“Cuando desde el púlpito veo a mis feligreses lucir sus trajes, me pregunto: ¿dónde están los pobres de mi parroquia? Luego, cuando hago el recuento de las limosnas, me pregunto: ¿dónde están los ricos?
Con esta conocida anécdota de algún sacerdote de parroquia con sentido del humor empieza el artículo del arzobispo de Tarragona, Mn. Jaume Pujol Balcells, numerario del Opus Dei, publicado en un conocido rotativo coincidiendo con el período de declaración de la renta en nuestro país. Y de ese texto me llamaron la atención algunas frases, pues eran y son la antítesis de la doctrina escribariana, la que promovió su fundador, impropia y contradictoria por tanto para un miembro de la SSS+ militante.
Ahora, Mn. Pujol, metamorfoseado al clero diocesano en virtud de su nombramiento por Juan Pablo II en 2004 y convertido en metropolitano de la catalana circunscripción –valga decir que con cierto éxito a pesar de las críticas y reticencias iniciales- se las da de parroquiano.
El Arzobispo numerario intenta convencer del porqué marcar la “x” de la casilla a favor de la Iglesia en nuestra declaración, una opción que sirve para financiarla con el 0,7% de nuestros impuestos, entre otras posibilidades a elegir.
El inevitable ejemplo del Evangelio de las limosnas encabeza la justificación, a saber: el que menos tiene es el que más da y viceversa. Nos explica, como no puede ser de otra forma, que ese dinero se destina a las labores asistenciales que la Iglesia realiza y además enumera un montón, personas sin techo, drogadictos, enfermos, comedores sociales, mujeres maltratadas, leproserías, dispensarios, asilos, misiones, orfanatos, etc. O sea, no coincide con ninguna actividad que haga el Opus Dei, a pesar que esta institución teóricamente pertenece a la Iglesia y su existencia debiera tener sentido sólo remando en una misma dirección, siguiendo al fin y al cabo el Evangelio.
Ahora transcribo literalmente alguna frase curiosa que escribe el prelado catalán: “Como estamos en un período de pago de impuestos, he vencido la natural resistencia que tenemos los sacerdotes a pedir dinero…”. O, “Lo menos importante, cuando se habla de dinero, es la cantidad,…" Y otra que él mismo cita a su autor, Josep Pla: "En cada parroquia hay un hombre sin familia, pero que pertenece a todas las familias; un hombre que nos toma desde el seno de nuestra madre y no nos abandona hasta la tumba..."
Como obispo diocesano dice lo que tiene que decir, pero no es en absoluto lo que nosotros conocimos en el seno de la Prelatura y, desde luego, leer estas cosas de un numerario se hace muy extraño. Que cada cual saque su conclusión.
Manzano
