de “The Irish Times” de 2 de mayo de 2009 en el que con motivo del fallecimiento de monseñor Richard Mulcahy (n.23-XI-1930 + 23-IV-2009) se dice, entre otras cosas que, tras ordenarse sacerdote en 1959, se convirtió en cabeza de Opus Dei en Irlanda,  after his ordination as a priest in 1959 became head of Opus Dei in Ireland.  Entre los datos biográficos se destaca que fue consiliario de Irlanda de 1961 a 1975: He was appointed Counsellor of Opus Dei in Ireland in 1961, a position he held until 1975. De lo dicho se deduce que José López Navarro no sólo no pudo, tal como asegura Martín de la Hoz, ser vicario regional —porque no existía tal cargo—, sino que tampoco pudo ser consiliario de Irlanda de 1961 a 1975, porque durante ese tiempo lo era Richard Mulcahy. José López Navarro tuvo que haber cesado como Consiliario de Irlanda, si es que lo fue, en 1961 o antes de 1961; pero no en 1970...



José Ramón  Madurga fue quien empezó “la labor” en Irlanda en octubre de1947. El primer pitaje es considerado —al menos oficialmente— Cormac Burke, que recibió órdenes sagradas en 1955. El primer pitaje femenino de Irlanda fue su hermana Nora, en 1948. Esto último implica la presencia de algún sacerdote, probablemente Hernández Garnica o  bien su ayudante López Navarro, que por entonces parece ser que andaban por Irlanda. Todo parece indicar que se puso en práctica la consabida praxis de que el recién pitado llevase al sacerdote a su hermana, que tan buenos resultados había proporcionado al fundador. Martín de la Hoz dice que, a partir de 1950, López Navarro pasó a ser sacerdote secretario de España, cargo que parece poco compatible con el de consiliario de Irlanda. Se conserva una foto de la visita — primera visita— que Escrivá hizo a Irlanda en 1959, en la que López Navarro aparece a la izquierda, junto a Escrivá y a don Álvaro. Es posible que a partir de un determinado momento y hasta 1961, López Navarro haya sido consiliario de Irlanda. Es sólo una hipótesis. Caben otras.

 

 

Otro e-mail que he recibido dice literalmente así: he leído tu colaboración en Opuslibros, no se me ocurren apenas comentarios. Para el que está dentro, el asunto terminológico, quién era el consiliario en tal fecha y desde cuándo se le llama así o se le llama vicario, es un tema menor. Desde luego para un historiador o un jurídico, sobre todo si se quiere dejar escrita la historia de la Obra es algo importante y se exige más rigor del que hay. Por supuesto que detrás de muchas imprecisiones hay el deseo de escribir una historia "perfecta" donde no aparezcan gente que se va, malos ratos, salidas de tono del Fundador, bandazos jurídicos y organizativos, etc. ¡Con cuánta candidez leí las Instrucciones por primera vez!, me asombró la clarividencia de San Josemaría que en tiempos tan remotos tenía clara la Obra tal como sería al cabo de los años; no sabía entonces que había escrito esos documentos después y que le ponía fecha anterior para que pareciera que el carisma fundacional estaba nítido desde el primer día.

Si se consigue que con el paso del tiempo quede escrita la historia de la Obra como se está intentando organizar, el resultado dejará mudos de asombro y admiración a los que vengan detrás; si no se consigue, todos esos esfuerzos se vuelven en contra y al quedar de manifiesto las trampas que se han hecho para conseguir una historia impecable el resultado puede ser el peor de los ridículos. Ya veremos qué pasa.

 

No se trata sólo de carencia de rigor histórico o de falta de oficio como historiador, sino sobre todo de que se pretende proporcionar una imagen tan idealizada del Opus Dei y de sus gentes que raya en la falsedad. Se sobrepasan los límites de la novela histórica, donde sobre todo se pretende, pongamos por caso, convertir a la protagonista en una heroína o a un sujeto en el malvado fulanito. Por simetría ronda por mi cabeza el personaje de Antoñita la Fantástica, proveniente de la literatura para niños. Tanto la revista “Crónica”, como la generalidad de las biografías de personas del Opus Dei parecen estar escritas por Antoñita la Fantástica. La importancia institucional del relato es el “efecto” que produce en el lector. Muy secundarias son la veracidad y acribia de lo narrado. No es tanto que se cambien fechas y/o se oculten y deformen personajes, sino que llega un momento en que esas fechas y personajes están, como sucede en una fábula, al servicio de un mensaje de tono ejemplarizante pero no histórico. En una fábula, un cuento o un apólogo no se intenta convencer a un niño de que una gallina tiene el don de poner huevos de oro o de que un conejo puede hablar. Se encamina a difundir una enseñanza o a inculcar unos sentimientos. ¡Don Abundio, cuéntenos el paso de los Pirineos, porfa, que nos gusta mucho! ¡ Queremos otra tertulia sobre…! Lo de menos es que la sábana de Turín sea falsa o no. Lo importante es la devoción que suscita. ¿Qué se debe sacar de la lectura de la biografía de José María Hernández Garnica? Más entrega a la Obra, más proselitismo, más abnegación… El resto qué más da.

 

Me han agradado mucho, por su rigor histórico, las recientes puntualizaciones de Simplicio a propósito de Paniker y de su proceso de desvinculación de la Obra. Recuerdo a Escrivá despotricando de Paniker, en público, ante los alumnos del Colegio Romano con frases tan duras como ¡Me arrepiento de haberlo hecho sacerdote!, que por otra parte denota cuán indebidamente se consideraba dueño de la vida de las personas, especialmente si eran sacerdotes o numerarias. Se consideraba también en cierta medida dueño de la Historia, a la que daba tintes propios de Antoñita la Fantástica. Los hechos incluso pasados habían de ser acomodados a su conveniencia, talante y pedagogía. Tenía un carácter marcadamente posesivo, que se terminó manifestando en que la figura jurídica del Opus Dei haya acabado en prelatura personal sobre un puñado de clérigos —sobre unos clérigos aislados se puede mandar requetebién—, en cuyas tareas los laicos cooperan; en la amalgama de dirección espiritual y gobierno propia de la institución; en el afán desmedido de dinero; en alejar a los suyos de cualquier afecto ajeno  a sus intereses; etc.

 

Y acabo, para no enrollarme más allá de lo de “las cosas pequeñas” en la narración histórica.

 

Gervasio







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