De acuerdo con Curial.- JaraySedal
Fecha Friday, 24 June 2016
Tema 140. Sobre esta web


Siendo discrepar de las comparaciones de Ana Azanza, tan habituales. Esencialmente, discrepo porque desvirtúan el carácter, naturaleza o índole de las críticas a que se ha hecho merecido acreedor el Opus, y de las que esta web da testimonio continuamente. Estas críticas se centran en su praxis religiosa y praxis en general y en cómo afecta ésta a la vida de las personas en el ámbito fundamental de su derecho a la libertad en todas sus acepciones y adjetivaciones.

Si el Opus fuera un grupo de presión político que persigue el poder, incluso un grupo de presión que busca objetivos más concretos, como la independencia catalana, si ésta es su definición, se desenfoca completamente el problema que se debate en estas páginas: cómo una institución que busca la santificación de sus miembros, el objetivo vital para un creyente, es capaz de generar tanto desengaño, sufrimiento y , a la vez, tantos ateos y descreídos. Cómo una institución que predica que es capaz con su método infalible de santificar a las personas es capaz de generar tantas personas que abandonan cualquier práctica religiosa. Ante este decalaje esencial y existencial (y hemos leído testimonios de personas desgarradores), la definición del Opus como grupo de presión política es banal. Se banaliza el mal cuando se les dice que les engañaron, no porque su búsqueda de la santidad no se correspondía con lo que vivieron dentro, sino porque en realidad la finalidad de la institución era otra. Es mucho más grave lo primero que lo segundo, la realidad que la fantasía. Como escribió Curial: no hay que cargar al Opus más “muertos” de los que ya tiene.

No comparo a Escrivá con Franco (“Hermanos gemelos”), ni siquiera en las cartas que aquí se han publicado. Si objetivo fundacional del Opus era la cristianización desde las élites y la ocupación de cargos en la Administración, siendo el régimen vigente el franquista lógico es el acercamiento del mismo al dictador Franco, como lo hubiera sido a cualquier otro dirigente que hubiera y ha seguido así hasta el presente. Escrivá no ha dejado pruebas de ser más franquista que el resto del clero. La Iglesia española, con excepciones como Vidal i Barraquer y Mugica, sacralizó la guerra civil – la cruzada - y el régimen subsiguiente (Carta colectiva de los obispos de 1937). También es cierto, que la Iglesia sufrió una persecución bien conocida durante la República y la guerra civil. En este contexto histórico, no encuentro manifestaciones de Escrivá más entusiastas que el resto del clero, si bien es cierto que sus escritos espirituales están imbuidos de expresiones bélicas propias de la época. Ni siquiera en la felicitación a Franco por la declaración del Estado confesional de la Ley de Principios Fundamentales del Movimiento (1958), aquí publicada.

Lo singular de Escrivá y de sus seguidores es el intento de presentar una realidad alternativa (al contrario que la Iglesia oficial , que reconoció con Tarancón su pasado franquista ) por la vía de presentar a Escrivá como poco menos que un indiferente político, o incluso un antifranquista.

La cristianización “desde arriba” no es ninguna singularidad escrivariana. La cristianización comprende la conversión del mismo en religión oficial, desde Constantino, Teodosio y la conversión de reyes y príncipes posterior al catolicismo.

Lo mismo que digo del símil con el general Franco puedo afirmar con las comparaciones con los orfanatos de Auxilio Social. Si de represión se trata (según Ana Azanza), podemos hacer analogías hasta la Prehistoria.

Mucho más histórica (e interesante) es la aportación de Pinsapo sobre el antecedente de la “Santa Escuela de Cristo”, del siglo XVII. He ahí la paradoja: el mismo día en que Azanza insiste en sus analogías franquistas por el lado político, otro colaborador de esta web la desdice con una analogía en el ámbito estrictamente religioso, con un estudio rigurosamente histórico citando fuentes.

El franquismo como régimen cerrado facilitó los propósitos del Opus de alcanzar las élites sociales y políticas. Pero también lo ha hecho en regímenes teóricamente abiertos como el presente, que tiene muchos cauces de ascenso al margen del mérito (en realidad, esos son los cauces). Sobre los políticos actuales del Opus, me basta citar al ministro Fernández Diaz, Martínez Pujalte, Trillo, Cotino, Pedroche, y tantos otros, y en otras formaciones políticas. No voy a reseñar las hazañas de estos individuos tan glosadas por la prensa, y tan poco cristianas. Aquí sí cabe una comparación: los de antes, los del Opus del franquismo, tenían infinitamente más categoría que estos. Quepa solamente citar a Mariano Rubio, Alberto Ullastres o Laureano López Rodó. Estos últimos fueron en términos generales buenos para el país, comparativamente a los azules eran casi liberales y parecían perseguir el bien público. Los actuales son mediocres que solamente buscan su medro personal o el de su partido y muy dañinos. Habría que pedir al Opus que sea más selectivo con su personal por el bien del país. O que a ejemplares como los citados más arriba les aconseje no dedicarse a la política a través de su dirección espiritual. Piense el Opus que estos sujetos también dañan su imagen.

JaraySedal









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