De mercantiles y otras santidades.- Manzano
Fecha Friday, 17 June 2016
Tema 100. Aspectos sociológicos


A propósito de la excelente aportación y reflexión de Simplicio el pasado 30 de Mayo acerca de la intrigante figura mercantil usada por la prelatura del Opus para dar solución de continuidad y control de los derechos de autor de su fundador, quisiera transmitirle mi sincera felicitación por esta y tantas otras contribuciones en Opuslibros. Huelga decir que comparto sus conclusiones y me gustaría arriesgar algún comentario más,...

Efectivamente una sociedad anónima como Scriptor SA no parecería la fórmula más coherente o adecuada a primera vista para defender unos supuestos derechos de autor tal como sucedieron los hechos, menos si estos son de orden religioso. Sabemos que en los años 70 la regulación de este tipo de sociedades, las Anónimas, otorgaba mucha más manga ancha que en la actualidad y coincidimos en que a ella se acogieron entonces de forma precipitada.

Se puede obtener por Internet fácilmente los siguientes datos sobre dicha sociedad:

Objeto Social: Administración Derechos de Autor. Tiene menos de 10 empleados declarados, 16 órganos sociales activos (ha tenido 49 históricos), por dimensión es microempresa, factura menos de 250 mil euros y tiene 61 marcas registradas. Las del 2014 son las últimas cuentas depositadas en el Registro Mercantil de Madrid, por un módico precio se pueden obtener.

Me parecen cifras poco coherentes, indican a tenor del volumen de obras escritas y publicadas del autor que algo no cuadra. A poco que se liquidara a dicha sociedad por esos derechos, la recaudación debiera ser mucho mayor.

Parece pues obedecer a un modelo de sociedad pantalla orientada a dar una cobertura o servicio a algo o a alguien y no me refiero en el sentido delictivo en lo económico. Simplemente apunto que no está en línea con el objetivo que debe tener cualquier sociedad mercantil, que es el de lucrarse. Además, por la cifra de negocio que declarada difícilmente se podría justificar tanto meneo registral, marcas y órganos de gobierno.

Además, no logro entender cómo se lo montarán para venderse y traspasarse entre ellos, los socios, las acciones que representan el capital y de la que se compone toda sociedad. En cada transacción accionarial hay que pagar un montón de tasas e impuestos y por los datos existentes se habrán hartado de pasar por el notario y correspondiente registro.

Efectivamente le sería mucho más propio la figura de una fundación o incluso otro tipo Sociedad, pero algo les impide adaptarse a estos formatos. Probablemente la Anónima a pesar de todo les siga dando mayor cobertura para diluirse administrativamente.

Manzano









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