El sex(t)o mandamiento.- ElCanario
Fecha Monday, 26 October 2015
Tema 075. Afectividad, amistad, sexualidad


En el Opus Dei el sexto mandamiento de la Ley de Dios es el principal y el que más veces se trata, tanto si si eres de San Rafael, como si ya te has hecho de la Obra. Con este comentario pretendo abordar el último artículo de JaraySedal, que a su vez se refiere a un artículo de Ander sobre su experiencia en el colegio Gaztelueta.

En algunos ambientes se suele emplear el término "sex(t)o" mandamiento. Los directores de los centros y sus adláteres suelen decir que el principal mandamiento es el primero, amar a Dios sobre todas las cosas, y el sexto queda en ese lugar, el sexto. Sin embargo con sus hechos demuestran que para ellos es el primero. Paso a desarrollarlo.

Antes de hacerme del Opus Dei hablaba frecuentemente con el director del centro. Estaba a punto de cumplir los veinte años. Me estoy refiriendo al curso 1964-65. Ya entonces estaban obsesionados con el sexo, que lo trataban a su manera. De otras cosas no me acordaré, pero lo del "sex(t)o" sí me quedó muy claro. El principal mandamiento es amar a Dios sobre todas las cosas y el sexto era el sexto, pero no el primero. Eso decía este hombre. Y luego cuando pasé a hablar con el sacerdote volvió a salir el tema. Qué caras más raras ponían y qué raros eran. Pensar que he sido como ellos durante casi treinta y cuatro años me parece imposible. Afortunadamente me fui un 28 de octubre de 1998.

Cuando me hice de la Obra, se me indicó que en la confidencia --así se llamaba entonces internamente a la charla fraterna, la dirección espiritual de un laico--, debía tratar todas las semanas de fe, pureza y vocación. Si no lo tratabas te lo preguntaba la persona con quien te sincerabas. Si decía algo a medias, tu "director" espiritual te pedía aclaraciones hasta llegar a la raíz. Incluso te invitaban a decir si habías cometido en algún pecado mortal contra la castidad. "Lo que mancha a un niño, mancha a un viejo", aseguraban en las charlas. Consecuencia de esto era ver de vez en cuando a otros agregados que se acercaban a la habitación del sacerdote para confesar una caída. Si en el centro vivían varios sacerdotes, se iba al asignado para los agregados y si éste no estaba en la casa, se iba a cualquiera de los otros sacerdotes residentes. Debo aclarar que en algunos centros del Opus Dei pueden residir hasta cuatro sacerdotes numerarios, que se encargan de distintos centros de hombres y de mujeres.

A primeros de octubre de 1974 pasé a encargarme de la labor de San Gabriel. Pasé de encargarme del Club Codaste juvenil en el barrio madrileño de Aluche a atender un grupo de supernumerarios de esa misma zona. Fue por poco tiempo, ya que el curso siguiente pasé a atender supernumerarios coincidiendo con los estudios nocturnos del colegio Retamar de Pozuelo (Madrid). Poco a poco me iba enterando de aspectos relacionados con el sexto mandamiento. Una de las novedades que descubrí fue que ningún hombre joven podía hacerse de la Obra si no vivía la pureza. Lo más corriente era preguntar a los chicos si se masturbaban. A los casados que se acercaban a la "labor" se les debía preguntar si tenían una relación sexual con su mujer sin poner impedimentos a lo que llamaban las fuentes de la vida como es usar el preservativo u otras prácticas del mismo tipo. El "interrogatorio" llegaba hasta esos extremos. Un señor casado no podía hacerse de la Obra si usaba el preservativo con su esposa, salvo rarísimas excepciones. Tenía que dejar esa práctica.

Es frecuente en los centros que en los círculos breves, al llegar a la tertulia, se den listas de candidatos a hacerse de la Obra para rezar por ellos. Los más próximos están en lo que llaman algunas veces "primera división". Recuerdo a un chaval que iba con frecuencia al centro y estaba en esa lista. De repente desapareció de ella. Indagué los motivos de ese cambio. Muy en privado se me dijo que se masturbaba con frecuencia y por ello no podía hacerse de la Obra mientras no abandonara esa práctica. Con el tiempo, me enteré que pitó de numerario pero perseveró poco tiempo. La explicación que me dieron en la Obra fue que nadie podía hacerse numerario, agregado o supernumerario si no vivía la pureza propia de su estado de célibe o de casado, pues si no lo vive no puede perseverar. De ahí que en los colegios y centros del Opus Dei se pregunte tanto por cuestiones relacionadas con el sexto mandamiento de la Ley de Dios. Todos ellos están encaminados a conseguir más miembros de la prelatura. Por supuesto que también se da una formación cristiana a su manera, pero el objetivo principal es el proselitismo. No se trata de la misma manera al que puede hacerse de la Obra que al que tiene una dificultad de este tipo.

Otra cosa que observé en la Obra es que cuando alguna vez pregunté en la confidencia para aclararme en una cosa sexual siempre se me remitía al sacerdote y luego este último nunca lo aclaraba. ¿Por qué ese misterio y no hablar claro? ¿En qué quedamos? Si se puede hablar con el sacerdote y luego éste no aclara, ¿por qué es? Para mi, el sexto mandamiento es un tabú en el Opus Dei. No se puede tratar. Eso sí, presumen de saber todo del matrimonio, el noviazgo y las prácticas homosexuales. Pontifican en todo y luego no tienen idea de nada. Cuántas segundas intenciones atribuyen a los matrimonios que no viven según ellos o a los homosexuales. Uno de sus "gurus", un numerario, hasta anuncia públicamente que se puede corregir la homosexualidad. No admiten que sea una cosa natural, como es natural la heterosexualidad. Siempre utilizan las mismas citas.

ELCANARIO









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