Vivir para ver: Sanjosemaría y el turismo religioso.- Josef Knecht
Fecha Monday, 08 August 2016
Tema 100. Aspectos sociológicos


¿Quién me iba a decir que la devoción a Sanjosemaría Escrivá sería engullida, al menos en parte, por el proceso de secularización de la sociedad, con apoyo de dinero público, en orden a promover el turismo? Me hago, sorprendido, esta pregunta después de leer la nota de Aloevera (25.07.2016) en que informaba sobre el itinerario y el centro de interpretación de Sanjosemaría promovidos por el Gobierno de la Comunidad Autónoma de Aragón. También tengo entendido que en Cataluña se ha impulsado la “ruta de Rialp”, de carácter senderista, que recuerda el famoso “paso de los Pirineos” de Josemaría Escrivá y los suyos en otoño de 1937; lo que no sé es si esa ruta ha recibido subvenciones de la Diputación provincial de Lérida o de la Generalitat catalana, que no tiene más que deudas y cuyas prioridades políticas van a día de hoy por otros derroteros.

 

Sea como sea, me sorprende esta deriva secularizadora, disimulada bajo el eufemismo de “turismo religioso”, término que no debería agradar a los escrivarianos más estrictos. En vida de Escrivá, llegó al Colegio Romano una carta enviada a un numerario por otro numerario de España (o de otro país: no recuerdo bien los detalles), en la que el remitente refería anécdotas apostólicas de amigos suyos con quienes acostumbraba a esquiar, y las consideraba “apostolado blanco”. Esta expresión ofendió la sensibilidad de monseñor Escrivá, siempre tan sobrenatural, que lanzó una severa reprimenda a sus hijos por trivializar la labor apostólica convirtiéndola en ocio. Me pregunto si el “turismo religioso” no viene a ser algo parecido al “apostolado blanco”, porque el ocio se conjunta con la vivencia religiosa en ambos casos. Dejo ahí la pregunta para que la respondan los promotores de los itinerarios aragonés y catalán. Seguramente responderán diciendo: “No pasa nada. En los meses de invierno las rutas turístico-religiosas de Aragón y Cataluña bendecidas por Sanjosemaría se podrán complementar con el apostolado blanco, porque las pistas de esquí de los Pirineos están a un tiro de piedra”.

 

¡Esto es vivir para ver! ¿De qué me sirvieron los años que pasé en el Colegio Romano? ¿Fueron años de formación o de tomadura de pelo? Reconozco que la expresión “apostolado blanco” sea demasiado coloquial, propia de una correspondencia epistolar entre dos hombres jóvenes, pero contiene mucha más salud mental que las formulaciones escrivarianas de “santa intransigencia”, “santa coacción” y “santa desvergüenza”: «El plano de santidad que nos pide el Señor, está determinado por estos tres puntos: la santa intransigencia, la santa coacción y la santa desvergüenza» (Camino nº 387).

 

Una vez ya lanzados a promover itinerarios turístico-religiosos siguiendo las huellas de Sanjosemaría con la colaboración de las administraciones públicas, ¿por qué no impulsar rutas urbanas en las ciudades de Madrid y de Roma, en las que el santo vivió varios años de su vida? En Roma falleció el 26 de junio de 1975, y allí reposan sus restos mortales. La alcaldesa de Madrid, Manuela Carmena, y la de Roma, Virginia Raggi, aceptarán encantadas esta propuesta, que aportará sin duda un torrente de peregrinos turísticos a sendas ciudades, como pasa en Santiago de Compostela.

 

En lo que a Roma se refiere, los promotores del itinerario deberían incluir la visita de los Museos Capitolinos (gratuita, a ser posible, para los peregrinos escrivarianos debidamente acreditados), porque, como recordé en una nota del 1.02.2016, monseñor Escrivá confesó públicamente su admiración por la Venus Capitolina, de manera que los devotos de Sanjosemaría están moralmente obligados a acudir a esos Museos que su santo preferido pateó con tanta admiración. Tampoco se debería olvidar la sugerencia que en esa misma nota dirigí al director o directora de los Museos Capitolinos: incluir entre los anuncios publicitarios del Museo la escena, registrada en una de las “películas del Padre”, en la que Escrivá revela su admiración por la Venus. Todo sea por favorecer la fe cristiana, el turismo y el arte, pues la admiración de Escrivá por la Venus se encuadra en eso que los teólogos denominan “relaciones fe-cultura”.

 

Desde Opuslibros se lanzan muchas críticas a la Obra de Escrivá. Pero en esta nota de hoy propongo excepcionalmente, bien fundamentadas, interesantes sugerencias a los directores de la prelatura personal y, de paso, a la dirección de los Museos Capitolinos de Roma. Sanjosemaría Escrivá, esto es, el Santo Intransigente, el Santo Coaccionador y el Santo Desvergonzado, que santamente no transigió con el trivial apostolado blanco de alguno de sus hijos, se merece con el sustento económico de las administraciones públicas el reconocimiento del turismo religioso.

 

Josef Knecht









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