¿Se puede ser numeraria y recibir carismas como en la Renovación?.- Eliana
Fecha Monday, 19 October 2015
Tema 010. Testimonios


Me pareció valioso dar testimonio de mis dos años en el Opus Dei. Pienso cuántos debe haber que nunca cristalizan en escritos. Muchas veces porque los que vivimos un tiempo dentro, vemos malo leer cualquier cosa que no sea buena doctrina (incluida una página en Internet que exprese críticas a la obra). Después alguien escribía lo valioso de escribir sobre la vida postobra. Me gustó la idea y escribo...



Una de las primeras cosas que hice al salir del Opus Dei, después de preguntarme si tenía que mirar a los varones en la calle ya que había vivido como numeraria, fue darme un gran gusto: hacer ejercicios espirituales de cuatro días según el método de San Ignacio de Loyola. Había pedido hacerlos estando en la obra y me habían dicho que no. Pasados los años recibí el sacramento del matrimonio con una felicidad enorme y habiendo vivido un noviazgo con toda la ilusión del mundo. Creo que el vivirlo como aconseja la Iglesia ayudó a eso. Ahora soy esposa y mamá de varios hijos. Soy más feliz ahora durmiendo pocas horas por día y trabajando a más no poder que el tiempo en que viví como numeraria.

Hay un detalle del tiempo en la obra que quiero destacar. En medio de mi tiempo de oración o en las actividades cotidianas, generalmente cuando estaba sola empecé a hablar y a cantar de forma que no entendía. Esto me producía extrañeza pero a la vez mucha emoción, alegría y paz. No tenía ni idea de lo que era. Como contaba todo a la que dirigía mi alma le conté esto también. En ese momento me preguntó detalles y en la charla siguiente me contestó que en el Opus Dei no se hacía eso o algo así. Que no lo hiciera más. Entonces cuando me venía eso lo cortaba. Con los años, leyendo cosas de la Renovación Carismática me di cuenta que “eso” era hablar en lenguas. La iglesia es más grande que el Opus Dei.

Ya casada oí hablar de los seminarios de vida de la Renovación Carismática y todas las sanaciones físicas, mentales y espirituales. Al tiempo, y por varios años, empecé a pedir al Señor poder participar en uno. Es que había leído que eran de varios días y por mis hijos pequeños y mi situación familiar no podía hacerlo. Llegó entonces el día en que el párroco después de la misa avisó de un seminario que se daría en lugar y sitio conveniente. Yo sabía que me iba a curar de una herida emocional que traía. Sabía que tenía esa herida porque la sentía y porque un psicólogo con el que me había atendido por siete meses, al darme el alta, me había dicho que estaba bien pero que hay cosas que uno trae por lo vivido que no se terminan de borrar del todo. No me olvido más el día que entré al seminario.

Para más divertido me puse en primera fila. Cuando empezaron a cantar y bailar me quería esconder debajo de la silla. Mi formación en el opus no me había ayudado mucho en esta parte. Al rato mirando a Jesús en el sagrario sentí, escuché en mi interior la frase: "a mí me gusta así". La dulzura y humildad con la que fue dicha no la pude repetir nunca. Entonces pensé que si a El le gusta que le bailemos y cantemos así a mí no me iba a importar no sentirme muy cómoda. El es mi amado. Si a El le gusta entonces, adelante. Al segundo día de seminario el Señor me sanó de esa herida y lo sé porque cuando todos estaban rezando en un momento me empecé a sentir muy mal, empecé a llorar.

Entonces noté que una ancianita se ponía a mi lado. Pensé que no quería que ni ella ni nadie me tocara y escuché adentro mío: "por favor, dejame". La voz fue tan dulce, con tanta humildad. Entonces acepté internamente y ahí la señora que estaba a mi lado me tocó el hombro y me obsequió un pañuelo. Ella comenzó a rezar por mí y por mis cosas. Pedía y agradecía. Empecé a sentir la cabeza muy caliente. y otra señora dijo: “el Señor está sanando a una mujer que ...” y dijo muchas cosas mías. Me estaba sanando de una autoestima que dejaba mucho que desear.

Inmediatamente dudé y pensé: "A ver, aquí hay aproximadamente unas cuarenta personas. Unas treinta mujeres. La mayoría de las mujeres de mi edad tiene problema de autoestima por la crianza que recibieron, puede estar hablando de cualquiera. Entonces escuché: "ella siente como si tuviera un pie por encima de la cabeza que la pisa y ella no puede salir de eso". Esa frase fue lapidaria. Así era como me sentía y se lo había hecho saber a la psicóloga una de las últimas veces antes de ser dada de alta. Salí feliz cada día de ese seminario. Por supuesto sigo participando de los encuentros alrededor del Sagrario con otros hermanos (cualquiera puede participar) para alabar, dar gracias, adorar, cantar, y pedir por otros y por mí. De eso se trata, no?

Eliana 







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