Las tortas de Don Florencio.- ElCanario
Fecha Wednesday, 24 August 2016
Tema 010. Testimonios


Estos días se están publicando comentarios sobre Don Florencio Sánchez Bella y su actividad como consiliario del Opus Dei en España.

He echado mi memoria a trabajar y lo primero que he recordado es que en los años sesenta del siglo XX se comentaba en los centros de los entonces oblatos, hoy agregados, que había que tener cuidado con una actitud de él cuando se encontraba con otro de la Obra. Desde que me lo contó otro de mi centro tuve mucho cuidado cuando coincidía con Don Florencio. "Ten cuidado Don Florencio cuando te acerques a él. Te puede dar una buena torta", me señaló este oblato. Puede que esto lo hiciera en plan de broma o como manera de vivir el espíritu de reciedumbre. Para mí no era ninguna de estas dos cosas. Por si las moscas, yo evité recibir una de sus famosas tortas. El era en representante de la Obra en España y si se creía que hacía gracia o probaba nuestro buen espíritu no era para hacerlo de esta manera.

Aquí Supomal ha comentado que hizo un curso anual en Diego de León y, sin embargo, nunca tuvo la suerte de tener una tertulia con él y eso que allí estaba la sede de la comisión regional. Hasta llevar más de diez años en la Obra nunca tuve la suerte de tener una tertulia con Don Florencio. Eso sí, algunas veces fui al centro de la Obra y me lo encontré totalmente vacío. Luego me enteré que había habido una tertulia con el consiliario y yo no reunía uno de los requisitos para estar en ella: no tener hecha la fidelidad o la oblación. Nunca pude entender esa diferencia de trato. Supongo que se tratarían temas que yo no podía entender.

He tratado de recordar su imagen. Siempre me sale como un hombre serio y con cara de preocupado. No tuve la suerte de recordarle sonriendo. Cada uno somos de una manera. Sin embargo, internamente en el centro se nos insistía que una de las peores tentaciones que podíamos tener era tener miedo a los directores. Con esa manera de ser Don Florencio conseguía caer en esa tentación. En ese centro en el que yo estaba, en la calle Recoletos 5 de Madrid, había uno o dos directores que se distinguían por su broncas, eso sí acompañadas de sonrisas de vez en cuando. Afortunados los que alguna vez vieron sonreir a Don Florencio. Yo no tuve esa suerte.

ELCANARIO









Este artículo proviene de Opuslibros
http://www.opuslibros.org/nuevaweb

La dirección de esta noticia es:
http://www.opuslibros.org/nuevaweb/modules.php?name=News&file=article&sid=24161