UN PECULIAR ANTECEDENTE DE LA OBRA DE DIOS (III).- Pinsapo
Fecha Friday, 15 July 2016
Tema 900. Sin clasificar


Capítulo 3º: Confluencias en la primera mitad del Siglo XX.

3.1.- Restauración en Sevilla por Sánchez Castañer.

3.2.- El influjo de Mons. García Lahiguera.

3.3.- La Escuela de Cristo y San Jose María Escrivá.


3.1.- RESTAURACION EN SEVILLA POR SANCHEZ CASTAÑER.

En el siglo XIX se comienza la decadencia de la Escuela de Cristo, de forma paralela al declive de la religiosidad con las revoluciones liberales, muy marcada desde la incautación de los bienes de la Iglesia en la desamortización de Mendizábal de 1836, declive acentuado con los procesos revolucionarios antirreligiosos del siglo XX. De las tres escuelas de Cristo que hubo en Sevilla, sólo una se mantiene activa a finales del siglo XIX gracias al impulso de su insigne miembro el Beato Marcelo Spínola, que tras ejercer como abogado de pobres se ordena sacerdote en 1864 ejerciendo de párroco en Sevilla durante 20 años, y tras un paréntesis de 10 años como obispo en Cáceres, vuelve a Sevilla como Cardenal Arzobispo donde vivirá hasta su muerte en 1906...



A principios del siglo XX van desapareciendo en España casi todas las escuelas, quedando la de Sevilla prácticamente inactiva hasta la llegada del Cardenal Ilundain como Arzobispo de Sevilla en 1920. Se muestra estricto para atar la tendencia al folclore de las hermandades de Semana Santa, prohibiendo el cante de saetas interpretadas por profesionales del flamenco contratados y no por impulso de piedad verdadera, marcando estrictas directrices sobre paradas injustificadas de los pasos en el recorrido procesional de las hermandades. Esta línea pastoral empeñada en el fomento de la auténtica piedad encaja con el espíritu de la Escuela de Cristo, y favorece su restauración en 1925 cuando se reúnen los enseres de las tres antiguas escuelas de Sevilla. Este proceso de forma gradual lo va a liderar el joven Francisco Sanchez Castañer, que participará también desde 1939 en reactivar la escuela de Madrid y la de Valencia a partir de 1942.

Nacido en Sevilla en 1908, Castañer comienza a escribir en 1925 artículos religiosos en el periódico católico fundado por el Cardenal Spínola en 1899 El Correo de Andalucía. Obtiene la Licenciatura de Filosofía y Letras en Sevilla en 1930 y ejerce de profesor de Literatura Española en el Colegio Villasís. Gran humanista, realizó numerosos estudios sobre el Cardenal Palafox, cofundador de la Escuela, entre otros sobre la pastoral con indios mexicanos. Junto con otros compañeros de la Escuela de Cristo, promueve el traslado en 1931 de las imágenes de la Virgen Dolorosa y la talla del Crucificado desde la sede del antiguo Convento de la Paz a la actual del barrio de Santa Cruz. En 1938 el Cardenal Segura, recién llegado como nuevo Arzobispo de Sevilla, pide a la Escuela la cesión del Cristo a la Hermandad de San Bernardo para sustituir al quemado en 1936 en la persecución religiosa, y pese a negarse en pleno la Escuela, el Cardenal obligó a su entrega. Desde entonces cada Miércoles Santo la magnífica talla del siglo XVII del Cristo de la Salud sale en procesión del barrio de San Bernardo hasta la Catedral de Sevilla, para volver a ser venerado por las calles del barrio de Santa Cruz. [Ramón de la CAMPA CARMONA, “La institución de la Escuela de Cristo de Sevilla” Andalucía Moderna. Actas del III Congreso de Historia de Andalucía. Córdoba, 2001].

Es fácil presumir que tal imposición supuso un mazazo para Sánchez Castañer, pues tal decisión lleva implícita la incomprensión hacia la labor ascética de la Escuela de Cristo, en su dura pugna con las tendencias folclóricas de las hermandades, que con esta decisión resultan favorecidas por el indomable Cardenal Segura, que parece que no actuó con una reflexión muy profunda. Este primer encontronazo hizo que Castañer comprendiera la necesidad de actuar al abrigo de prelados receptivos con la misión ascética del laicado propuesta por la Escuela de Cristo, y por ello marcha a Madrid en 1939 donde consigue el Doctorado en Filosofía y Letras en 1941. Obtiene la Cátedra de Literatura Española de la Universidad de Valencia en 1942, que ocupa hasta el año 1966 cuando gana la Cátedra en Madrid. Nunca olvidó sus raíces sevillanas, siendo pregonero de su Semana Santa en 1945 y rey mago de la Cabalgata de Reyes en 1950. Fallece en Madrid en 1992 y sus cenizas reposan en el cementerio de Sevilla.

3.2.- EL INFLUJO DE MONS. GARCIA LAHIGERA.

Jose Mª García Lahiguera es ordenado sacerdote en 1926 por el Obispo de Madrid Mons. Eijo y Garay, del que pronto será su mano derecha al ser nombrado director espiritual del Seminario en 1932 y Vicario General en 1936. Permanece durante toda la Guerra Civil en Madrid con la misión de velar por sacerdotes y seminaristas escondidos a causa de la persecución en que muchos fueron torturados y asesinados por odio a la fe. Es ordenado obispo auxiliar de Madrid en 1950, obispo de Huelva en 1964 y de Valencia en 1969.

Jose María Escrivá conoce a García Lahiguera tras planificar visitarlo en una reunión con sacerdotes amigos en diciembre de 1931 para buscar candidatos para transmitirles el espíritu de la Obra. Lino Vega Munguía propone como idóneos para recibir el mensaje a tres sacerdotes: Vegas, Somoano y García Lahiguera. Se afirma que los dos primeros se incorporan a la obra, y se les considera los dos primeros fallecidos de la Obra al morir Somoano en 1932 y Vegas fusilado en Paracuellos del Jarama en 1936. [GONZALEZ GULLON, La Academia DYA en la historia del Opus Dei. Rialp 2016, pág. 56]. En Febrero de 1932 Escrivá acude a la Iglesia de de la Concepción para escuchar un sermón de García Lahiguera y queda tan impresionado que acude a visitarle esa tarde para explicarle su Obra, pero a diferencia de los otros dos, no le invita a incorporarse. Solo le pidió que rezase para que el Señor le ayudase a llevar el peso que le había echado sobre sus hombros. Será su confesor y director espiritual desde 1940 a 1944, año en que se ordenan los tres primeros sacerdotes numerarios. En 1940 deja de confesarse con el jesuita Padre Sánchez tras perder su confianza en él cuando le dice que debe dejar libertad  plena de elección de confesor a los miembros de la obra, por entender que cambia el criterio anterior de que solo confiesen con sacerdotes que conocen el espíritu de la Obra. [El Fundador del Opus Dei, Cap. XII-8, “El cambio de confesor”, Vazquez de Prada.]

En las biografías de García Lahiguera no se reseña su pertenencia a la Escuela de Cristo de Madrid, pese a que fue su superior y Procurador General del Instituto Orgánico. Alienta el renacimiento de las escuelas en su tercer centenario en 1953 en que se celebra en Madrid la primera congregación general donde se crea el Instituto Orgánico para unificar las 23 escuelas de España, con apoyo decisivo de Sánchez Castañer que es nombrado Secretario General. Se decide actualizar y revitalizar la organización, activando una campaña de promoción entre jóvenes laicos y sacerdotes que asegure el relevo, y el impulso de las causas de canonización de sus hermanos. Para su puesta al día se incorporan adiciones a los estatutos que aprueba en 1954 García Lahiguera como Vicario General de Madrid. Se flexibilizan obligaciones como el uso de las disciplinas, las vistas a los hospitales y a las cárceles, y se añade la del rezo del rosario en familia. Los nuevos estatutos de 1958 son aprobados en 1961, así como el ritual de 1963, naciendo en 1969 la publicación interna Noticia.

3.3.- LA ESCUELA DE CRISTO Y SAN JOSE MARÍA ESCRIVÁ.

Desde principios de 1932 Escrivá resulta atraído por la figura de García Lahiguera, fascinado por su predicación y vida ascética, su amor por el sacerdocio, su visión del laicado e inmejorable posicionamiento en la curia diocesana como mano derecha del Obispo de Madrid. En septiembre de 1940 decide abrirle el interior de su alma y de su obra, siendo su confidente y confesor durante cuatro años, lo cual afianzó el papel de Eijo y Garay como gran valedor de su obra con su aprobación canónica 1941 y su activa defensa pública. Es en este momento cuando lo obra comienza a conocerse ya por su denominación latina Opus Dei.

Son obispos que pertenecen en esta época la Escuela de Cristo, aparte de García la Higuera, el Beato Manuel González (Obispo de Palencia), Mons. Arturo Tabera (Obispo de Albacete), Mons. Casimiro Morcillo (Obispo de Bilbao) y Mons. Fray José López Ortiz (Obispo de Tuy-Vigo) [Fermín LABARGA GARCÍA, “Mons. García Lahiguera y la revitalización de la Santa Escuela de Cristo”, Universidad de Navarra. Año 2003]. Todos ellos conocieron a Escrivá y su obra en sus inicios, y no es casualidad la especial implicación de la mayoría en el inicio de la obra.

El agustino Fray José López Ortiz formó parte en 1944 del Tribunal de Tesis doctoral de Jose María Escrivá “La Abadesa de las Huelgas”, y justo en los años anteriores fue de los profesores del Seminario que acudían a Diego de León para impartir clases a los tres primeros sacerdotes numerarios, en su caso de Historia de la Iglesia. Fue también vicepresidente del CSIC. Antes de la guerra civil aprendió en El Escorial a hablar alemán, francés, inglés, italiano, arameo, árabe (ocho dialectos). Obtuvo la cátedra de Historia del Derecho en la República y se hizo amigo de Escrivá en la Universidad de Zaragoza, siendo su confesor y de los primeros miembros de la obra. Así lo atestigua un sobrino de López Ortiz. [CASTAÑO DE LA PUENTE. Historia del Real Colegio de Alfonso XII. Ediciones Escurialenses de San Lorenzo de El Escorial, 1996 pp. 1026-1055].

Mons. Casimiro Morcillo conoció a Escrivá en 1929 en una calle de Madrid cuando sin conocerlo le para (al verlo muy recogido) y le pide oraciones por una intención suya [FERNANDEZ ZABALA. Escrivá en las calles de Madrid. Rialp, 2002 pag. 29], vuelven a tratarse en Burgos en 1938 donde fraguan gran amistad. Es nombrado Vicario de Madrid en 1939 y obispo auxiliar desde 1943, confiere las órdenes del diaconado a los tres primeros sacerdotes numerarios.  

 

Mons. González nace en Sevilla en 1877 y es ordenado sacerdote en 1901 por el Cardenal Spínola. Beatificado en 2001, será canonizado en 2016 por el Papa Francisco. Conocido como el Apóstol de los Sagrarios abandonados, funda la Unión eucarística reparadora y las Misioneras eucarísticas de Nazaret. En 1920 es nombrado obispo de Málaga, en 1931 huye a Gibraltar tras el incendio del palacio episcopal por grupos anticlericales. Desde Madrid dirige la diócesis hasta 1935, siendo allí cuando conoce a Escrivá en mayo de 1933. Fallece en Madrid en 1940.

 

Debemos tener en cuenta la situación de la obra durante la Guerra Civil cuando Escrivá pasa en 1938 del Madrid republicano a Burgos: solo 12 miembros con los que es difícil contactar, destrucción del único centro de Madrid y Álvaro Del Portillo en la cárcel. Puede decirse que como en todas las fundaciones primero vino la vida y luego el Derecho, ya que en 1928 surgen las grandes líneas de un proyecto espiritual, pero que no cuajará hasta que tras la Guerra Civil se consiga la primera horma institucional, y sobre todo, cuando en verano de 1944 se ordenan los tres primeros sacerdotes numerarios.

El proyecto de la obra de Dios se transforma en el Opus Dei, paso crucial con sus ventajas e inconvenientes, entre ellos, la pérdida de la frescura inicial y del influjo espiritual de otras corrientes ascéticas de la Iglesia entre las que hemos destacado la de grandes personajes de la oculta Escuela de Cristo. Surge entonces en la obra la tendencia a encerrarse en sí misma, a evitar mezclarse con otras instituciones de la Iglesia, buscando reafirmarse como proyecto original, innovador y único en la Historia; olvidando reconocer con humildad su continuidad con otros antecedentes históricos como el estudiado aquí.

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