¿Hartarnos de sonreír y hartarnos de llorar?.- Fueraborda
Fecha Wednesday, 07 September 2016
Tema 010. Testimonios


Queridos amigos de Opuslibros:

A pesar de mi mala memoria, vuestros escritos me suelen calar, y a veces, pasado un tiempo me siguen dando vueltas en el coco.

Algunas veces he leído que algunos de vosotros, a pesar de muchas, muchísimas historias para no dormir, no obstante, -y me alegro muchísimo- guardáis algún buen recuerdo de vuestra vida en la obra.

Si no recuerdo mal, alguno habéis hecho referencia a las tertulias. ¡Qué ganas de que llegara la hora de la tertulia! Otros, las excursiones; la excursión mensual alguien la ve como el mejor invento del fundador. O cuando el día de vuestro cumpleaños os cantaban “las mañanitas”, o cuando os dejaban tranquilos y en silencio durante la semana del curso de retiro y así podíais, aunque fuera a hurtadillas, hacer de vuestra capa un sayo, ver las pelis atrasadas en la tablet… o el propio curso anual: alguno deseaba que llegara ese momento.

A mí me resulta curioso que cuando uno vive oprimido y machacado, mientras lucha porque no le roben su propia conciencia, y cuando te propones de continuo unas metas inasequibles que inevitablemente crean un estado de ansiedad, pueda uno salir por un tiempo, pequeño o grande, del agujero en el que vive, romper el cascarón, y mirar para afuera por un rato, consiguiendo olvidarse del zulo al que inevitablemente volverá.

Creo que si explicáis aquí cómo lo habéis conseguido, puede ser de gran ayuda para más de un machacado. A mí misma, me hubiera venido de perillas.

Hace un tiempo, estuve mirando unas fotos antiguas que estaban en casa de mis padres, realizadas cuando iban a verme. He observado que en ellas, bueno, en casi todas ellas, tengo una sonrisa estresada, una mirada crispada, una postura estudiada, y unas manos apretadas.

(A modo de cosa extraña, os contaré que inexplicablemente para mí, me decían siempre que mi expresión era dulce y sonriente. ¿Será posible la doblez hasta ese punto? La única explicación que entiendo en la expresión de las fotos, es que con mi familia dejaba de hacer teatro, no sé).

Porque al contrario de algunos de vosotros, no puedo recordar, ¡y mira que lo he intentado! haber sido feliz alguna vez. (Que nadie se alarme, que me he desquitado ¡¡pero bien!!)

Y a mí, me interesaría saber cuál de las dos situaciones es más habitual.

Me interesaría saber si, además de los malos períodos en los que uno cae en desgracia, que de eso ya sabemos mucho: enfermedades, deseos de perder la vida, depresiones, tristezas… es lógico que uno no pueda levantar cabeza.

Pero cuando vivíais en la inocencia, cuando las directoras estaban contentas con vosotros, cuando erais numes modelos… entonces, ¿también sufríais?

¿Sois muchos los que llorabais en la charla a la vez que sorbiéndose los mocos asegurabais que erais felices y amabais vuestra vocación?

Por favor, contádmelo.

Os deseo lo mejor, un abrazo,

fueraborda









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