Sobre mi ingenua obediencia. Para SAI.- Brunildo
Fecha Friday, 16 July 2004
Tema 100. Aspectos sociológicos


Para SAI (sobre mi ingenua obediencia)

Cuando Lutero agonizaba por su conciencia irredimible encontró la salvación en su interioridad vivida como su propio destino individual que condenaba para siempre la exterioridad de los actos y mucha más que ninguno el de aquellos que se autolegitiman como buenos o que conceden la remisión. Los tres poderes humanos -sexo, propiedad y predominio- que la iglesia consideraba via de salvación a través de los tres votos -castidad, pobreza y obediencia- estan principiados por el maligno, y ni siquiera los muros del monacato pueden evitar la corrupción. La justicia y misericordias divina solo poseen su punto de unión en la autoconciencia del propio pecado imborrable. Curiosamente el concepto de culpa estaba poniendo los cimientos del nuevo orden del mundo liberal que primero diseña Rousseau y después Hegel. Matrimonio, prosperidad y civismo democrático son los nuevos parámetros de regulación que muy pronto encontraron sus detractores: Freud, Marx y Nietzsche sospecharon sobre el humanismo liberal reeditando aquella primera angustia de Lutero.

El Opus Dei es una propuesta de nueva viabilidad de aquellos votos medievales que niega el carácter maléfico de lo externo y afirma su validez para la salvación. El sexo, la propiedad y la voluntad de poder son santificables a través del matrimonio, la pobreza de espíritu y la humildad cívica (basada en el prestigio y la autodeterminación para los asuntos públicos).

Desde el punto de vista de la historia de las ideas se trata de un nuevo vigor católico-humanista que acepta la propuesta individualista del protestantismo y lo extiende a lo externo. Ahora bien, el Opus Dei ha sufrido una especie de reificación de sus objetivos de la misma manera que lo sufre cualquier institución: su clerificación es muy semejante a la de la iglesia medieval o a la aparición a la burocracia del nuevo régimen. La libertad y ausencia de tutela con la que venía incorporada la llamada a la Obra se ha normativizado; el afan por mantener integro el mensaje ha ocultado al propio mensaje. Cuando piensas en la Obra, SAI, piensas en mi. Pero un numerario muy poco tiene que ver con el mensaje: ni matrimonio, ni posesiones, ni autodeterminación en asuntos mundanos. Joder, en realidad es una versión monstruosa del espíritu, que ha sido creada para mantener el propio espíritu. En cualquier caso, los numerarios que hemos nacido para explicar esa forma de vida y que carecemos de experiencia propia mantenemos un pedazo de la novedad del Opus Dei: nuestra conciencia no está bajo tutela de ningún ser humano.

Cuando me dices que mis propósitos de obediencia duran muy poco olvidas que tengo la misma libertad que tu en cuestiones que no pertenecen en sentido estricto al núcleo del espíritu. Creo que los numerarios iran desapareciendo en la Obra para quedarse en una mínima expresión. Su trabajo no será dirigir la vida de los demás, puesto que es irrenunciable y pertenece a la vocación a la Obra que cada uno lo haga por sí misma, sino repasar a los demás las verdades teologales.

Seguiría escribiendo sobre el proceso de desclericalización de la Obra pero tengo un huevo de sueño.

Brunildo







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