Non nobis, Domine.- Ramana
Fecha Monday, 15 February 2016
Tema 115. Aspectos históricos


Non nobis, Domine, non nobis…

Estos días ha salido a relucir en nuestra web la generosa “donación” que la dictadura franquista hizo a Escriba del castillo de Peñíscola, como es sabido construido por los Templarios en el siglo XIII y sede pontificia del llamado “Papa Luna”, Benedicto XIII de Avignon, aragonés como Escriba, no tozudo, lo siguiente, el cual se negó a reconocer las disposiciones del Concilio de Costanza que lo apeaban del papado y ponían así fin al Cisma de Occidente. Actualmente es considerado antipapa, como su homólogo Juan XXIII, antiguo pirata, enterrado en el baptisterio de san Giovanni, en Florencia, ya que era buen amigo y socio de la familia Médicis, sus banqueros. Pero me he divertido, que dirían Teresa y el gran Gervasio.

Creo que Escriba sentía predilección por este castillo por ambos motivos, por su origen templario y por haber sido sede de un papa aragonés a la sazón crítico con el Concilio. No se olvide que en las preces opusianas se reza todos los días el lema de los caballeros del Temple: “Non nobis, Domine, non nobis, sed nomine tuo da gloriam”. Recordemos, también, que el 14 de septiembre, festividad del enaltecimiento de la santa Cruz, tan cara a Escriba, era la fiesta central de los templarios.Ignoro la querencia del de Barbastro por estos monjes y soldados, aunque recordando algunas máximas belicistas de Camino y los derroteros posteriores del Instituto-Prelatura, la puedo intuir.

Me aventuro a la siguiente hipótesis: pienso que Escriba quería también (como Ignacio de Loyola) una suerte de ejército, de milites Christi, una orden aristocrática, sin capítulo ni liturgia de las horas, flexible y obediente, inteligente, guapa e influyente que pudiera infiltrarse en todos los órdenes sociales y desde bien arriba imponer y dictar sus católicas consejas. Supongo que así fue, al menos como designio, en los años cuarenta. No olvidemos que, además de todo lo dicho, los templarios eran los banqueros de occidente, y que entre donaciones, testamentos, conquistas, letras de cambio (inventadas por ellos) y bienes muebles e inmuebles (castillos, monasterios, behetrías, etc.) disponían de más riqueza que todas las monarquías juntas: detentaban un poder inmenso que, al cabo, fue su perdición, el astuto Felipe el Hermoso, rey de Francia, los apresó a traición y, secundado por su marioneta Clemente V, papa títere, nombrado por él, cuando defenestró a otro pájaro de cuenta, Bonifacio VIII (recordemos que a los tres los sume Dante en lo más profundo de su infernal Fosa Maldita: la de los usurpadores y simoníacos) fueron acusados de herejía, torturados, disuelta la orden y quemado vivo su Gran Maestre, Jacques de Mollay, en 1314. El resto de las monarquías europeas secundaron la bula papal y el posterior concilio de condena y, de ese modo tan pragmático, arrebataron las propiedades a los difamados templarios. El resto es historia, y leyenda.

Lo que apunto es pura hipótesis, pero atisbo la simpatía de Escriba por estos bravos soldados y banqueros de Dios que tomaron el poder en Occidente durante casi dos siglos. Me encantaría pensar que alguien tiene datos al respecto y podemos seguir iluminando la compleja personalidad de nuestro “Padre Luna”. Vale.

Ramana









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